Mucho más que deporte: cuando entrenar es también una forma de conectar y socializar
Ya sea en la montaña, corriendo en un parque o en un box de Crossfit: practicar deporte nos da la oportunidad de compartir experiencias, construir comunidades y forjar amistades duraderas
El deporte es una vía de escape al estrés diario. La rutina de entrenamiento, el esfuerzo físico y la concentración que se requiere en cada actividad nos permite no solo mejorar físicamente, sino mantener el foco en el momento presente, liberar endorfinas y generar una agradable sensación de bienestar.
En este reportaje queremos fijarnos en otra cualidad que tiene practicar actividad física que, además, es cada vez más común: la capacidad de conectar personas. Será que después de unos años de restricciones y distancias obligatorias por la pandemia nos hemos dado cuenta de que compartir experiencias es realmente enriquecedor. O será que nos fijamos más en esas relaciones sociales que surgen de una manera un tanto espontánea cuando compartes un hobbie con otras personas.
Sí, hay mucho lobo y mucha loba solitaria, pero también muchos gimnasios, clubs y grupos de entrenamiento donde además de sufrimiento y sudor se acaba compartiendo algo más.
Estas comunidades fomentan la adherencia al deporte, retroalimentan la motivación y dan ese sentido de pertenencia y camaradería que, en general, tanto nos gusta a los seres humanos.
Para ilustrarlo hemos buscado cuatro historias muy inspiradoras: una pareja de crossfiteros que se dispone a abrir su propio box, una runner que ha creado una comunidad que trasciende ya su propia ciudad, un escalador que conoció a su pareja y grupo de amigos actuales colgado de una pared en la montaña y una doglover que buscaba una actividad que hacer con su perrete y encontró un nuevo entorno social con quien hacer planes.
¿Juntos somos más fuertes?
Christian Arqueros (35) y Laura Martín Cristóbal (32) abrirán dentro de poco su propio centro de CrossFit en Valladolid, CrossFit Utopía. Llevan varios años practicando este deporte y ambos coinciden en que les cambió la vida. Tanto es así que no solo decidieron dar un paso más y competir en esta disciplina, sino que se formaron como entrenadores con la idea de abrir su propio centro y, en el caso de ella, dejar a atrás su profesión como logopeda; en el de él, compaginar esta nueva aventura con su trabajo como enfermero.
“Nuestro objetivo es que cada vez más personas conozcan los beneficios del Crossfit y romper algunos mitos, como que es un deporte donde se levantan ruedas y hay que estar en muy buena forma física para practicarlo”, explican.
El enfoque de su nuevo centro es, de hecho, muy inclusivo: según subrayan, es un deporte para todos, tanto para los niños como para los mayores, porque en todas las etapas de la vida es importante hacer actividad física (especialmente trabajo de fuerza) para tener una mejor calidad de vida. “Tener salud es prevenir la enfermedad, y qué mejor forma de hacerlo que con este deporte que es entretenido y te mejora física y mentalmente”, comenta Arqueros.
Otra de las partes más conocidas del Crossfit es la comunidad que se forma en torno al box, y así pretenden que sea en su nuevo centro. “Tendremos un community corner para favorecer las relaciones sociales tanto antes como después de las sesiones, y facilitaremos la conciliación familiar con zonas y clases especiales para niños. Queremos que sea la segunda casa de los usuarios, no solo un gimnasio”, añade la pareja. Además, aunque se guardan el secreto de cara a la apertura, su idea es crear actividades más allá de las propias sesiones que sirvan para fomentar una red de amistades sana.
Buena vibra y carreras compartidas
Cristina Caballero (33) es diseñadora gráfica de carrera y tiene su propio estudio-agencia de comunicación, La Sobremesa Estudio. Pero, además, hace unos años que tiene una pasión: correr. “Empecé en 2022 animada por cómo lo vivían algunos amigos -explica-, quería ver si yo también era capaz de superarme e ilusionarme tanto como ellos”. Y lo hizo. Decidió narrar su evolución a través de su Instagram personal, donde transmitía tanta pasión que cada vez más personas la seguían y se interesaban por su historia.
“En Zaragoza hay bastantes clubs de running con planificación de entrenamientos, objetivos, sesiones específicas… Algo que a mí se me escapaba por completo. Sin embargo, sí pensé que era buena idea montar algo más social”, cuenta a Bloom. Y así surgieron sus quedadas de runners, aptas para todo el mundo, tanto para quien lleva corriendo mucho tiempo como para quien quiere empezar a hacerlo y no sabe cómo.
Su mente de diseñadora se puso entonces a trabajar en una identidad que fuera divertida y motivadora. “Mucha gente sabe de mi obsesión por los helados, así que relacionar correr con algo que le gusta a todo el mundo y es tan divertido me parecía una buena idea. También era una forma de quitarle seriedad al club, hacerlo más amable y huir de cualquier cosa que tenga que ver con competir. Aquí el objetivo es disfrutar, así que los helados son la excusa perfecta”.
¿El resultado? Gelato Running Club (GRC), que empezó a organizar sus primeras quedadas en febrero de 2024 con pequeñas tiradas circulares en el Parque Grande de Zaragoza un par de veces al mes, una buena ubicación que permite que todo el mundo pueda unirse y hacer la distancia que pueda o quiera sin descolgarse del grupo. ¿Lo mejor? Las bautizó como Mini Milki, haciendo un juego de palabras entre el conocido helado y la prueba de atletismo que se conoce como “milqui” (1.500 metros).
La popularidad creció lo suficiente como para organizar una quedada por semana y crear sinergias con Acho Coffee, elegida una de las 10 mejores cafeterías de España y cuyo dueño, Jose, se interesó por el club y propuso colaborar preparando, en salidas de fin de semana, un pre-entreno. “Quedamos a las 9 en el Acho y nos prepara un café de filtro para activarnos, hacemos nuestro recorrido de unos 6 kilómetros por la ribera del Ebro y terminamos de nuevo en la cafetería, donde Jose nos espera con más café y un buen recovery: zumo de naranja natural, croissants rellenos o focaccias”.
La propuesta fue un éxito: en mayo batieron su propio récord con 45 runners & coffee lovers. Precisamente en esta cafetería Cris conoció a Fran, de StaminUP (un servicio de entrenamiento personal), y surgió otra colaboración. “Son profesionales y, por tanto, las personas indicadas para resolver cualquier duda técnica, por lo que montamos un par de sesiones gratis de técnica y fuerza de carrera que también tuvieron muy buena acogida”, comenta.
Me he dado cuenta de que la gente en general tiene ganas de hacer cosas, de conocer a otras personas, de relacionarse y compartir experiencias… Se valora que se organicen cosas así.
Durante los meses de verano el club se ha tomado un pequeño descanso por imperativo meteorológico, pero el plan de Cris es retomar con fuerza a partir de septiembre los Mini Milkis, las quedadas en el Acho y… ¡lo que surja! De hecho, ya está poniendo en marcha una propuesta más allá de las fronteras de la capital maña: Outdoor Training Society, que confirma la buena vibra entre StaminUp y GRC.
La idea es hacer retiros de fin de semana para poder disfrutar del deporte al aire libre, para compartir experiencias y formación en un entorno natural. El primero ya tiene fecha y lugar: del 4 al 6 de octubre en Valderrobres (Teruel).
Amistades en vertical
Otro deporte de moda con fama de generar comunidad es la escalada. Alberto García (39) es practicante habitual desde 2018. Su primera motivación fue encontrar un deporte que practicar en la montaña más allá del senderismo, por lo que se centró en aprender bien la técnica y el manejo del aparataje para los diferentes tipos de escalada (deportiva, clásica y en hielo). “Estar colgado en una pared me servía para desconectar o parar mi cabeza, que está todo el día dando vueltas a diferentes temas”, explica.
Cuando pasó a formarse en tecnificación de escalada surgió, de manera totalmente espontánea y no esperada, esa pequeña comunidad derivada de un club de montaña bastante familiar. “Se acabó creando un pequeño grupo de cuatro parejas, de las que al menos tres nos hemos conocido en este ámbito”. Para ellos la escalada, más que un hobbie o un deporte, ha pasado a ser prácticamente una forma de vida. Alberto comenta que unas veces la practica por pura desconexión y otras como ocio entre amigos.
Deporte con tu mejor amigo… donde hacer amigos
Y, para terminar, un deporte algo menos conocido que, en realidad, no es para humanos, sino para sus perros. Vanesa Hernández (46) llevaba 11 años viviendo fuera de su ciudad y se encontró con un entorno bastante cambiado. Coincidió entonces con “la amiga de una amiga” que le habló del Agility, una buena opción para practicar algo nuevo junto a su compañero perruno, Zoco.
Aunque su idea original no era conocer gente, lo cierto es que su vida social dio un giro de 180 grados. Muchos de sus compañeros de deporte son ahora, siete años después, amigos muy cercanos. Además de las salidas para competir, organizan otros planes de ocio en los que, por supuesto, hay sitio para los perros de todos.
“A día de hoy tengo, además de un hermano para Zoco (otro perro llamado Elmo), un grupo de amigos nuevos que vienen exclusivamente del Agility”, afirma. Además, forma parte de la junta directiva del club, desde donde intentan organizar actividades al margen de los entrenamientos y competiciones, como dar paseos por la naturaleza. “Es una comunidad abierta en el sentido de que todos los que entramos ahí tenemos un interés común que además suele estar vetado en muchos ámbitos, que son los perretes”. Y eso se nota dentro y fuera de las fronteras del propio club, ya que en las competiciones, donde se juntan personas (y perros) de diferentes sitios, se percibe esa sintonía, ese buen ambiente.