
Por qué las mujeres tenemos tantos gases: causas, dieta y cómo aliviarlos
No es un tema del que nos guste hablar, pero todas conocemos lo que es estar incómoda a cuenta de los gases
Hinchazón, ruidos intestinales, sensación de incomodidad o incluso dolor: desgraciadamente muchas de nosotras convivimos a diario con los gases. Puede que no sea nuestro tema favorito de conversación por vergüenza, pero es algo totalmente natural en nuestro proceso digestivo. Sin embargo, en ocasiones puede convertirse en algo realmente inhabilitante. A continuación, y con la ayuda de Sonia González Bailón, Dietista-Nutricionista y Psiconeuroendocrinoinmunóloga clínica, repasamos qué se sabe sobre este tema desde la ciencia, cuáles son las causas más frecuentes, qué hábitos pueden ayudar y cuándo es conveniente consultar con un profesional.


¿Es normal tener muchos gases?
La producción de gases es un proceso fisiológico tan natural como inevitable. Tal y como explica nuestra experta, nuestro intestino produce y expulsa gases como consecuencia natural de la digestión y de la fermentación de los alimentos por parte de nuestra propia microbiota. Eso sí, lo ideal es “que sean ocasionales, no dolorosos y que no interfieran en la calidad de vida”, apunta. Es decir, «solo» tenemos que preocuparnos cuando son persistentes, excesivos, causan dolor, van acompañados de distensión abdominal, alteraciones en el tránsito (diarrea o estreñimiento) o afectan a nuestra vida social o emocional.
En la mayoría de los casos tener gases no indica ningún problema grave, pero sí puede convertirse en una fuente de malestar cotidiano que merece nuestra atención.
Aunque la dietista-nutricionista no acusa grandes diferencias entre hombres y mujeres, sí asegura que nosotras tenemos una vivencia y percepción distintas. A la vergüenza que podemos llevar de serie por el hecho de ser mujeres, se añade que los cambios hormonales propios del ciclo menstrual también influyen lo que puede hacer que los gases se sientan de forma más intensa y molesta. “Muchas mujeres notan más gases, hinchazón o estreñimiento en la fase lútea o en la menstruación. Por un lado, sabemos que los estrógenos y progesterona impactan directamente en la microbiota y en la motilidad intestinal. Por otro lado, el eje intestino-cerebro es clave: el estrés y la ansiedad pueden alterar la motilidad, aumentar la hipersensibilidad y generar pequeños cambios en la microbiota, lo que empeora la digestión y favorece la aparición de gases o hinchazón”, explica la especialista.


Causas más comunes de gases en mujeres
Aunque solemos poner el foco en los alimentos de manera casi exclusiva, González Bailón, hace referencia a un conjunto de hábitos que afectan a nuestra salud digestiva. “Los hábitos que más contribuyen en la producción de gases son: comer rápido y sin masticar bien, consumir productos ultraprocesados, refrescos, edulcorantes, alcohol y mascar chicles, el sedentarismo…”, señala.
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Cambios hormonales
Durante la fase lútea del ciclo y en los días previos a la menstruación, el aumento de progesterona puede ralentizar el tránsito intestinal, lo que favorece el estreñimiento y la acumulación de gases. Seguro que lo has sentido en tu propia piel o alguna amiga te lo ha comentado: “me siento hinchada justo antes de que me baje la regla”. No es casualidad.
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Alimentación
No, no toda la culpa la tienen las hormonas. Lo que comemos también importa. Los productos ultraprocesados hacen que las digestiones sean más pesadas, pero también alimentos tan saludables como las legumbres, el brócoli o el repollo generan más gases al fermentar en nuestro sistema digestivo.
Es habitual que las mujeres cuidemos más nuestra alimentación y “abusemos” de alimentos ricos en fibra como los anteriormente mencionados. Aunque cada persona es distinta y su microbiota, también, la experta en nutrición señala que este exceso de alimentos ricos en fibra fermentable, como las crucíferas y los alimentos integrales, o el cocinado insuficiente de algunos de ellos (leguminosas, quinoa), influyen.
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Estrés y ansiedad
Cuando estamos estresadas, el sistema nervioso simpático altera la motilidad intestinal y modifica la percepción del dolor. Esto significa que no solo se pueden producir más gases, sino que además los sentimos con mayor intensidad. Sucede muy a menudo en épocas de tensión laboral o emocional.
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Trastornos digestivos
Sí, también hay enfermedades cuyo síntoma son los gases, como, por ejemplo, el síndrome del intestino irritable (SII), más prevalente en mujeres,
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Intolerancias alimentarias
La intolerancia a la lactosa, el déficit de enzimas como la lactasa o problemas con la absorción de fructosa pueden generar una fermentación excesiva en el colon y, sí, unos de los síntomas más frecuentes son los gases que se producen, eso sí, después de consumir estos alimentos.
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Embarazo
Igual que comentábamos con respecto al aumento de la progesterona en algunas fases del ciclo menstrual, sucede en el embarazo, a lo que hay que sumar la presión del útero.
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Otros hábitos de vida
Como pueden ser comer rápido, hablar mientras se mastica, mascar chicle, fumar…


En cualquier caso, siempre se deberá tener en cuenta el contexto y hábitos de la persona, adaptando la alimentación en función de su tolerancia individual (no todos reaccionamos igual).
Cómo reducir los gases
No esperes una receta única e infalible. Cada persona tiene sus propias circunstancias e influyen diversos factores, pero, de manera general, se pueden llevar a cabo las siguientes recomendaciones para tratar de reducir los gases.
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Revisar la alimentación: moderar los alimentos que se perciben como desencadenantes, incorporar la fibra de manera más progresiva (y no de golpe), evitar bebidas carbonatadas y edulcorantes artificiales, como el sorbitol.
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Comer despacio y masticar bien cada bocado. Recuerda que la digestión empieza en la boca.
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Mantener una buena hidratación que ayude al tránsito intestinal y evite la sensación de hinchazón.
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Hacer ejercicio, aunque simplemente sea andar a diario, o hacer estiramientos para favorecer la movilidad intestinal y no acumular los gases.
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Buscar las herramientas necesarias para gestionar mejor el estrés y/o ansiedad.
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Incluir algunos remedios naturales, como las infusiones de manzanilla, hinojo o anís, pueden aliviar de forma puntual la sensación, aunque, ojo: no solucionan el problema de fondo.
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Según la nutricionista, los probióticos pueden ser muy útiles pero requieren de una selección adecuada. No todos sirven para lo mismo y el mercado está saturado de estos productos, así que conviene dejarse aconsejar por un profesional


Es importante evaluar y analizar bien las causas de ese disconfort digestivo y establecer una estrategia adecuada para cada persona.
Cuándo preocuparme o acudir a un profesional
En la mayoría de los casos, los gases son solo una molestia pasajera. Sin embargo, hay situaciones en las que conviene pedir cita médica para descartar otros problemas. “Cuando los gases son persistentes, dolorosos, se acompañan de hinchazón constante, cambios en las heces, pérdida de peso sin motivo, cansancio o cualquier síntoma que afecte al bienestar diario”, concluye González Bailón.


El cuerpo siempre nos da señales. Si los gases se convierten en una molestia crónica, no deberíamos normalizarlos: es la manera que tiene el organismo de decirnos que algo no está funcionando bien.