Desconexión, amistades y una suerte de campamento para adultos: qué esperar de un retiro de yoga
Una oportunidad para desconectar de la rutina, reconectar contigo misma y conectar con personas con intereses similares
Seguro que en el último año has sentido más de una vez que la rutina te consumía, que el estrés te estaba robando la energía y que necesitabas un descanso. Vivimos en la era multitasking en la que todo pasa muy deprisa y a menudo pasamos por la vida con el piloto automático, pensando simplemente cuál será la siguiente casilla. ¿Alguna vez has pensado lo poco respetuoso que resulta para con una misma no permitirse un tiempo para ser?
Un retiro de yoga es una escapada diseñada para profundizar en la práctica del yoga y la meditación, generalmente ubicada en un entorno natural y sereno. Pueden durar desde un fin de semana hasta varias semanas y ofrecen un espacio para la desconexión de la vida cotidiana y la reconexión con el yo interior.
Evidentemente no fueron estas cuestiones las que me planteé de manera explícita cuando me apunté a mi primer retiro de yoga, pero, tras varios años y experiencias, sé que era eso lo que me pedía el cuerpo, ese desconectar para conectar que ya es carne de meme. Ahora sé que cada práctica es un acto de amor propio y que estas escapadas son mucho más que una búsqueda espiritual, como seguramente piensa mi entorno cada vez que digo a dónde voy. En los retiros encuentro un espacio seguro donde ser sin prejuicios, seguir profundizando en el yoga, encontrar esa calma que a menudo se queda sin un hueco en mi agenda y personas con las que compartir charlas y risas.
Los retiros de yoga suelen tener una estructura más o menos similar: se comienza el día con una práctica de yoga (o bien meditación o bien pranayamas y/o yoga suave para despertar al cuerpo) al amanecer, hay diferentes talleres, actividades al aire libre (si el clima lo permite), momentos de ocio y reuniones en torno a una mesa en la que la alimentación suele ser vegetariana o vegana y muy sensorial. A partir de ahí, una misma decide cómo quiere (o puede) participar en el retiro, si de una manera más introspectiva, quizá compartiendo con el resto de participantes o alternando según pida el cuerpo. Es un momento de escucharse y ser como no siempre se tienen en la vida cotidiana (esto me fascina).
Una celebración de la vida
Perdonad si con este título me paso de mística, pero es que lo siento así. Un retiro de yoga es, de verdad, una fiesta, aunque quizá no tiene nada que ver con la idea que asociamos a esta palabra. No hay alcohol, no hay música alta, no hay ropa de fiesta. Es otro tipo de celebración: festejamos la vida con prácticas de meditación, respiración consciente, asanas y talleres o charlas interesantes. Buscamos ese bienestar holístico con comida nutritiva, deliciosa y saludable, caminatas meditativas, canto de mantras o pura contemplación del ahora. Un retiro de yoga es, ante todo, presencia. Es aquí y ahora.
Participar en un retiro de yoga es regalarte la oportunidad de desconectar de la rutina, recargar tus energías y regresar a tu vida cotidiana con una perspectiva renovada, un corazón ligero y una mente despejada. Es una inversión en tu bienestar que, más allá de cualquier lujo material, te dará herramientas para vivir una vida más plena y consciente.
Más que una moda pasajera (soy consciente de la enorme oferta que hay en la actualidad) o un lujo para algunas privilegiadas (también sé que hay precios desorbitados) es una inversión en nuestro bienestar físico, emocional y espiritual. Te dejo algunas razones por las que, si esta opción ha resonado en ti de alguna manera, podrías considerar probar la experiencia de un retiro de yoga:
Razones para apuntarse a un retiro de yoga
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Desconexión
Sí, es la palabra que más veces se repite en las descripciones. No obstante, cada una decide cuánto quiere o puede desconectar. Seguramente quien lo guía te recomiende que te olvides un poco del móvil para estar más presente, liberarte de las distracciones y concentrarte en tu mundo interior. No obstante, la decisión es tuya.
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Bienestar mental, físico y espiritual
La combinación de ejercicios de respiración (pranayama), meditación, yoga físico (asanas o posturas), la alimentación saludable y el entorno nos ayuda a desintoxicar el cuerpo y la mente, especialmente para quienes vivimos en entornos urbanos. Es increíble cómo la tranquilidad te recarga de vitalidad.
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Comunión con la naturaleza
No hace falta que te abraces a un árbol ni que camines descalza (a menos que quieras hacerlo), pero los retiros de yoga suelen ubicarse en fincas en las que el entorno es importante. Montañas, bosques, playas… Ese contacto con la naturaleza nos recuerda nuestra a interconexión con el mundo y nos ayuda a (re)encontrar armonía.
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Crecimiento personal
No esperes que un retiro de yoga te cambie la vida o haga los efectos en dos días que tiene hacer terapia durante años, especialmente si no acudes a él con los brazos abiertos y la mente flexible. Es, «simplemente», un espacio donde se puede encontrar ese tiempo para ordenar las ideas o para poner los pensamientos un poquito en pausa, donde las máscaras no hacen ninguna falta.
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Lleva tu práctica un poquito más allá
Si acudes regularmente a clases de yoga en alguna escuela es posible que ya hayas sentido en tu propia piel los beneficios de esta disciplina milenaria. Sin embargo, las clases de una hora u hora y media apenas muestran una pequeña parte de lo que es el yoga en general. ¡Imagínate todo lo que te queda por descubrir!
Un retiro de yoga es una oportunidad de asomarse con más tranquilidad y probar, quizá, ejercicios de respiración o meditación para los que no siempre hay tiempo en las clases.
En nuestra cultura occidental, a menudo se nos enseña a desconectarnos de nuestros cuerpos y a priorizar las demandas externas sobre nuestras propias necesidades. El yoga, con su enfoque en la alineación, la respiración y el movimiento consciente, nos invita a regresar a nuestro cuerpo, a sentirlo y a honrarlo.
Despierta tu energía, encuentra la calma
Marta Corrionero es fundadora y profesora de Yoga Ganesha. Hace cinco años que organiza retiros a través de su escuela y le he pedido que nos cuente cómo se vive un retiro desde el otro lado. Según su experiencia, quien acude a un retiro suele buscar un lugar donde relajarse, llenarse de energía o profundizar en la práctica de yoga y encuentra un lugar seguro, de paz, alejado del bullicio, con una rutina basada en el autocuidado de verdad, con prácticas de yoga, meditación, talleres, alimentación saludable y tiempo libre. «Casi siempre se generan vínculos muy significativos y duraderos”, señala.
Por supuesto, se trata de una experiencia muy personal a la que ella recomienda enfrentarse sin expectativa alguna, solo desde la libertad, la flexibilidad, sentirse una misma y dejarse fluir. “Como organizadora, vivo estos retiros con mucha alegría, aunque también con gran responsabilidad -admite la maestra de yoga-. Implica mucho tiempo y energía, prestar mucha atención a los detalles para que todo el mundo tenga la mejor experiencia”.
Es muy bonito ver cómo las personas se van transformando. Para mí es un regalo porque también me beneficio de esa energía y de la práctica en estos retiros. Conecto con las personas y cada experiencia es diferente”
Cómo elegir un retiro de yoga
Si alguna vez has estado tentada de hacer un retiro, es posible que la primera pulsión haya sido buscar en Google. Los resultados son tan infinitos como variopintos. Corrionero recomienda parar un momento a pensar qué es lo que realmente estamos buscando: ¿Desconectar en un entorno natural? ¿Profundizar en algún aspecto del yoga? ¿Algo más espiritual? Una vez que tenemos claro si lo que queremos es pasar unos días en completo silencio, combinar el yoga y el surf o disfrutar de unos días de práctica más “para todos los públicos”, es aconsejable investigar un poco quién lo organiza. “Contactaría con la escuela, vería si hay feeling con la profe, revisaría el programa y preguntaría todas las dudas antes de lanzarme”, sugiere.
Consejos para elegir un retiro de yoga
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Algunos retiros se centran más en la práctica física del yoga, mientras que otros pueden enfocarse en la meditación, el desarrollo personal o incluso en talleres creativos. Elige el que resuene más contigo y tus necesidades actuales.
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Investiga un poco quiénes son los profes y su experiencia. Revisa opiniones y testimonios de personas que hayan asistido a retiros anteriores.
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Dónde es y cuánto dura. Hay retiros de un día, de fin de semana, de una semana completa o incluso más largos. También pueden ser en la montaña, en una zona de costa o incluso en otro país.
Marta, como buena profesora de yoga, hace un llamamiento también a nuestra intuición, porque es de ahí de donde nace esa búsqueda personal. Y es que, sobre todo si ya vives una vida de yoga, puedes tener la sensación de cuál es tu lugar y tu momento, así como de todo lo contrario. “Si es la primera vez que vas a ir a un retiro te diría que te dejes llevar y experimentes. Que intentes desconectar para pasar esos días con la mente relajada y que prestes atención a la belleza de lo sencillo”, propone.
Sí, en los retiros también se hacen amistades
De alguna manera, aunque desde fuera parezca muy espiritual y místico, un retiro también es un poco un campamento en la edad adulta. Es habitual que el grupo no supere las 10-15 personas y que se comparta el dormitorio, por lo que es relativamente fácil acabar compartiendo risas y confidencias con personas completamente desconocidas a las que quizá a partir de entonces llamaremos amigas. Por qué no.
El ambiente de un retiro de yoga está impregnado de una energía de apoyo y aceptación. Y, sí, aunque a veces una vaya buscando un poco de tiempo consigo misma, o silencio, puede que allí descubra que solo necesitaba silenciar su rutina, y se anime a participar activamente en charlas interesantes y divertidas. Los grupos -aunque en su mayoría suelen ser de mujeres, como pasa en las escuelas- son muy heterogéneos: hay personas de diferentes edades, con vidas posiblemente muy diferentes a la tuya, con anécdotas interesantes que pararse a escuchar… con quienes, al final, compartes ese hilo conductor que es el yoga que es capaz de romper con los prejuicios o barreras que igual te encontrarías en la “vida real”. Aunque al menos sea por unos días, esta comunidad puede ser una red de apoyo y sostén.
Al finalizar un retiro de yoga, es habitual experimentar esa sensación de renovación. Vuelves distinta de alguna manera. Da igual si apenas te dura unas horas porque la realidad llega pisando fuerte. Has dejado fuera por un tiempo el estrés y las preocupaciones para abrazar una versión más centrada y equilibrada de ti misma.
Este renacimiento no solo es personal, sino también colectivo: al volver a nuestras vidas diarias, llevamos con nosotras la paz, la fuerza y la claridad que hemos cultivado.
Si esto te resuena de alguna manera y es tu momento, ¡hazlo! Estoy segura de que la experiencia merecerá la pena.