Lactofilia erótica (sí, has leído bien): la locura que mueve millones de euros en el mercado negro

Existe un mercado negro en torno a la leche materna y quienes más la compran son hombres. ¿Qué les lleva a a este «consumo»? La respuesta es esta filia.

enero 17, 2024 Escrito por Isabel Sauras

Redactora de Bloom especializada en salud femenina, cultura y estilo de vida. Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad CEU San Pablo de Madrid.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

Existen bancos de leche materna regulados y muy necesarios que sirven para alimentar a bebés, sobre todo prematuros, cuyas madres no pueden amamantar, pero existen también una serie de bancos de leche materna ilegales que dan servicio a toda una serie de “vampiros blancos” que están dispuestos a gastarse cantidades ingentes de dinero para conseguir este fluido bioquímico. 

Entre los hombres consumidores de leche materna están algunos deportistas -o, más bien, algunos culturistas– que aseguran encontrar en la leche materna una fuente magnífica de energía para sus músculos (algo que carece de fundamento) y, por otro lado, un montón de fetichistas con diferentes filias que forman la comunidad creciente de adictos a la leche materna. Es el negocio de la lactofilia erótica

vampiros blancos

¿En qué consiste la lactofilia erótica?

La lactofilia erótica es un fenómeno basado en el fetichismo exagerado por la leche materna. Los lactófilos viven obsesionados tanto por la leche materna en sí como por las mujeres que están en periodo de lactancia, por eso algunos se conforman con comprar y consumir el preciado fluido y otros sienten la necesidad de tomar esa leche directamente de los pechos de las mujeres, es decir de ser amamantados (sí, estás leyendo bien y sabemos la onomatopeya que está resonando en tu cabeza: PUAG).

Esta moda extraña, que tiene su origen en China y que tuvo su boom hace un tiempo en casi toda Hispanoamérica, hoy es una realidad en España. Aunque hay muchos fetichismos más, la mayoría de los hombres que sienten necesidad de adquirir y tomar leche materna son los que se sienten atraídos por el cuerpo de las mujeres que están lactando, de la misma manera que hay muchos hombres a quienes les excita el cuerpo de las mujeres embarazadas.

También hay una multitud de “vampiros blancos” que parecen conectar con las carencias de su pasado sintiéndose “bebés adultos” y que ven en las mujeres lactantes todo lo que necesitan para cumplir con sus sueños eróticos. En el tercer grupo de hombres más habituales en el mercado negro de la leche materna se sitúan aquellos que sienten deseo por las “vacas humanas” -otro concepto que PUAG-, un fetichismo que tiene su turbio origen en el porno hentai.

mercado negro leche materna

¿Cómo funciona el negocio de la leche materna para adultos?

En un contexto de auge de la pornografía y con la pista de despegue que suponen internet y las redes sociales, el negocio de la leche materna para consumo de adultos es una realidad ya en España. No es ilegal tener filias extrañas, el problema es que el mercado sin regular de la leche materna entraña muchos peligros. 

La lactofilia erótica genera un gran mercado negro que poco a poco se va a haciendo más visible. De hecho, hay mujeres que venden su leche materna de forma ilegal en redes sociales. Además de estos canales más individuales, existen plataformas clandestinas más organizadas donde se reúnen las nodrizas candidatas y los hombres pueden elegir a quién comprar leche materna o de qué manera y dónde desean tomarla pagando, por lo general, mucho dinero.

Obviamente, para algunas mujeres la opción de vender el excedente de su leche materna puede ser una fuente de ingresos fácil y rápida, pero el hecho de que exista un mercado voraz de leche materna supone que se generan abusos y situaciones injustas de explotación.

Además, en términos de salud, consumir una leche que no ha pasado por ningún control ni análisis es, desde luego, un riesgo para los hombres y un foco de enfermedades, pero el fetichismo mueve montañas. 

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