Síndrome de burnout: cuando el «no me da la vida» afecta a nuestra salud física y mental
Si tu trabajo ya no te motiva, te sientes agotada y con apatía general, puede que sufras el llamado «síndrome de burnout». Te contamos cómo identificarlo y gestionarlo
A menudo escuchamos a quienes nos rodean decir la manidísima frase “no me da la vida” y casi seguro que tú la has pronunciado también unas cuantas veces en el último año. La presión nos supera a casi todas en algún momento de nuestra vida y sentimos que no podemos dar más de nosotras mismas ni laboral ni personalmente.
Hasta ahí todo normal. Pero cuando esa situación nos supera de verdad e ir a trabajar o seguir con nuestra vida cotidiana se convierte en algo que nos angustia o nos da ansiedad, hablamos de un problema mayor que tiene nombre y apellido, que está diagnosticado como una enfermedad y que hay que aprender a tomarse en serio. Es el síndrome de burnout.
¿Qué es el síndrome de burnout?
El síndrome de burnout o síndrome del trabajador quemado es una enfermedad o trastorno mental provocado por el estrés y la ansiedad laboral y que tiene consecuencias graves en quien lo padece, como agotamiento emocional, baja autoestima y conductas negativas hacia los demás en el entorno laboral y en su vida personal.
Antes hablábamos de estrés de forma generalizada cuando alguien se veía desbordado por su trabajo y tenía malas experiencias laborales debido a la falta de compañerismo, la fatiga, el exceso de tareas o la falta de reconocimiento. Por fin, hemos aprendido a distinguir el estrés de la ansiedad y entendemos conceptos específicos como el síndrome del trabajador quemado: no es todo lo mismo, ni conlleva los mismos síntomas, ni necesita el mismo tratamiento.
Todas las que estamos en edad laboral somos susceptibles de sufrir este trastorno, pero tienen más papeletas de caer en el síndrome de burnout personas de edad media que se enfrentan cada día a un trabajo de cara al público o con mucha interacción (como es el caso del personal sanitario o el profesorado) o quienes se la juegan mucho en los resultados, como equipos directivos o deportistas. Por supuesto, el ambiente en el trabajo, las condiciones laborales, el nivel de estrés, las circunstancias personales y la propia personalidad son decisivas para que se desencadene.
El ambiente en el trabajo, las condiciones laborales, el nivel de estrés, las circunstancias personales y la propia personalidad, son decisivas para que se desencadene el síndrome de burnout.
Estos son los síntomas de que estás sufriendo el síndrome de burnout
Los y las expertas coinciden en que los síntomas del burnout se manifiestan de forma muy progresiva, no es algo que ocurra de un día para otro. Poco a poco te vas adentrando en una espiral de desilusión y actitud negativa de la que no te ves capaz de salir (o, al menos, no tú sola).
¿Cómo saber si lo que sientes será pasajero o estás padeciendo el síndrome de burnout? Estos son los síntomas que debes observar con atención para valorar su intensidad y si se prolongan en el tiempo:
- Pérdida de energía y agotamiento físico y mental
- Frustración ante el trabajo y ante tu día a día
- Apatía y pérdida de ilusión por hacer las cosas bien, indiferencia
- Rendimiento bajo y falta de concentración
- Irritabilidad y sentimientos negativos hacia tu trabajo y tus compañeros o tu entorno laboral en general
- Insomnio o alteraciones del sueño continuadas
- Complicaciones psicosomáticas como problemas intestinales o dolores musculares
- Sensaciones de angustia cuando tienes que incorporarte a tu puesto después de unos días de descanso
¿Cómo salir del síndrome de burnout?
Con ayuda profesional se puede salir del síndrome de burnout y de otros trastorno provocados por el estrés. Por eso, el mejor consejo es que te pongas en manos de un especialista (de la salud física, pero también mental) que pueda ayudarte a superarlo.
Alejarse del foco del problema y poner tierra de por medio con el trabajo por un tiempo casi siempre funciona, pero, lamentablemente, en la mayoría de los casos eso no es posible y con la reincorporación del trabajador podrían volver los problemas si nada ha cambiado. Una opción aceptable para alejarse del foco del problema sería una reubicación de la trabajadora o trabajador o una reasignación de sus tareas, aunque no siempre es algo posible.
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Evaluar nuestras aptitudes y tratar de cambiar de trabajo es una buena opción, pero muchas veces quien sufre este síndrome de burnout arrastra el problema hasta otro puesto de trabajo. Está bien empezar de nuevo, pero las enfermedades mentales hay que tratarlas convenientemente y afrontarlas con la ayuda adecuada.
Sabemos que no es fácil pasar por algo así (insistimos en que una psicóloga con la que encajes te podrá ser de gran ayuda), pero hay algunos consejos que pueden servirte para cambiar un poco la perspectiva de tu vida laboral y sufrir menos en el día a día:
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Sola o con ayuda, trata de descubrir exactamente qué parte de tu trabajo es la que te está generando el trastorno. Analizar los problemas ayuda mucho a comprenderlos y superarlos.
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Regula los horarios y trata de llevar una vida ordenada para conseguir estabilizarte y dormir mejor. El insomnio y la falta de descanso contribuyen mucho a acrecentar el estrés.
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Evita situaciones de conflicto en el trabajo, entre compañeros o jefes.
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Trata de dejar los problemas aparcados cuando salgas del trabajo y busca ocupaciones en tu tiempo libre que te hagan sentir bien.
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El deporte es super efectivo para liberar el estrés.
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Yoga, meditación, mindfulness… busca la opción con la que te sientas más cómoda para darle un respiro a tu mente y disminuir la tensión.
El síndrome de burnout está hoy a la orden del día, pero, lejos de normalizarlo y de responder a quienes lo padecen con frases como «todo pasa», «hay quienes están peor» o «al menos tienes trabajo», es importante acudir a la raíz y tratar de buscar una solución integral, porque esta sensación de «trabajador quemado» puede tener implicaciones en nuestra salud física y mental.