
¿Vivimos la era del fin del amor? De la gestión de un divorcio a las relaciones líquidas
Hemos hablado con la psicóloga Paula Lozano para que nos ayude a entender el divorcio desde un punto de vista más sano.
Cada San Valentín vuelve a dispararse la venta de peluches y rosas rojas, las novelas románticas siguen siendo un negocio muy rentable para las editoriales y revisionar las grandes pelis de amor de la historia es un guilty pleasure al que no queremos dejar de rendirnos. El romanticismo está ahí, pero, con los datos en la mano, es inevitable preguntarse si estamos en la era del fin del amor.
Para este reportaje, hemos contado con una voz experta en el área de la psicología, pero también con un testimonio en primera persona de alguien que pasó por un divorcio temprano.
Desde pequeñas nos han vendido la historia del príncipe azul, del fueron felices y comieron perdices, pero a diversas generaciones se les están atragantando los “para siempre”. ¿Hay ahora más divorcios que nunca? ¿Se puede buscar pareja en un mundo de relaciones líquidas? Revisamos qué dicen las estadísticas y hablamos con dos personas que tienen mucho que aportar a este tema.
Hemos contado con la visión experta de Paula Lozano, psicóloga sanitaria especializada en dependencia emocional, vínculos y trauma; por otro, Inés nos presta sus zapatos para que entendamos cómo fue pasar por un divorcio con los 30 años casi recién cumplidos.
Más de la mitad de los matrimonios se rompen: ¿por qué ya no dura el amor?
Ellos no lo saben, pero cuando dos personas se dan el “sí, quiero”, entre sus amigos y familiares hay una invitada inesperada (e indeseada): la sombra del divorcio. Las estadísticas no están a favor de estas uniones. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2023 hubo 172.430 matrimonios y 80.065 rupturas, entre nulidades, separaciones y divorcios. Por otro lado, este desafortunado presagio también se refleja en el Informe ‘El divorcio en España’, elaborado por el Observatorio Demográfico CEU.
La duración media de los matrimonios que se han divorciado es de 16,4 años, aunque de estas cifras llama la atención que casi el 15% dicen bye, bye en menos de cinco años. La edad media de las mujeres al divorciarse es de 46,2 años.
Si te parece que la tasa de divorcios en España es elevada, te diremos que ocupamos el puesto 32º en la lista mundial. Rusia, Bielorrusia, Moldavia, Estados Unidos y Letonia se han ganado las cinco primeras posiciones del ránking.
Hay que tener en cuenta que estas estadísticas contemplan únicamente la disolución de matrimonios legalmente establecidos, por lo que a estos datos habría que sumarle esas otras parejas duraderas, que llevan mucho tiempo juntas e incluso en una convivencia, pero que nunca han llegado a firmar un papel que lo pruebe.
Pero, ¿por qué se rompe el amor? Según este estudio publicado por la Couple and Family Psychology, las razones más frecuentes son la falta de compromiso, la infidelidad, las discusiones, casarse a una edad temprana, los problemas económicos y ciertas adicciones.


¿Por qué concebimos el divorcio es un fracaso?
Todavía parece existir cierto estigma en torno al divorcio que no ocurre cuando se rompen otro tipo de relaciones, incluso aunque sean duraderas.
Para tener un punto de vista profesional, hemos contado con la ayuda de una voz experta, en este caso, la psicóloga Paula Lozano, quien nos explica por qué el divorcio se puede vivir como un fracaso personal y afirma que “es una de las experiencias vitales más desafiantes, no solo por los cambios que implica a nivel emocional, social y familiar, sino también por la carga simbólica que muchas personas le atribuyen”.
Para ello, la psicóloga recalca que lo principal es “aceptar y validar las emociones, reflexionar sin caer en la autocrítica destructiva, buscar apoyo y enfocarse en el presente y en el autocuidado”.
Además, para entender mejor lo que sucede a nivel emocional cuando una persona está atravesando este difícil proceso, hemos hablado con Inés. Cuando apenas llevaba tres años de matrimonio, decidió poner fin a su relación. Tenía tan solo 31 años. De su grupo de amigas, fue la primera en casarse y también la primera en divorciarse y firmar ese fin del amor no anunciado.
“Divorciarme es lo más difícil que he hecho en mi vida. No se trata solo de una relación que se acaba. Literalmente sentí que lo que se acababa era mi mundo, una parte de mí que tenía unos objetivos, unos planes, unas promesas… y todo ese camino que tantos años me había costado construir y que era mi verdad absoluta se desvaneció. No voy a decir que fue de la noche a la mañana, porque fue un proceso largo y al que le di vueltas muchísimas veces, pero eso no quita que, cuando finalmente llega el momento, el salto al vacío duele más que si saltaras de verdad”.
Inés fue quien decidió romper la relación y sin duda destaca que dejarlo con tu pareja es mucho más complicado de lo que la gente piensa. Ha querido resaltar el papel que juega una emoción que, para ella, fue de lo peor de este proceso: “Todo el mundo te dice que a lo mejor te sientes sola, que económicamente es complicado reponerse después de un divorcio y aspectos similares, pero nadie te habla de la culpa de dejar una relación que ‘debía’ ser para siempre. Para mí, la culpa fue dificilísima de gestionar y fue lo que más tardé en superar, incluso cuando los dos ya habíamos rehecho nuestra vida. Ojalá hubiese pedido ayuda psicológica, porque no lo hice y sinceramente creo que la necesitaba”.
También nos habla de fracaso: “Es que literal sientes que has fracasado. ¿Cómo voy a llevar yo la etiqueta de ‘divorciada’? No paraba de pensar en esto y condicionó mucho mi vida durante un tiempo”.
Para aquellos que estáis pasando por un momento similar, Inés quiere deciros algo. “Me gustaría lanzar un mensaje de optimismo, porque cuando estás en esa vorágine crees que tu vida se queda tocada y hundida para siempre y no es así. Te prometo que llegará un momento en que pasen los días sin acordarte de ese episodio y que, cuando lo recuerdes, ya no habrá dolor, miedo ni culpa. Te prometo que todo pasa, necesitas darte tus tiempos, mimarte y buscar tu felicidad. Yo ahora soy muy feliz y, si miro atrás, no me arrepiento para nada de la decisión que tomé. Pasar un divorcio fue muy difícil, pero eso me ha ayudado a crecer muchísimo como persona y ahora miro a la vida de otra manera”.


En un mundo de relaciones líquidas, ¿cómo gestionar la frustración de no encontrar pareja?
Pero no todo es falta de compromiso o miedo al “para siempre”. En este sentido, también hemos consultado con la doctora Lozano cómo se puede gestionar la inevitable frustración de no encontrar ese/a compañero/a de vida cuando sí que se desea un concepto de relación más duradera.
“En la actualidad, el paradigma de las relaciones ha cambiado notablemente. Zygmunt Bauman, en su concepto de modernidad líquida, describe cómo las relaciones se han vuelto más efímeras y, en muchos casos, carentes del compromiso que caracterizaba a generaciones anteriores. Para quienes desean construir vínculos sólidos, este escenario puede generar una profunda frustración”, explica la psicóloga.
Para entender cómo gestionar esta frustración nos ha dado varias claves muy interesantes.
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Clarificar valores y experiencias:
“Es fundamental explorar qué significa para cada persona una relación a largo plazo y qué expectativas existen al respecto. A veces, la frustración proviene de una idealización del vínculo de pareja, lo que puede generar una sensación de insatisfacción permanente. Reflexionar sobre qué aspectos son esenciales y cuáles no, permite construir relaciones más realistas y satisfactorias”.
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Desarrollar la autonomía:
“La autonomía no es sinónimo de independencia. En nuestras necesidades básicas como seres humanos está la de vincularnos con los demás. Ahora bien: no necesitamos un vínculo de pareja para ser felices. Si necesitamos a otro para sentirnos bien, más que autonomía nos podremos acercar a la dependencia emocional. Por ello, es indispensable fomentar la autonomía, mantener una vida plena más allá de la pareja y cultivar la autoestima”.
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Apostar por la comunicación y la autenticidad:
“Si bien muchas personas pueden estar influidas por el modelo relacional imperante, no todas lo adoptan de manera consciente. Entonces, expresar con claridad el deseo de estabilidad y conocer las intenciones del otro, desde el inicio, puede evitar malentendidos y ahorrar sufrimiento”.
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Evitar la comparación:
“En un mundo hiperconectado, donde las redes sociales proyectan imágenes de relaciones aparentemente perfectas, es fácil caer en la trampa de la comparación. Sin embargo, cada historia es única, y encontrar un vínculo sólido puede requerir tiempo y autoconocimiento. La paciencia y la confianza en el propio proceso son clave para evitar la desesperanza”.
En definitiva, la clave está, según apunta la doctora Lozano, en “fortalecer la autonomía emocional y mantener la autenticidad en los vínculos permitirá gestionar la frustración de manera más saludable y aumentar las posibilidades de construir relaciones profundas y duraderas”.