Trastorno disfórico premenstrual: cuando el dolor antes de la regla se vuelve incapacitante
Ambos tienen una sintomatología parecida: lo que cambia es la intensidad y sus consecuencias
Todas sabemos que los días previos a que nos baje la regla podemos sufrir algunos dolores y cambios de humor, pero, ¿sabías que, cuando estos síntomas son muy fuertes, no hablamos de síndrome premenstrual sino de trastorno disfórico premenstrual?
Tenemos grabado en el ADN aguantar, no decir que nos duele, ponernos las capas de superheroínas y tirar para adelante, pero, ¿hasta qué punto? Hemos pedido ayuda a la ginecóloga Lorena Serrano, colaboradora habitual de Bloom a la que también podéis seguir la pista a través de su Instagram, @hello.gyn, para aprender más sobre el trastorno disfórico premenstrual o TDPM, un desorden que multiplica los efectos negativos del síndrome premenstrual hasta, incluso, resultar incapacitante.
Trastorno disfórico premenstrual: ¿qué es?
Igual que cuando hablamos de síndrome premenstrual (SPM), el trastorno disfórico se caracteriza por una serie de síntomas físicos y emocionales que se dan a partir de la segunda fase del ciclo menstrual y hasta unos cinco días antes de la menstruación.
Sin embargo, la intensidad es más heavy, y eso es lo que lo diferencia del clásico SPM: la hinchazón abdominal, el aumento de la sensibilidad mamaria, la irritabilidad o la tristeza se manifiestan de manera más fuerte, prácticamente no nos dejan ser nosotras en el día a día. De hecho, son estos síntomas emocionales los más marcados: rabia, insomnio, depresión, ansiedad, falta de energía, apatía….
Mientras que el SPM afecta al 75% de las mujeres, este trastorno es mucho menos frecuente (afecta al 3-8%, según Lorena Serrano), pero su persistencia es crónica. De hecho, esta condición es la que se tiene en cuenta para diagnosticarlo: no se trata de síntomas que se tengan unos meses sí y otros no, sino que altera la calidad de vida de quien lo sufre cada mes.
¿Qué hace que una mujer tenga más papeletas para sufrir el TDPM? Lo cierto es que no se sabe con certeza: puede influir la genética, pero también otros factores socioculturales, como los malos hábitos, por ejemplo, el tabaco. También hay que tener en consideración ciertas patologías de las que estemos diagnosticadas, como la endometriosis (sí, el TDPM y la endo pueden guardar relación) o el hipotiroidismo.
Tratamiento del TDPM: del estilo de vida a los anticonceptivos
Según la ginecóloga, a la hora de tratar el trastorno disfórico premenstrual existen diferentes vías. La primera, más conservadora, es modificar el estilo de vida de quien lo sufre y observar si se produce una mejoría. Esto supone, por ejemplo, incluir ejercicio físico regular, meditación, alimentación sana y, en algunos casos, incluso psicoterapia para calmar el dolor premenstrual.
En ocasiones, también puede ser que la doctora o doctor que esté valorando nuestro caso nos recomiende añadir algunos suplementos alimenticios, como el aceite de onagra o la vitamina B6, que, aunque no son una solución milagrosa, sí pueden ayudarnos.
La otra vía, más habitual cuando un caso se considera especialmente grave, es la farmacológica. Por supuesto, esta opción exige sí o sí de la valoración de un médico. En este sentido, lo más común es iniciar un tratamiento a base de anticonceptivos hormonales combinados (es decir, los que tienen tanto estrógenos como progesterona) o, si la paciente no puede seguir un tratamiento hormonal, intentarlo con otros fármacos de la rama de los antidepresivos o ansiolíticos con la justificación de que se trata de medicamentos inhibidores de la recaptación de la serotonina que, además, sí han demostrado su eficacia frente al TDPM.
Trastorno disfórico premenstrual y embarazo, ¿son compatibles?
¿Qué pasa con el baile de hormonas que hay durante el embarazo y el TDPM? Como nos recuerda Lorena Serrano, si estamos gestando, el trastorno disfórico premenstrual no puede producirse, ya que se trata de un desorden que se da en la fase lútea y cuando estamos embarazadas no tenemos menstruación. Esto no quiere decir que nos libremos de los síntomas: sensibilidad mamaria, cambios de ánimo, dolor de cabeza…. No será lo mismo, pero, la verdad, hay puntos en común.
En resumen, el TDPM puede resultar realmente incapacitante, a lo que tenemos que sumar el miedo que sentimos muchas veces las mujeres de quejarnos y ser tachadas de flojas.
Nuestro consejo-bloomer es que escuches a tu cuerpo y no te permitas sufrir. Si durante los días antes de que te baje la regla sientes nerviosismo o ansiedad fuera de lo normal, depresión, mucho cansancio, ataques de pánico, insomnio, dolor de cabeza o hinchazón exagerada, no lo dudes y pide cita con tu médico de cabecera para que evalúe si podrías estar sufriendo un TDPM y te indique cómo afrontarlo y tratar de reducir sus síntomas.