Las chicas buenas van al cielo, ¿las malas a todas partes?

Mariah Oliver rompe moldes al pasar de ser la Madrina de los Latin King a convertirse en una voz poderosa del feminismo.

enero 18, 2024 Escrito por Sara G. Pacho

Redactora de Bloom especializada en salud femenina, estilo de vida y feminismo. Licenciada en Sociología por la Universidad de Salamanca y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Máster en Comunicación como Agente Histórico-Social, especialidad en Lenguaje Audiovisual por la Universidad de Valladolid.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

La figura de la chica mala desafía activamente las expectativas que nos imponen a las mujeres: rechaza la sumisión, la complacencia, se mueve al margen de las normas morales y sociales. Está muy lejos de ese ideal de chica dócil y obediente, cualidades que supuestamente nosotras tenemos de manera natural. Cambia el cuento -literalmente- si hablamos de chicos malos. A ellos, por lo que sea, la agresividad, la dominación y la autosuficiencia les queda bien. No son atributos censurables, al contrario. La doble moral está más que servida. 

Seguro que estas etiquetas te suenan. Son arquetipos muy arraigados en la cultura popular cuya función es perpetuar normas de género que interesan al patriarcado: nosotras responsables y buenas por naturaleza. Únicamente malas por imitación o influencia externa. Ellos, rebeldes sin causa, atractivos y fascinantes. ¿Casualidad? En absoluto: se trata de construcciones  históricamente utilizadas para limitarnos ciertos accesos, desalentar nuestra autonomía sexual y que nos acostumbremos a aguantar lo que no debería en ningún caso ser aguantable.

Están presentes en todos los rincones de la cultura popular, desde los refranes hasta las películas infantiles. De chicas malas va la última charla de nuestra Escuela de Calor, con Mariah Oliver -la primera Latin Queen de España- como invitada.

Latín queen España

Mujer, sé un hombre

¿Qué pasa cuando nosotras adoptamos esos roles asociados tradicionalmente a los hombres? En entornos laborales, por ejemplo, es común ver a mujeres adoptando papeles “de hombre” para poder avanzar en su carrera. Pero no solo se trata de algo impostado: los rasgos de la personalidad asociados a un género u otro son aprendidos. Es por eso que muchas mujeres se sienten naturalmente poderosas, igual que muchos hombres se sienten naturalmente sensibles, por poner un ejemplo del otro lado.

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El feminismo nos abre la puerta a todos y todas para que seamos lo que queramos ser en el ámbito que elijamos libremente.

Cuando ocupamos esos espacios que parecen ser de ellos, llámalo política llámalo esquina de las pesas en el gym, es normal ser señaladas y juzgadas por quien nos entiende como una amenaza, pero también como un modelo que desmonta los estereotipos de género y abre el camino a quienes vienen detrás. 

Mariah Oliver

De reina a redentora

De ser señalada, pero también inspiración va la historia de Mariah Oliver, una madrileña nacida en el 82 a quien el divorcio de sus padres durante su adolescencia supuso un duro golpe que hizo que se refugiara en sí misma y en la música.

Fue precisamente la estética rapera y la causa social y desafiante contra la autoridad de la cultura hip hop lo que le atrajo de los Latin King con tan solo 18 años. Lejos de sentirse vulnerable en lo que diríamos que es sin duda “un mundo de hombres”, se sentía fuerte y poderosa: “Estás del lado de los chicos que todo el mundo mira, de la gente a la que todo el mundo se quiere acercar, y esto te hace sentir en una posición más elevada”, explica. Ser pionera y tener capacidad de líder hizo que se ganara el título de “Madrina”. 

La decisión de unirse a los Latin King se basó principalmente en la estética, la filosofía del grupo y el deseo de pertenencia tan común en la adolescencia.

Mientras la banda crecía y la parte masculina y predominante se preocupaba de perseguir a otras bandas rivales con la violencia como moneda de cambio, ella quiso aprovechar su posición para abrir un espacio de sororidad, apoyo entre mujeres y lucha feminista, desafiando así las dinámicas machistas del grupo. Sin embargo, esa parte de violencia callejera lo inundaba todo. Cuando uno de sus mejores amigos fue asesinado, ella decidió alejarse del grupo. 

Yo al principio pensaba que tenía mucha más autoridad de la que realmente tenía. Lo que yo tenía era un espejo de la autoridad a nivel de grupo: solo la tenía porque quien mandaba de verdad (un hombre), me respaldaba.

Mariah Oliver

Lejos ya de esas dinámicas masculinas y requerida por otras mujeres del grupo, crearon su propia escisión para seguir tejiendo esa red femenina y feminista. A pesar de estas buenas intenciones y de no haber tenido nada que ver con la parte violenta de la banda, Mariah fue detenida años más tarde acusada de asociación ilícita. Así pasó seis meses en prisión preventiva en Soto del Real, en un módulo de aislamiento. En esta conversación nos cuenta cómo fue su experiencia en la cárcel como mujer, desde los productos de higiene a los módulos formativos de cara a la reinserción. 

Actualmente se dedica a la investigación con especial atención a la adolescencia y la importancia de, desde la educación y la familia, no solo estar alerta de algunas amenazas, sino disponibles para hablar de todos los temas que pueden surgir para que, cuando se enfrenten a ellos, tengan una referencia y alguien a quien acudir. 

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