Purplewashing: cuando el feminismo se convierte en un reclamo y empaña nuestras reivindicaciones

Llega el 8M y muchas marcas y compañías hacen suyos los valores del feminismo. Pero ¿con qué propósito? Aprendemos juntas a identificar el purplewashing

marzo 8, 2022 Escrito por Eva Gracia

Coordinadora web de Bloom. Graduada en Periodismo por la Universidad de Zaragoza. Redactora especializada en salud femenina, salud mental, estilo de vida y temas sociales. Ha colaborado en el Observatorio BLOOM sobre ITS en mujeres en España.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

No falla: cuando se acerca la fecha señalada en el calendario -rotulador morado mediante- del 8M, el feminismo y la mujer (así como un concepto general, simple y uniforme) capitalizan la conversación. En los medios de comunicación, en las publicaciones de Instagram y hasta en las novedades a la venta de muchas marcas.

Pero a nosotras no nos ciega el brilli brilli: se disparan nuestras alarmas y sabemos que ha llegado, casi como una fruta de temporada, la época del purplewashing. ¿En qué consiste y cómo reconocerlo? Estas son las claves para desenmascararlo.

Purplewashing para principiantes: cómo reconocer este fenómeno

La terminación -washing hace referencia al blanqueo o apropiación, a través de la comunicación en general y las redes sociales y el marketing en particular, de diversas causas sociales.

Con greenwashing se explica cómo algunas compañías hacen suyo el discurso de la sostenibilidad a través de acciones que se quedan en la superficie. Con pinkwashing nos referimos al modo en que muchas marcas aprovechan el activismo LGTBIQ+ para atraer a consumidores ligados a esta causa. Y con purplewashing hablamos de los mecanismos que marcas e instituciones utilizan para vincularse al feminismo durante el mes de marzo y, después, si te he visto, no me acuerdo, color morado.

purplewashing feminismo

Reconocer las señales del purplewashing no siempre es fácil. Los mecanismos que lo articulan son complejos y están tan integrados en nuestro día a día que hay que hacer todo un ejercicio de observación crítica -con las gafas violetas puestas, por supuesto- para identificarlos. ¿Cuándo empezar a sospechar? Allá vamos.

Tres señales para identificar el purplewashing

  • Una marca o empresa, que durante todo el año no dice ni mu sobre los derechos de las mujeres, lanza un producto para “celebrar el día de la mujer”. Aquí cabe preguntarse varias cosas: ¿hay un objetivo lucrativo detrás? ¿se trata de un artículo solidario cuyos beneficios se destinan al 100% a una asociación comprometida con la causa? ¿cómo y en qué condiciones se ha fabricado ese producto? Esto último es especialmente relevante: cuando hablamos de feminismo, igualdad y vida digna lo reclamamos para todas las mujeres, incluidas aquellas que, en un país que nos resulta remoto, fabrican en condiciones pésimas lo que después compramos envuelto en un delicado y atractivo papel malva. La revolución será transversal, interracial y global… o no será.
  • Una institución cambia su avatar en redes sociales y tiñe su logo de morado. OK, pero ¿cuál es su política de igualdad, de conciliación y para con sus empleadas?
  • Las redes sociales de una firma o compañía se llenan en la primera quincena de marzo de charlas con mujeres inspiradoras. Está genial dar voz al talento femenino y visibilizarlo, pero ¿se mantiene ese compromiso durante todo el año o se trata simplemente de un ejercicio de newsjacking (cuando las marcas emplean la actualidad para ganar notoriedad)?
politicas feministas

Como se preguntó hace unos días la ilustradora Noemí Rebull, detrás del irónico y reivindicativo perfil de Instagram @la_mandanga, en un reel en el que ilustraba el fenómeno del purplewashing, ¿y el resto del año, cari?

Ahí está el quid de la cuestión: ese compromiso con el feminismo, para ser real y aportar valor, debe ser una constante, no una acción puntual con motivo del 8M. Y debe hacer pie en la piscina, no solo nadar en la superficie. Esto es: traducirse en condiciones dignas e igualitarias para las trabajadoras y resultar coherente con los valores que la marca o empresa tienen.

En un reciente post de Instagram, Esther Hijano, en su cuenta Publicitaria con propósito, lo resumía contundentemente.

“¿Quieres hacer algo como marca el 8M? Antes de querer ser parte de la comunicación de este día, piensa: ¿qué estás haciendo día a día por las mujeres dentro de tu empresa? Si la respuesta es ‘nada’, no comuniques. Porque una verdadera marca con propósito comunica aquello que es y para lo que trabaja, no para ‘sumarse a la conversación’. Haz cambios reales en tu empresa y aparca la idea de sacar productos especiales o mensajes vacíos. Si de verdad te importa, proponte ser un referente y ayudar al cambio”. Amén.

Reivindicaciones bloomers para los 365 días del año

El propósito de Bloom es abordar la salud femenina para todas, accesible, sin tabúes, y durante los 365 días del año, no solo en fechas señaladas. Y, afortunadamente, cada vez hay más medios y compañías que comparten este sentir y que tienen a las mujeres, con su diversidad y complejidad, en el centro de sus propuestas, acciones y valores.

feminismo medios

¿Nuestras reivindicaciones, en marzo y siempre? Aquí va una representativa representación.

  • Derecho a elegir y decidir sobre nuestro cuerpo. Esto es: aborto seguro y libre, pero también libertad sexual en su sentido más amplio y perspectiva de género en las políticas sanitarias.
  • Una lucha feminista transversal, antirracista y para todas. Sin sesgo por posición económica, edad u orientación sexual.
  • Derecho a ser madres o no serlo. A no tener que justificar nuestras elecciones en torno a la maternidad.
  • Por una crianza respetuosa (para nosotras, pero también para nuestras hijas e hijos), con permisos de maternidad que de verdad faciliten la conciliación. ¿Por qué se recomienda la lactancia exclusiva en bebés hasta los seis meses y las bajas de maternidad (al menos, en España) son de solo 16 semanas? Las cuentas no nos cuadran.
  • Una igualdad real en el trabajo, que nos permita romper el consabido techo de cristal y que no nos lleve a paralizar nuestras carreras en pos de los cuidados.
  • Una legislación que nos proteja de las agresiones machistas y no minimice ni ponga en duda nuestras vivencias.
  • Salud mental para todas. Que superar traumas y buscar nuestro bienestar emocional no sea un privilegio.

Y the last one: un 8M libre de purplewashing y en el que una causa histórica, global y crucial para el desarrollo de una sociedad igualitaria como es el feminismo no se convierta en una estrategia más de ventas y marketing. ¡A por ello, sisters!

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