5 consejos para elegir psicólogo: todo lo que debes tener en cuenta y cómo saber si necesitas cambiar de terapeuta

Una vez que has decidido ir a terapia tienes ya buena parte del camino recorrido, pues pedir ayuda no es fácil. Ahora bien, ¿cómo elegir psicólogo? Toma nota de nuestros tips

abril 12, 2022 Escrito por Eva Gracia

Coordinadora web de Bloom. Graduada en Periodismo por la Universidad de Zaragoza. Redactora especializada en salud femenina, salud mental, estilo de vida y temas sociales. Ha colaborado en el Observatorio BLOOM sobre ITS en mujeres en España.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

Cuando decidimos empezar a ir a terapia, ya tenemos buena parte del camino recorrido: ser conscientes de que necesitamos ayuda y atrevernos a pedirla no es nada fácil, así que, si has llegado hasta ahí, well done, girl! Ahora bien, en este punto, es normal que otra duda emerja en nuestra cabeza: ¿cómo elegir psicólogo?

No es una tarea fácil, especialmente en la era de la sobreinformación, en la que, con buscar “psicólogo + nuestra ciudad”, nos toparemos con cientos de opciones de profesionales de la salud mental. ¿Cuál será bueno para nosotras? ¿Cómo saber si me ayudará con mis problemas? ¿Y si me equivoco en la elección? Has llegado al sitio adecuado para despejar estas dudas de la ecuación, bloomer.

Cómo elegir psicólogo: 5 tips básicos

Vaya por delante que el clásico “a mi amiga le ha ido genial con esta psicóloga” puede ser una buena señal, pero no la definitiva para elegir terapeuta. Cada una somos un mundo, y mucho más en lo que a salud mental respecta, así que, al plantearnos cómo elegir psicólogo, deberemos tener muy en cuenta nuestras necesidades y casuística personal. ¡Allá vamos!

como elegir psicologo

Confirma que es psicólogo o psicóloga

Puede parecer una tontería, pero no lo es. Actualmente, existen múltiples terapias alternativas y profesiones ligadas a la gestión emocional (como puede ser el coaching), pero si lo que buscamos es un psicólogo o psicóloga, debemos asegurarnos de que estamos ante un profesional con esa titulación. Alguien cuya formación avala una serie de conocimientos y de quien podemos esperar una ayuda y unos recursos específicos.

Busca a un profesional especializado en tu problema

El concepto “salud mental” es amplísimo, igual que las patologías o problemas que podemos padecer. Del mismo modo que no acudimos a la gine para una consulta sobre nuestro sistema digestivo, es importante que, en la tarea de cómo elegir psicólogo, tengamos en cuenta la especialización del o la profesional.

¿Acudes a terapia por ansiedad generalizada? Busca a alguien centrado en esta materia. ¿Un duelo está siendo demasiado complicado de transitar para ti? También hay psicólogos especializados en esto. ¿Tu vida ha cambiado demasiado con la maternidad y necesitas ayuda para gestionarlo? Hay psicólogas expertas en ayudar a mamás primerizas.

Pregunta abiertamente por su método de trabajo

Lo que las y los profesionales de la salud mental denominan abordaje terapéutico es otra cuestión importante si nos preguntamos cómo elegir psicólogo. Y no debe darnos apuro o palo preguntar al respecto. La terapia cognitivo-conductual es la que cuenta con un mayor consenso científico, si bien se puede combinar con otras para tratar trastornos específicos, como puede ser el trauma.

Nada de quedarse con dudas: es importante que, antes de decantarte por un psicólogo u otro, tengas las cosas claras y sepas en qué consiste el método de trabajo de tu futuro terapeuta

¿Qué esperar? Evaluación, diagnóstico y plan de intervención

Una vez comienzas la terapia, la o el profesional elegido deberá dedicar unas sesiones a la evaluación del problema y al diagnóstico. Aquí va una anécdota personal: en mi caso, acudí a terapia por un trastorno de ansiedad, pero, tras unas sesiones, mi psicóloga me diagnosticó trastorno de estrés postraumático. Moraleja: nuestro motivo de consulta puede “esconder” algo más y es importante que el especialista lo evalúe.

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Ahora bien, ese diagnóstico debe ser explicado a los pacientes de forma clara y comprensible. Lo mismo ocurre con el plan de intervención que el psicólogo diseñe para nuestro caso: es importante, primero, que lo haya y, segundo, que lo conozcamos, aunque sea a grandes rasgos.

¡Ojo! Ese plan puede ser un algo vivo, es decir, que evolucione con nosotras, pero también es clave que dispongamos de esa información. Once again, ante cualquier duda, ¡no te cortes en preguntar!

Cuestión de confianza: escúchate

En esto de cómo elegir psicólogo hay algo fundamental: la confianza y el entendimiento entre paciente y especialista. Escucha a tu instinto, pues la sensación de si ese clima se podrá generar o no suele llegar en las primeras sesiones.

Con esa psicóloga o psicólogo vamos a tratar temas muy personales, a veces dolorosos y, en cualquier caso, importantes para nosotras. Por eso es clave que nos sintamos seguras y en confianza con nuestra terapeuta.

Red flags en terapia o cuándo cambiar de psicólogo

cambiar de psicologo

El concepto de red flags o banderas rojas que nos deben poner en alerta no se aplica solo a las relaciones de pareja o de amistad, sino también a las laborales y, por qué no, a las que se establecen en terapia. ¿Cuándo pensar en cambiar de psicólogo? Aquí van algunas señales:

  • Si, en contra de lo que hemos explicado más arriba, no te sientes segura y en confianza
  • Si te ves forzada a hablar de temas que te duelen cuando aún no estás preparada
  • Si te sientes juzgada o criticada por tus acciones, comentarios o creencias
  • Si tu psicólogo o psicóloga se distrae con demasiada facilidad (revisa sus notificaciones en el móvil constantemente, por ejemplo)
  • Si no hay flexibilidad en el plan de intervención: está genial que esa estrategia exista, pero también debe modularse en función de nuestros avances o de lo que nos vaya ocurriendo. Durante la terapia también evolucionamos y nos suceden cosas, y puede ser necesario modificar el plan originalmente establecido.

Dar con una psicóloga o psicólogo con quien nos entendamos a las mil maravillas, nos sintamos acompañadas, guiadas y comprendidas no es fácil. Pero, una vez que eso ocurre, que la terapia avanza y que sentimos mejoría en aquello que nos llevó hasta la consulta… nos topamos con una sensación de lo más gratificante, ¡palabra de bloomer!

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