
La empresa sigue siendo un club de hombres. Estas mujeres han encontrado la puerta de entrada
En el marco de la Barcelona Woman Acceleration Week, hablamos con quienes no solo han encontrado su espacio, sino que han hecho sitio para más directivas
Caminar por el mundo empresarial no siempre es fácil, seas hombre o mujer. Pero en el segundo caso, la falta de referentes puede ser muchas veces una cuestión determinante: sin modelos a seguir —o figuras que te abran paso—, el sendero se hace más arduo y solitario.
Afortunadamente, en las últimas décadas esto ha cambiado y son muchas las mujeres que inspiran a otras mujeres. La Barcelona Woman Acceleration Week (BWAW) es una buena muestra de ello. Un año más, ya por quinta vez, esta cita impulsada por el Consorci de la Zona Franca de Barcelona (CZFB) en colaboración de la Fundación Incyde de las Cámaras de Comercio de España, ha reunido a 71 speakers de alto nivel para debatir sobre la paridad en el mundo empresarial, la igualdad de oportunidades, el liderazgo y la promoción de la mujer en ámbitos como el educativo o la industria 4.0., entre otros.
Allí también ha estado Bloom, no solo como media partner del evento, sino para participar, a través de nuestra directora, Andrea Aznar, en la sesión “Ellas en la ciencia: inspirando generaciones”, donde tuvo la oportunidad de presentar a mirIAm, una inteligencia artificial concebida para resolver nuestras dudas de salud.
Esta IA es el resultado de años de trabajo en divulgación, sabiendo que la medicina no siempre ha estado caracterizada por su perspectiva de género (recordemos, por poner un ejemplo, que la primera vez que se estudió el clítoris fue en 1998, es decir, antes de ayer) y que consultar en Google no es la mejor opción —ni la más rigurosa— para conocernos mejor. “Es una IA hecha por mujeres y entrenada para ser empática, para generar entendimiento”, explicó Aznar.


La curiosidad fue la inspiración para crear Bloom; la curiosidad compartida de muchas mujeres que nos hacíamos las mismas preguntas.
La que contó con la participación de Bloom fue una de las 15 sesiones de debate celebradas entre el 4 y el 6 de marzo en BWAW, en las que representantes de instituciones públicas y privadas, grandes corporaciones internacionales, pymes y startups españolas pudieron presentar sus proyectos y conversar acerca de los retos a los que se enfrentan hoy en día para dinamizar y acelerar la igualdad de género.
Solo el 10% de las startups a nivel global fueron creadas por mujeres en 2024. En Cataluña hay 2.200 startups, y en el 35% de ellas al menos una mujer forma parte del equipo fundador.
Hemos aprovechado la presencia de Bloom en el evento y su cercanía con el 8M para tomar el pulso al ámbito empresarial. Así, hemos preguntado a tres participantes de la BWAW qué rol ocupa el feminismo en este sentido, cómo llevan su papel de referentes y a quiénes tienen ellas mismas como inspiración, entre otras cuestiones.
A continuación, recogemos los testimonios de Mirian Izquierdo, presidenta de la Fundación Woman Forward, una institución sin ánimo de lucro cuya misión es dar valor al talento femenino en las organizaciones a través de la formación y la investigación; Inmaculada Sánchez Melchor, directora de proyectos de Ingeniera Soy, asociación para el impulso de las mujeres y los jóvenes en áreas STEM, y directora de First Lego League España, un programa educativo a nivel internacional que potencia vocaciones tecnológicas en niños, niñas y adolescentes; y María Barranco Chaves, presidenta de ASODAME, una asociación que apoya a las mujeres en los negocios con más de 30 años de trayectoria.


Liderar con propósito
Aunque ya no es una rareza, ver a mujeres en puestos de liderazgo tampoco es la norma. ¿Hay una especie de fórmula mágica para llegar a determinados puestos? Para Izquierdo, su trayectoria es el resultado de una sólida formación académica, experiencia en diversas áreas de gestión empresarial y una visión muy clara acerca de la importancia del liderazgo diverso y sostenible: “He trabajado en sectores estratégicos, desarrollado proyectos internacionales y he tenido la oportunidad de formar parte de consejos de administración, lo que me ha permitido comprender los desafíos y oportunidades de la gobernanza corporativa”, explica.
Además del aprendizaje constante y los retos para continuar avanzando, Sánchez Melchor destaca la gran pasión que ha puesto a lo largo de toda su vida laboral como lo que le ha llevado a buscar —y encontrar— aquellos espacios donde generar un impacto real. “Liderar no es solo dirigir, sino inspirar y abrir puertas para que otras personas puedan crecer”, afirma. Precisamente sobre el papel de otras personas incide Barranco, que hace referencia a la importancia de contar con equipos bien cohesionados para alcanzar los logros, tanto colectivos como individuales. “He tenido equipos mixtos, pero siempre he tenido en cuenta el talento femenino. Según mi experiencia, las mujeres nos implicamos más”, comenta esta última.


¿Mayor presencia femenina = más mujeres líderes?
Si hace unos años el concepto de liderazgo femenino se asociaba a esa necesidad de adoptar estilos de gestión tradicionalmente masculinos para que las mujeres fuéramos “aceptadas” en estas posiciones, hoy estamos viendo que va ganando terreno un abordaje que pone el foco en la diversidad de estilos, en la colaboración y en la innovación.
A pesar de estos avances, las barreras persisten. Según una de las investigaciones de la fundación que preside Izquierdo, aún hay dos tercios de hombres directivos que miran con peores ojos a las mujeres que ocupan puestos altos en comparación con sus análogos masculinos. Aún así, ella considera que hay un mayor reconocimiento del valor que aporta esa diversidad en la toma de decisiones, lo que ha impulsado un cambio cultural en muchas organizaciones.
La clave está en la acción, indica: “Es fundamental implementar políticas de igualdad efectivas, dotadas económicamente, promover la presencia de mujeres en sectores que presentan segregaciones verticales u horizontales, posiciones de decisión desde etapas tempranas de su carrera y fomentar modelos de liderazgo sin silos”. Esta visión la comparte Sánchez Melchor, para quien el liderazgo que lleva el apellido de femenino hoy en día se reconoce por su “capacidad de inspirar, colaborar y generar impacto desde la empatía y la diversidad”.
Pero ¿realmente se ha equilibrado la balanza del poder? ¿O es que los hombres continúan ocupando los puestos de mando, pero se rodean de equipos eminentemente femeninos? Barranco lo tiene claro: “Esta es la fórmula que cada vez se repite más: mujeres jóvenes, muy preparadas y comprometidas, pero es el hombre quien está al frente”.


Las mujeres llegan alto, pero, ¿a lo más alto?
Cuando la toma de decisiones es un terreno históricamente dominado por hombres, es complicado hacerse paso y obtener reconocimiento. “Las mujeres debemos demostrar una y otra vez nuestra valía, mientras que nuestros colegas masculinos son percibidos como líderes de forma más natural”, afirma Izquierdo.
A lo largo de su trayectoria, ha vivido en primera persona lo que significa romper el llamado techo de cristal. Destaca tres hitos en los que sintió que estaba marcando una diferencia: cuando logró restablecer la libre circulación de leches fermentadas en la Unión Europea, cuando fundó la plataforma Xportplus.net (un innovador proyecto de I+D+i para la digitalización del comercio exterior) y, por supuesto, con la creación de Women Forward, una fundación donde siente que contribuye a visibilizar y transformar la manera en la que las empresas abordan la igualdad. “Cada vez que una mujer accede a una posición de liderazgo que antes parecía inalcanzable se están estableciendo las bases para alinear mejor estratégicamente la organización”, sostiene.
Barranco coincide en que los obstáculos existen, y que ella lo ha intentado compensar a base de trabajo constante. A pesar de eso, sí cree que ha encontrado posiciones directivas a las que habría podido optar si hubiera sido hombre. Deja con esto entrever un patrón que se repite a la hora de acceder a posiciones más altas: “He roto techos de cristal, pero podía haber roto más. Vas ascendiendo, ocupando líneas, pero llega un momento en el que se te tiene que dar la máxima confianza para ocupar el cargo más alto, y no pasa. En mi caso no sé si tuvo algo que ver con la edad en la que se supone que puedes quedarte embarazada. No lo sé. El caso es que no se me dio la opción”.
Precisamente sobre la maternidad, o, mejor dicho, sobre la no maternidad, la directiva también tiene algo que contar en primera persona: “No sé si haber sido madre hubiera podido ser un obstáculo. Cuando tocaba decidir si quería tener hijos o no, estaba en un momento profesional de alta exigencia, así que finalmente lo descarté. Elegí no ser madre”, relata.


En cambio, la experiencia de Sánchez Melchor tiene un tono diferente. Asegura que nunca ha sentido que ser mujer fuera un obstáculo en su carrera y que siempre ha tenido suerte de formar parte de entornos donde ha sentido que su capacidad y talento eran valorados por encima de cualquier estereotipo. “Para mí, romper el techo de cristal ha sido más una cuestión de mantener la visión fija en mis objetivos y no desviarme por las expectativas ajenas”, afirma.
Las mujeres que inspiran no tienen una entrada en Wikipedia
Cuando preguntamos por los referentes que han tenido, lo primero que se viene a la cabeza de las entrevistadas no son empresarias de primer nivel ni líderes internacionales, sino aquella inspiración que encontraron en su casa, en la escuela, en la universidad. Barranco no lo duda: “Mi gran referente ha sido mi madre”. Izquierdo salta una generación y menciona a su abuela, que inculcó en sus tres hijas la consigna de que siempre fueran independientes económicamente.
Sánchez Melchor menciona a las profesoras que le transmitieron el valor del conocimiento, a las compañeras con las que ha compartido estudios o entornos laborales y a las niñas con las que trabaja a diario y que se entusiasman con las disciplinas STEM, seguramente sin saber que están rompiendo barreras y demostrando que el talento no tiene género.


Acompañar para crecer
A través de Vistage y su fundación, Izquierdo ha acompañado a muchas mujeres en su desarrollo profesional y ha sido de gran ayuda para que estas definan sus estrategias de crecimiento, a fin de superar barreras y acceder a posiciones de liderazgo. “Es una de las partes más gratificantes de mi carrera —explica—. Creo firmemente en el valor de la mentoría como herramienta para acelerar el cambio y construir una cultura empresarial con más valor en diferentes ámbitos de la organización”.
Estas guías, junto con unas redes de apoyo fuerte y una formación específica, son la receta perfecta para preparar a las mujeres de cara a que entiendan las claves del negocio y el sector y, así, puedan ocupar roles estratégicos. Esa misma convicción la comparte Barranco, quien sigue dedicando parte de su tiempo a hacer mentorías a varias socias de ASODAME. Y es que, en el camino hacia el liderazgo, contar con la guía de alguien que ya ha transitado ese recorrido puede marcar la diferencia.
Pero la mentoría no solo transforma trayectorias profesionales, sino que también impacta desde edades tempranas. Sánchez Melchor lo vive a diario en Ingeniera Soy y en la FIRST® LEGO League, donde acompaña a niñas en su crecimiento personal y académico. “Compartir aprendizajes y ver cómo crecen su confianza y habilidades es, sin duda, la mayor satisfacción de mi vida profesional”, afirma.


Confianza y red: las bases para empezar (y crecer)
Para acabar, les pedimos a las tres participantes de BWAW que nos compartan sus consejos para las mujeres que empiezan. “Que confíen en su talento y no tengan miedo de ocupar su espacio”, recomienda Izquierdo. Una idea que refuerza Sánchez Melchor: “La confianza es clave, incluso cuando las circunstancias parecen desafiantes”. Y es que, además de los obstáculos externos que encontramos, muchas veces nosotras mismas —por la educación que hemos recibido, por los mensajes que nos han calado— somos quienes nos ponemos etiquetas limitantes de las que nos tenemos que despojar urgentemente.
Tenemos que estar convencidas de que podemos y trabajar en la línea de demostrarlo. Y, por supuesto, seguir avanzando creando modelos, precedentes, ayudándonos entre nosotras, dándonos visibilidad.
Por eso también es importante, además de dejarse acompañar por quienes ya han recorrido buena parte de ese camino, rodearse de personas que impulsen su crecimiento y no temer cuestionar el statu quo.