Grietas en los pezones y otras cuestiones de la lactancia: guía (palabra de madre) para afrontarlas
Las grietas o heridas en los pezones durante la lactancia son frecuentes y se pueden tratar con remedios caseros o cremas específicas, ¡te contamos cómo!
La lactancia materna tiene tanto de placentero como de doloroso para la mayoría de las mujeres, especialmente cuando se empieza. Aparte de la flacidez, la mastitis y las estrías en el pecho, en los primeros días de la lactancia es normal que aparezcan dolor, heridas y grietas en los pezones, pero casi siempre es cuestión de tiempo y de aprendizaje. Te contamos aquí por qué salen esas grietas en el pezón, cómo evitarlas y qué hacer para que cicatricen pronto y no vuelvan a hacer acto de presencia. Para que la lactancia materna sea un momento de intimidad y disfrute con tu bebé y no un sufrimiento.
¿Por qué salen grietas en el pezón durante la lactancia?
Si has decidido dar el pecho a tu bebé, puede que te enfrentes a un proceso complicado al principio de la lactancia, pero nuestros pechos están preparados de manera natural para amamantar bebés y el dolor o las lesiones solo significan que algo no está funcionando correctamente.
Cuando la lactancia no se lleva a cabo de la forma adecuada por la causa que sea, los pezones se irritan y se agrietan en mayor o menor medida, lo que provoca que, cuando el bebé sigue amamantando, la madre sienta un dolor en el pecho que puede llegar a ser muy intenso y lleva a muchas mujeres a abandonar la aventura de la lactancia a pesar de ser conscientes de los beneficios que amamantar a su bebé pueden traer para los dos.
Causas que provocan las grietas en el pezón y el dolor en la lactancia:
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Mala succión del bebé
En los primeros momentos de la lactancia, el bebé se deja guiar por su instinto para alimentarse, pero no sabe succionar correctamente. Puede que solo agarre una parte del pezón, que no coloque la lengua de la forma adecuada o que tenga algún tipo de problema en la boca, como una malformación en la mandíbula o incluso que tenga frenillo.
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Postura incorrecta
Si el recién nacido no se coloca de forma correcta frente al pezón, no conseguirá agarrarse correctamente al pecho y es muy probable que terminen apareciendo problemas en el pecho de la madre, como las grietas en el pezón.
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Mordiscos
Esto ocurre normalmente cuando el niño es mayor y se sigue amantando, pero hay bebés a los que les crecen los dientes de forma prematura y eso puede complicar la lactancia.
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Higiene inadecuada
No es bueno lavar el pecho con demasiada frecuencia y tampoco utilizar cremas o jabones que puedan irritar la zona y alterar el pH de una piel que está especialmente sensible con la lactancia.
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Infección
No es frecuente, pero puede ocurrir que la madre contraiga una infección en la piel de los pezones que impida que la lactancia fluya de forma correcta y provoque dolores y heridas como las grietas en el pezón. Antes de amamantar, lávate siempre las manos.
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Sacaleches
Aprender a usar el extractor de leche de forma correcta también lleva su tiempo, es necesario regular bien la velocidad de succión y el tamaño de la copa de extracción. También influye el uso de extractor de leche con una copa inadecuada.
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Lactancia mixta
En algunos casos en los que se combina la lactancia materna con la lactancia artificial, podría ocurrir que al bebé le cueste acostumbrarse a la diferencia de forma y textura del pezón de su madre con el de las tetinas, eso también pasa a veces con los bebés que usan chupete.
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¿Cómo evitar que salgan grietas y heridas en los pezones?
El mejor consejo que podemos darte desde Bloom para evitar las grietas en el pezón es que busques formación y acompañamiento desde el principio para conseguir amamantar de la forma que tu bebé necesita. Si tienes claro que quieres dar el pecho a tu bebé y tu matrona y tu pediatra te lo aconsejan, tómatelo con calma y fluye porque los nervios no ayudan en estos casos.
Tips para evitar que no salgan grietas y heridas en los pezones
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Habla con tu matrona
Ponte en manos de una buena matrona que te enseñe desde el principio a amamantar a tu bebé de la forma correcta. Si consigues empezar bien el proceso con la subida del calostro, el resto de la lactancia será un camino de rosas para ti y para el recién nacido.
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Lava correctamente la zona
El agua de la ducha diaria es suficiente para limpiar los pezones y las areolas porque los jabones y las cremas suelen irritar más la zona. Después, lo ideal es que se sequen al aire para evitar fricciones innecesarias y evitar utilizar ropa interior de tejidos sintéticos, siempre mejor el algodón orgánico.
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Usa discos absorbentes si lo necesitas
Los discos absorbentes son necesarios para evitar que el exceso de leche manche tu ropa, provocando situaciones realmente incómodas. Procura elegir discos de composición natural y cambiarlos con frecuencia para evitar que la humedad esté en contacto con el pezón mucho tiempo, ofreciendo un caldo de cultivo para hongos y bacterias y favoreciendo la irritación de la piel (y las consecuentes grietas en el pezón).
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Empieza por el pecho que te duela menos
El principio de la succión siempre es más fuerte, porque el bebé tiene más hambre y le cuesta engancharse. Empieza por el pecho que tengas más sano y, cuando el bebé esté más calmado, sigue alimentándole con el pecho que tengas dolorido, así será menos duro.
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Procura vaciar el pecho en cada toma
Evidentemente, este tip no siempre es posible, porque a veces la lactancia te pilla con prisas y en el lugar más inadecuado o el bebé se queda completamente dormido y resulta imposible esperar a que se vacíe completamente el pecho para reanudar tu vida. Aún así, intenta hacerlo siempre que sea viable, así evitarás problemas en los pezones y que el bebé se quede con hambre.
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Utiliza pezoneras
Son muy útiles para proteger el pezón y facilitan la lactancia, pero hay que aprender a usarlas.
Las pezoneras, tus mejores amigas
Puede que, hasta este momento, no hubieras oído hablar de las pezoneras, pero todo llega, amiga. Si no las necesitas, mucho mejor, pero existe la posibilidad de que se conviertan en tus aliadas para evitar el dolor y el pecho agrietado mientras dure la lactancia de tu bebé.
Se trata de unos protectores, normalmente de silicona, que tienen la forma del pezón de la madre y facilitan mucho la lactancia. No solo para evitar la humedad y el roce que provocan las irritaciones y las lesiones, sino para ayudar al niño a comer en caso de que tenga problemas de succión o de agarre al pecho. La pezonera es especialmente útil también cuando la madre tiene los pezones planos o invertidos porque proporciona una mayor superficie de agarre y permite que salga la leche de forma más dinámica. También cuando el niño se ha acostumbrado a las tetinas de los biberones y a los chupetes y rechaza el pecho.
Para un correcto uso, elige las que mejor se adapten al diámetro y tamaño de tu pezón, aprende a colocarlas correctamente para que no se caigan ni se muevan, lávalas con agua y jabón a conciencia después de cada uso y guárdalas en un recipiente hermético.
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¿Cómo curar las grietas y heridas en los pezones?
Además de las precauciones que debes tomar hasta que la lactancia sea coser y cantar, existen en la farmacia multitud de productos y medicamentos que mejoran la cicatrización de las heridas y grietas en los pezones. Siempre que estas pomadas, cremas o aceites sean adecuadas para la lactancia podrás usarlas, pero tendrás que estar pendiente de retirarlas por completo antes de cada toma para que no entren en contacto con la boca del bebé.
También las abuelas pueden aconsejarte un millón de remedios caseros o remedios naturales para que cicatricen los pezones agrietados, tales como el aceite de oliva, el aloe vera, aplicar calor y masajear la zona con ungüentos varios.
Todo puede servir, pero está demostrado que lo mejor para curar unos pezones agrietados es la propia leche materna. Al terminar las tomas, pasa unas gotitas de leche por la zona cuidadosamente y deja que la naturaleza haga su magia.