El cerebro de los hombres también cambia con la paternidad: así es la patrescencia

Cuando son padres, los hombres experimentan cambios en su plasticidad neuronal. ¿Conoces el concepto patrescencia?

marzo 23, 2025 Escrito por Noelia

Redactora de Bloom especializada en salud femenina. Diplomada en Turismo por la UNED, Máster en Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa por la Universitat Jaume I y Posgrado en Periodismo Digital por la Universidad Rey Juan Carlos. Redactora en medios de comunicación digitales desde 2011.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

Que el cuerpo de las madres experimenta cambios con la maternidad es algo más que evidente. Desde el embarazo hasta el parto, sin olvidarnos de la lactancia o el postparto, existen importantes cambios físicos, pero también hormonales y psicológicos que definen y marcan nueva etapa. Es lo que se conoce como matrescencia. Pero, ¿existe también una especie de patrescencia? Así es.

Para entender mejor esta cuestión, hemos hablado con Susana Carmona, doctora en Neurociencias y autora del libro ‘Neuromaternal’. En esta obra, Carmona explica que la matrescencia es “uno de los períodos de mayor plasticidad cerebral en la vida adulta”. ¿Y qué ocurre con los papás? Vamos a descubrirlo.

Hemos hablado con la doctora Susana Carmona para que nos explique si existe realmente esa «patrescencia»

¿Cómo cambia el cerebro de los hombres con la paternidad?

Los referentes masculinos están cambiando (y menos mal). Esta “nueva masculinidad” está dejándonos una generación de padres muy implicados con la crianza de sus hijos, más allá de ser pieza clave en el sustento económico de la familia.

Más allá de un cambio de paradigma social, si vamos más allá vemos que, a nivel cerebral, ellos también experimentan importantes cambios, aunque de un modo diferente al de las mujeres. Nos lo explica perfectamente la doctora Susana Carmona.

“El cerebro de los padres también sufre cambios durante la paternidad, aunque, por el momento, la escasa investigación existente indica que estos cambios son menores que los que se observan en mujeres durante la gestación”, detalla.

Despertar este instinto paternal necesita más tiempo que el que requiere la madre y se forja en el día a día. “En los padres, los cambios están relacionados con la interacción con el bebe», añade Carmona.

patrescencia

El tiempo que los padres pasan con el bebé, su implicación en la crianza, el tacto, el olor… Todo esto ayuda a que estos cambios se desarrollen también en él.

Poco a poco van saliendo a la luz nuevos estudios e investigaciones que ponen la patrescencia en el centro de la diana. Por ejemplo, se ha explicado que la experiencia de la crianza puede también moldear la plasticidad neuronal de los padres, como señala este estudio. Para la crianza necesitamos un cerebro mucho más flexible, capaz de aprender nuevas rutinas y de enseñar a otros, por lo que nuestras estructuras cerebrales tienen la capacidad de adaptarse a estos cambios que trae la paternidad y maternidad. 

Muy interesantes también son las conclusiones de esta investigación que indican que existen un grupo de neuronas en el hipotálamo que se activan con la paternidad, reduciendo su instinto más “agresivo” y proyectando la ternura y el cuidado hacia sus hijos.

Las feromonas de la mujer, otra de las claves del instinto paternal

Los cambios hormonales que vive la mujer durante la etapa del embarazo y la posterior maternidad también pueden tener su impacto en el cerebro del hombre.

Las feromonas de la mujer pueden provocar cambios hormonales en el padre

Según explica en este podcast la doctora Louann Brizendin, neuropsiquiatra de la Universidad de California y autora de los libros ‘The female brain’ (2006) y ‘The male brain’ (2010), los cerebros masculinos y femeninos tienen evidentes diferencias desde el nacimiento, manteniéndose a lo largo de las distintas etapas de la vida. 

En el caso de la paternidad, lo que resulta bastante curioso es que los cambios hormonales de la mujer preparan al padre para esta etapa. Cuando una mujer está embarazada, libera feromonas, que se transmiten a través de la piel y el sudor. Estas feromonas tienen un impacto en el hombre, reduciendo su nivel de testosterona en un 33% y aumentando los niveles de prolactina en un 20%. Gracias a esto, se calma el deseo sexual y «aumenta la capacidad para volcarse en su familia», indican las investigaciones.

Incluso, según apunta Brizendin, el futuro padre estará más preparado para escuchar el llanto del bebé por la noche.

cambios cerebrales paternidad

Pasar tiempo con la madre y el bebé, la clave para una mejor paternidad

En definitiva, y aunque todavía quede mucho camino que recorrer en materia de investigación acerca de la patrescencia, para el desarrollo del instinto paternal es fundamental la interacción con el bebé, pero también con la madre.

La ampliación de la baja paternal o el reparto más equitativo de la crianza son factores que pueden contribuir de forma positiva en ese (todavía) desconocido proceso que es la patrescencia.

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