Mucho más que no tener libido: todo lo que siempre quisiste saber sobre la asexualidad
Exploramos los matices de una orientación sexual algo menos conocida y a menudo estigmatizada
La visibilidad de la diversidad de orientaciones sexuales y la comprensión de la identidad de género han avanzado significativamente en las últimas décadas. Aunque todavía estamos en el camino, es cierto que hoy en día, sobre todo las generaciones más jóvenes, gozan de una visión más completa y respetuosa de las relaciones. Para muestra, nuestro último capítulo del podcast Escuela de Calor con Bruno León, activista trans.
Sin embargo, hay una orientación sexual que quizá no haya avanzado en visibilidad al mismo ritmo que otras: la asexualidad. Ser asexual es también una opción sexual legítima, pero a menudo ha sido ignorada o malinterpretada.
Solo hace falta echar un vistazo a nuestro alrededor para darnos cuenta de que vivimos en una sociedad hipersexualizada: el reclamo del sexo para vender casi cualquier cosa es un lugar común y este parece ser un tema capaz de colarse en cualquier conversación. Si a menudo tratamos la sexualidad como una parte fundamental de la identidad de las personas, ¿en qué lugar se ubican las personas asexuales?
En este artículo nos proponemos explorar en profundidad qué significa ser asexual, cuáles son los mitos más comunes en torno a esta orientación y por qué es igual de importante su visibilidad y aceptación social.
¿Qué significa ser asexual?
Cuando hablamos de ser asexual nos referimos a las personas que experimentan falta de atracción sexual hacia otras. Las personas asexuales pueden sentir atracción romántica, emocional o estética hacia otras personas, pero no sienten el deseo sexual. En ningún caso se trata de una patología, como a veces se quiere hacer entender: es una orientación sexual tan válida como cualquier otra.
La asexualidad es una parte natural de la diversidad humana. Las personas asexuales pueden tener relaciones satisfactorias, tanto románticas como platónicas, basadas en la conexión emocional y afectiva en lugar de la atracción sexual.
¿Cómo saber si soy asexual?
Como ya hemos dicho, la principal señal es la falta de atracción sexual, pero lo cierto es que hay muchas maneras de vivir esta orientación sexual. Puede ser que que no sientas ningún interés por el sexo sin que este te resulte algo desagradable: simplemente no lo entiendes como una prioridad o una necesidad. También puede ser que no te atraiga nadie, independientemente del género, o que quieras tener una relación romántica sin relaciones sexuales.
Ser asexual no significa necesariamente sentirse incómoda ante la intimidad física, aunque es posible que muchas personas prefieran evitar los besos o abrazos. Como en cualquier otra cuestión ligada a la sexualidad, no hay unas reglas comunes: es una experiencia individual donde cada una elige qué es lo que quiere, necesita o le hace sentir a gusto.
La asexualidad no es un trastorno mental que se justifique con traumas o dificultades emocionales. Es fundamental respetar y validar la experiencia de las personas asexuales y no intentar buscar una causa o solución a su falta de atracción sexual. Es una orientación sexual válida y debe ser aceptada como tal.
No tengo libido, ¿soy asexual?
Aunque son dos conceptos que a menudo se relacionan, tenemos que tener que cuidado al identificar falta de libido o deseo con asexualidad. Si bien sí puede ser una característica de esta orientación sexual, también hay personas cuya falta de deseo sexual puede tener otro origen.
Para hablar de asexualidad tenemos que ver un poco más allá y observar si hay falta de atracción sexual hacia otras personas y, sobre todo, si te identificas con esta orientación. Nadie reparte carnets ni tampoco los quita: cada una se ubica en aquella orientación donde se siente representada.
Otro punto a tener en cuenta para comprender la asexualidad es la diferencia entre la orientación sexual y el deseo sexual. La orientación sexual se refiere a quiénes son las personas por las que alguien se siente atraída emocional, romántica o afectivamente. Por otro lado, el deseo sexual se refiere a la excitación sexual y la necesidad de actividad sexual.
Desmontamos mitos sobre la asexualidad
Como todo aquello que no es cisheteronormativo, se enfrenta a una serie de malentendidos y mitos que buscan invisibilizar o invalidar a las personas que se alejan de esa supuesta norma. Estos son algunos de los mitos más comunes en cuanto a asexualidad:
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Es solo una fase.
Error: como opción sexual es intrínseca a la identidad de la persona. Puede variar al igual que cualquier otra, pero no se trata de una fase a superar ni nada por el estilo.
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Las personas asexuales no pueden tener pareja.
Falso: las personas asexuales pueden experimentar amor romántico y mantener relaciones amorosas, incluyendo relaciones de pareja comprometidas. La asexualidad se relaciona con la falta de deseo sexual, no con la falta de amor.
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Asexualidad = celibato / abstinencia
No. El celibato o la abstinencia son elecciones conscientes a las que una persona se une por la razón que sea. No quiere decir que no tenga deseo o atracción, solo que renuncia a tener actividad sexual.
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Es una disfunción sexual.
Para nada. Es una variante natural de la orientación sexual humana, al igual que la heterosexualidad, la homosexualidad o la bisexualidad.
La importancia de la visibilidad y la aceptación de la asexualidad
Como sabes, en Bloom abrazamos todas las orientaciones e identidades y, por supuesto, la asexualidad es una de ellas. Aquí van algunas razones por las que lo hacemos (y te invitamos a que tú también lo hagas):
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Fuera estigmas de una vez
Al reconocer y comprender la asexualidad podemos reducir la discriminación que enfrentan las personas asexuales en su vida cotidiana.
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Todas las identidades son válidas
Solo validando esta orientación podemos permitir que las personas que se ubican en ella se sientan comprendidas en una sociedad que da por sentado que el deseo sexual es una parte fundamental de la vida.
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Visibilizar todas las opciones
Porque, cuanto más sabemos de educación sexual, más sabemos de nosotras mismas y más toleramos las opciones de las demás.