
Cara a cara con el jet lag: así me preparé para volar durante más de 20 horas
Quiero ayudarte a prevenir el jet lag (y reducir sus efectos secundarios). Te cuento cómo me preparé yo para mi viaje a Japón
Hay quien todavía cree que el jet lag es un invento de quienes quieren buscar una “excusa” para alargar sus vacaciones un día más o de aquellos que siempre dramatizan con todo. El jet lag no es simplemente estar cansada o una consecuencia de no haber dormido bien.
Si te vas a enfrentar a un viaje largo y vas a cruzar varios husos horarios, quiero hablarte del jet lag en primera persona para ayudarte a vencerlo (o al menos reducir sus efectos todo lo posible).
Los síntomas del jet lag van mucho más allá de estar cansada o tener sueño.
Cada persona es un mundo y cada cuerpo responde de una manera diferente a este tipo de cambios, pero mi experiencia creo que te puede ayudar.
He cruzado el charco hacia Estados Unidos y Latinoamérica varias veces y con el viaje de vuelta siempre lo he pasado bastante mal. Por eso, cuando reservé mis últimas vacaciones en Japón me conciencié a tope para que el jet lag fuese lo más ligero posible. Y, dentro de lo posible, lo conseguí.
Qué es el jet lag y qué síntomas suelo tener
Para entender qué nos puede ocurrir lo primero es entender algo de la teoría. El jet lag es el nombre coloquial que se le da a lo que médicamente se conoce como trastorno por disritma circadiana.
Los husos horarios, la luz solar e incluso la presión de la cabina del avión son los grandes responsables de que esto ocurra.
En realidad, no es más que un problema del “reloj interno” y sus ritmos circadianos que puede afectar al horario del sueño, pero también al de las comidas o incluso a nuestro estado anímico.
Otros síntomas habituales son los problemas estomacales, las náuseas, los mareos o la falta de concentración.


En mi caso, hay tres síntomas que son ya viejos conocidos cada vez que me enfrento a un vuelo muy largo: me voy durmiendo por las esquinas (pero luego me despierto a horas random de la madrugada), se me cierra el apetito y me paso el día con náuseas. Un gustazo, vaya.
Cómo me preparé para ir a la otra punta del mundo: antes, durante y después del viaje
La primera vez que crucé el charco fue para ir a Canadá y en ese viaje mi preparación fue cero, además de hacerlo todo mal al regreso. En esa ocasión, me llevó cinco días recuperarme. Poco a poco he ido puliendo mi forma de enfrentarme al jet lag, pero cuando reservé los vuelos a Japón sabía que tenía ante mí un reto colosal. Cuanto más lejos viajes, peor va a ser el jet lag. Al menos en mi caso, pues hay personas que se enfrentan a estos vuelos sin problemas o cambios en su organismo.
La preparación es fundamental para prevenir el jet lag y eso es lo que yo hice. Quiero compartir contigo estos consejos para ayudarte a tener un viaje lo más cómodo posible. Normalmente el jet lag afecta más cuando vas hacia el este, pero en mi caso me suele afectar siempre a la vuelta.
-
Antes del viaje
Los días previos hice vida normal, priorizando un buen descanso y manteniendo una alimentación equilibrada. Es importante llegar descansada al vuelo y cuidar la salud estomacal para reducir el impacto de las horas de avión y el cambio horario, así conseguirás prevenir el jet lag.
Además, también hice algunas compras para tratar de dormir durante el vuelo. Mi compra estrella fue una almohada de viaje con antifaz (la tienes de diferentes marcas, como Inspireyes o Sarisun) y os aseguro que es realmente cómoda, mucho más que un antifaz a secas o el clásico cojín para el cuello.
También llevé un buen surtido de entretenimiento (libros, películas…) para hacer más amenas las horas que debía estar despierta. Lo realmente importante para combatir el jet lag es dormir cuando toca, por lo que planificar el vuelo es crucial. Piensa en qué te va a ayudar a dormir mejor y qué te va a mantener despierta.
-
Durante el viaje
Llegó la prueba de fuego. En mi caso, para volver de Japón tenía un primer vuelo de 12 horas, una escala de dos horas y finalmente otro vuelo de ocho horas. Si a esto le sumamos que soy malísima para dormir en aviones, tenemos un cóctel molotov.
Mi consejo durante el viaje es que te fijes en las señales de la cabina del avión. Lo tienen ya bastante estudiado para decirte cuándo dormir, cuándo comer y cuándo mantenerte despierto. Intenta dormir cuando apaguen las luces, come cuando te sirvan la comida y ponte pelis cuando enciendan las luces de la cabina y la tripulación esté caminando por ella.
-
Después del viaje
Cuando llegas a destino es muy importante que hagas lo que harías normalmente según el horario local. Es decir, come y duerme y a la hora lógica, no te eches una siestecita a las 11 de la mañana. Si llegas por la noche, vete a dormir directamente. Si llegas por el día, aguanta hasta una hora razonable.
Siguiendo con mi ejemplo de mi viaje a Japón, tanto a la ida como a la vuelta aterricé por la mañana. Se me hizo durísimo no dormir en todo el día, pero aguanté a base de estar entretenida haciendo cosas (explorando la ciudad en Osaka, poniendo lavadoras en Madrid), exponerme a la luz del sol y tomar mucha cafeína.
También es muy importante que te mantengas bien hidratada. Esto te ayudará a luchar contra el jet lag y minimizar sus efectos secundarios.


Finalmente, quiero darte un par de consejos adicionales que también te pueden ayudar a prevenir el jet lag o reducir los efectos. El primero (y el más importante) es que tengas mucho cuidado si tienes que conducir. La falta de sueño puede provocar que tengas un accidente en la carretera.
Tomar melatonina antes de irte a dormir puede ayudarte a dormir del tirón y no estar despertándote de madrugada, por lo que también lograrás una recuperación más rápida.
Este desajuste horario no pasa desapercibido para nuestro organismo. La única manera de hacer que tus ritmos circadianos vuelvan a adaptarse al huso horario en el que te encuentres es coger la rutina de ese reloj desde el primer momento.