Punto G femenino ¿dónde está?
Tiene mucho de mito y no es solo un punto, sino una zona erógena que engloba parte del clítoris, la pared vaginal y la uretra. ¿Qué es exactamente el punto G y cómo explorarlo? Te lo contamos al detalle
El llamado punto G femenino lleva en el universo de la sexología desde los años 50 y debe su nombre al ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg, el primero en sugerir su existencia. Hay mucho de mito en torno a él y es casi un elemento más de la cultura pop: incluso Karol G le dedicó una canción perfecta para indirectas (bien directas). Eres de las que (o los que) todavía se pregunta… ¿existe realmente el punto G de la mujer? ¿dónde está y cómo encontrarlo? Descubrámoslo juntas.
¿Qué es el punto G?
Lo primero que debemos aclarar es que el punto G no es un punto. ¡Empezamos bien! Se trata, en realidad, de una zona erógena que comprende parte del clítoris, la pared vaginal y la uretra. No, no es un botón que se pueda activar y desactivar o que haya que buscar con un mapa del tesoro en versión cuerpo femenino.
Aunque hay divergencia de opiniones incluso dentro de la comunidad científica, estudios recientes respaldan la existencia de una “estructura anatómica” que se puede corresponder con lo que comúnmente conocemos como punto G femenino.
De acuerdo, la llamemos como la llamemos, esta zona erógena existe. Pero, ¿dónde está el punto G de la mujer (y de las personas con vulva)? Se encuentra en el frontal de la pared vaginal, a entre 3 y 5 centímetros de distancia de la entrada de la vagina, y coincide con el final de la parte interna del clítoris -lo que explica su estrecha relación con el orgasmo, del que hablamos largo y tendido aquí, desmitificando esa idea old school del orgasmo vaginal.
Pero, por si fuera poco, la zona G o punto G femenino también está próxima a la esponja uretral y las glándulas de Skene, relacionadas con el squirt y esa reacción de la vagina a momentos de mucho placer (aquí te contamos qué es squirt).
Cómo llegar al punto G
Más de medio siglo de debate a sus espaldas, mucho de mito y otro tanto de realidad. ¿Quién no quiere llegar a su punto G? Primero, algunos tips para reconocerlo: el tejido de la zona es más rugoso que el del resto de la pared vaginal; al estimularlo y debido al flujo de sangre, se endurecerá y se hinchará ligeramente; puede que sientas ganas de orinar en el “proceso de búsqueda”, pero no te asustes, ¡estás en la buena dirección!
Uno de los beneficios de la masturbación femenina es encontrar el punto G. Por tanto, la masturbación y la autoexploración serán nuestras grandes aliadas para llegar al punto G femenino. Un buen punto de partida será tumbarnos boca arriba relajadas e introducir los dedos índice y corazón en la vagina, con la palma hacia arriba y haciendo el gesto “ven aquí”, como se refieren a él, de una forma coloquial y visual, muchas expertas y expertos.
Escuchando a tu cuerpo y dejándote guiar por sus señales (de placer, en este caso) podrás averiguar dónde se encuentra tu zona G -que no es la única zona erógena de tu cuerpo, por cierto.
Ciertas posturas y juguetes sexuales pueden ayudar también a estimular esta zona, pero no hay nada como conocerse a una misma para saber dónde está nuestro punto G… y el A, B, Y o Z.