Gestación subrogada en mujeres en muerte cerebral: la última y horripilante propuesta de explotación reproductiva
Un estudio plantea la posibilidad de utilizar el útero de mujeres en muerte cerebral para la gestación subrogada. Te contamos en detalle las claves de esta polémica que inunda las redes sociales.
Parece que, cada vez que alguien se pronuncia públicamente sobre el asunto de la gestación subrogada, sube el pan, pero es que esta vez el tema ha ido un paso más allá, traspasando los límites de la lógica y la ética y haciendo replantearse el futuro de la maternidad.
El origen de la polémica nace de Anna Smaidor, una doctora en filosofía de la universidad de Oslo, que publicó un estudio titulado “Donación gestacional del cuerpo entero” (‘Whole body gestational donation’ or ‘WBGD’) en la revista Theoretical Medicine and Bioethics, en el que se argumentaba la idea de que las mujeres en estado de muerte cerebral podrían donar sus úteros a la ciencia para ayudar a otras mujeres a ser madres, amparándose en el hecho cierto de que las mujeres en esta situación pueden, biológicamente, llevar embarazos a término con éxito.
Hace unos días, el Colegio Médico Colombiano se hizo eco de este estudio y lo publicó en Epicrisis, su órgano oficial de comunicación, y, después, en su cuenta de Twitter, desatando la polémica con una información que hasta entonces había pasado bastante desapercibida para la opinión pública. Rápidamente, se sucedieron respuestas de voces anónimas y conocidas como la de la Secretaria de la Mujer de Medellín, Angélica Ortiz, tachando de aberración esta propuesta que cosifica deliberadamente a las mujeres como meros instrumentos para tener hijos.
El Colegio Médico de Colombia no tardó en retirar el tuit y disculparse, pero el mal ya estaba hecho y la polémica servida en las redes y en la calle sobre este asunto en concreto y sobre el debate de la gestación subrogada en general.
¿Qué argumentaba el estudio exactamente?
Smajdor, que ya había publicado estudios anteriormente sobre la posibilidad de gestar bebés fuera del útero materno utilizando órganos artificiales, explica en esta tesis el hecho de que el embarazo es una experiencia peligrosa para la mujer que podría llegar a ser fatal. Ante ese hecho, se plantea, «¿por qué no acudir a una mujer en muerte cerebral cuyo útero está en desuso?»
”El embarazo es una experiencia peligrosa que se puede transferir a aquellos que ya no pueden ser dañados”, sostiene. “Para los donantes con muerte cerebral, el concepto ‘fatal’ no tiene sentido: el gestante ya está muerto”, continúa.
“Sabemos que las mujeres con muerte cerebral pueden llevar embarazos a término. ¿Por qué no deberían iniciarse embarazos para ayudar a las parejas sin hijos?”, se atrevería a afirmar con contundencia.
Por si el estudio no fuera ya un bombazo, la bioéticista Anna Smajdor, que sorprendentemente se considera una autorizada voz feminista, aseguraba que, para evitar que las mujeres se sientan cosificadas ante el hecho del uso desnaturalizado de su útero, se puede plantear la idea de que también los hombres en muerte encefálica pudieran albergar un embarazo si se les implantara el feto en el hígado porque este es «un sitio de implantación prometedor debido a su excelente suministro de sangre», algo que evidentemente no está claro que fuera a ser viable anatómicamente y que pondría en peligro al paciente.
¿Cómo de viable sería la idea?
A nivel biológico es viable que mujeres en estado de muerte cerebral lleven a término un embarazo, de hecho hay casos en los que mujeres que estaban embarazadas antes de entrar en estado vegetativo han podido ser madres.
“Aunque una mujer se encuentre en estado de muerte cerebral, el resto de sus órganos siguen funcionando y, por lo tanto, puede seguir menstruando. Si está menstruando podría estar ovulando y por tanto sería ‘posible’ un embarazo, de la misma manera que esa persona hace la digestión con normalidad. Eso sí, sería realmente como una máquina de gestar, sin sentir nada y sin poder intervenir en nada. Solo un bebé creciendo en ese cuerpo con el único objetivo deshumanizado de procrear”, explica Laura Cámara, enfermera, matrona, sexóloga y divulgadora a través de su cuenta de Instagram @ginesex.
¿Dónde queda la parte moral y ética del asunto?
Más allá del marco legal de cada país sobre la gestación subrogada, el estudio plantea la idea de donar el útero en las mismas condiciones legales que se donan otros órganos, es decir, con consentimiento previo por parte de la paciente.
“Parece plausible que algunas personas estén preparadas para considerar donar sus cuerpos completos con fines gestacionales, al igual que algunas personas donan órganos”, rezaba el estudio. A este respecto, Nagore Uriarte, psicóloga perinatal, embrióloga y sexóloga (@lalupadenagore), comenta que, desde un margo legal, todo paciente y donante debe prestar convenientemente su consentimiento para realizar cualquier tratamiento o intervención.
“Pero este tema va más allá de una supuesta fertilidad o vínculo madre-bebé ya que la base de dicho supuesto parte de una premisa totalmente inadecuada, pues esas personas no podrían manifestarse a favor o en contra en ningún caso y ante ninguna situación”
Desde el punto de vista ético y deontológico, la idea de gestar embriones en mujeres en estado de muerte cerebral plantea muchas lagunas porque atenta contra los derechos fundamentales de las personas.
“En caso de no tener en cuenta estas voluntades anticipadas, y que alguien externo proponga usar el cuerpo de las mujeres para la gestación, se pasarían por alto los principios fundamentales de autonomía del paciente, derecho a la información, respeto a la dignidad del paciente, el principio de justicia y de no maleficencia. Y, por supuesto, es probable que se estuviera cometiendo una agresión sexual”, plantea Laura Cámara.
Aunque toda esa parte legal estuviera debidamente argumentada, cubierta y consentida por parte del propietario del cuerpo, ¿qué pasaría con los familiares de los pacientes? ¿Qué consecuencias emocionales y físicas habría para esos bebés nacidos en condiciones desnaturalizadas? ¿Cuál sería el siguiente paso de la ciencia en cuanto a la maternidad se refiere? ¿Dónde se establecen los límites de la moralidad en el futuro de la maternidad?