Nudismo para no iniciadas: ¿y si decir ‘ciao’ al bikini es la mejor forma de conectar con nuestro cuerpo?
Reducir los complejos puede ser uno de los efectos colaterales de practicar nudismo. Dicen quienes lo prueban que es un viaje sin retorno… ¿te animas?
El verano es la época de lucir bikini… o de no hacerlo. Porque es también el momento de conectar con nuestro cuerpo de una forma distinta, más orgánica, más libre. Al menos, así lo sienten quienes practican nudismo y prescinden de todo traje de baño para darse un chapuzón, pasear por su playa favorita o, simplemente, tumbarse en la arena a ver las nubes pasar.
¿Te pica la curiosidad, pero no te atreves a pisar una playa nudista? Hablamos con Chejo, detrás del perfil de Instagram @labiciazul, quien se inició por casualidad en esta práctica… y lleva más de una década zambulléndose desnuda en el mar.
Cómo iniciarse en el nudismo, ¿y si llega por casualidad?
A veces, algo destinado a quedarse para siempre en nuestra vida aparece por casualidad. Es lo que le ocurrió a Chejo con el nudismo. “Hace unos 13 o 14 años, en Menorca, llegamos después de 45 minutos de paseo a una playa nudista. Al principio, me quité solo la parte de arriba, pero después me bañé y fue una experiencia estupenda. Pensé ‘¿qué he hecho yo con bañador hasta ahora?’”, cuenta.
El nudismo se quedó en su vida y lo practica desde entonces. “Practico nudismo, no naturismo, que es más un estilo de vida. Sí he estado invitada en campings donde todo se hace sin ropa, como estar en un bar, pero no es lo mío”, explica.
Menorca, “aunque cada vez con menos zonas reservadas”, Cabo de Gata o La Manga, en Murcia, son algunos de los sitios favoritos de Chejo, que tras más de una década conoce de primera mano los spots nudistas, pero ¿cómo convive estar en la playa (o la piscina) desnudas con la salud femenina?
Nudismo y regla y nudismo y piel, ¿qué debemos tener en cuenta?
No suele ilusionarnos que la regla haga acto de presencia cuando vamos a la playa, pero, en si practicamos nudismo, ¿cómo gestionamos el sangrado menstrual? “En mi caso, yo no puedo usar la copa menstrual, así que o empleo un tampón y me pongo la parte de abajo o uso el tampón y corto el hilo”. Tip para tomar nota, bloomer!
Resuelta la duda de la regla, a alguien (como quien firma) poco familiarizada con el nudismo le surgen un par de dudas más. En primer lugar, ¿hay que cuidar la piel de la zona íntima de un modo especial? “Depende de la depilación, de si estás más o menos depilada. En mi caso, tengo mucho cuidado y aplico y reaplico mucha protección en las zonas más sensibles, especialmente en el pecho y el pezón, ¡factor SPF 50 siempre!”, indica Chejo.
Última duda práctica: la cistitis, a la que también le encanta aparecer en verano, tiene en la humedad de los bañadores a una BFF. Y muchas, para evitar la cistitis, nos cambiamos de braga o bañador en la playa, tratando de pasar desapercibidas, pero organizando un auténtico show envolviéndonos en una toalla y pidiendo a nuestras amigas que hagan un frente de vigilancia.
¿Este problema desaparece en el nudismo? Sin bañador, todo parece indicar que el riesgo de cistitis se minimiza… “Efectivamente, la del bañador mojado es una sensación que no me gusta nada, por eso trato de evitarlo cuando tengo la regla. En general, yo siempre llevo una toalla para secarme después del baño y así no tener infección de orina”, cuenta Chejo.
Bonus track, ¿qué hay de la arena de la playa en la zona de la vulva? “¡Es un mito! Es muy raro que acabes con arena en la zona íntima: el propio cuerpo te protege y, luego, te bañas”, sostiene.
¿Fuera complejos con el nudismo?
Teoricemos de nuevo: el ‘momento bañador’ dispara los complejos de muchas mujeres. El propio concepto de operación bikini (de cuya perversidad ya hablamos en este artículo sobre la historia del bikini) nos impulsa a querer deshacernos de la celulitis, a anhelar un vientre plano y un largo etcétera. Entonces, si desaparece el bikini, ¿también se esfuman los complejos?
Chejo nos da su opinión: “Nunca he sido una persona con muchos complejos, pero no me sentía cómoda estando en bañador, siempre temía que se me viese algo. Ahora, en cambio, me da igual. Y, aunque para mí lo de los complejos no sea algo tan relevante, sí lo es para otras chicas. Muchas me han comentado que se sienten liberadas, hay tantos tipos de cuerpos que te sientes integrada, es un ambiente muy natural en el que no vas a lucir tu cuerpo ni hay postureo”.
Si hemos venido a hablar de mitos del nudismo, hay otro melón por abrir: el de los mirones. ¿Existen? “Sí, los hay. En playas 100% nudistas es menos común, aunque te encuentras con miradas furtivas. Pero en playas mixtas sí los hay, especialmente, chicos jóvenes”, apunta Chejo.
Nudismo en familia, ¿pros y contras?
Si el nudismo es para muchas personas un elemento más de su vida, ¿cómo se integra en el día a día familiar? Desde la Federación Española de Naturismo sostienen que ambos casos son comunes: el de quienes lo descubren en la edad adulta y el de quienes lo practican desde la infancia, y recomiendan “la práctica en familia” para una educación libre de “opresión sobre el control de la desnudez”.
Desde la experiencia de Chejo, el nudismo en familia es algo común, sí, “pero los niños y niñas, a partir de cierta edad, ya van vestidos”. ¿La razón? “Por un lado, el pudor típico de la adolescencia; por otro lado, es una cuestión también de protegerlos de los mirones y de evitar fotos”, apunta.
“Un viaje sin retorno”, como lo define Chejo, el nudismo también crea entre quienes lo practican un sentimiento de comunidad. Y, aunque generalmente está reservado a las playas, algunas piscinas cuentan con zonas reservadas o celebran días nudistas. ¿Te animas?