
¿Por qué sangro después de tener relaciones sexuales?
¿Has notado sangrado después de tener relaciones sexuales? Aunque puede ser algo puntual, también puede indicar que algo no va bien. En este artículo te contamos las causas más comunes y cuándo deberías acudir al médico para cuidar tu salud ginecológica.
Experimentar sangrado después de tener relaciones sexuales puede generar preocupación, confusión o incluso miedo. Aunque a veces este sangrado es leve y temporal, en otras ocasiones puede ser un indicio de que algo no está bien. Comprender las posibles causas es clave para actuar con calma y, si es necesario, acudir al profesional de salud adecuado.
¿Es normal sangrar después del sexo?
En términos generales, no es normal sangrar después de mantener relaciones sexuales, pero tampoco es necesariamente algo grave. Muchas mujeres experimentan un leve sangrado en algún momento de su vida sexual activa, y las causas pueden ser muy variadas, desde motivos benignos hasta afecciones que requieren atención médica. Lo más importante es observar la recurrencia del sangrado, su intensidad y si se presenta acompañado de otros síntomas.


Principales causas del sangrado postcoital
1. Fricción o falta de lubricación
Una de las causas más comunes de sangrado después del sexo es la fricción excesiva, especialmente cuando no hay suficiente lubricación. Esto puede ocurrir por excitación insuficiente, por cambios hormonales, como los que suceden en la menopausia o por el uso de anticonceptivos hormonales, o simplemente por la falta de uso de un lubricante externo. En estos casos, se pueden producir pequeñas heridas o microdesgarros en la entrada de la vagina que causan sangrado leve.
2. Relaciones sexuales muy intensas o con penetración profunda
La intensidad del encuentro también puede influir. Algunas posturas o una penetración muy profunda pueden llegar a rozar el cuello del útero, llamado cérvix o provocar irritación en las paredes vaginales, generando un leve sangrado, sobre todo si existe una sensibilidad aumentada o una lesión previa.
3. Pólipos cervicales o uterinos
Los pólipos son crecimientos benignos que pueden formarse en el cuello del útero o en el interior del útero. Suelen sangrar fácilmente al contacto, por lo que muchas mujeres no saben que los tienen hasta que observan sangrados tras mantener relaciones sexuales o entre menstruaciones.
4. Erosiones o ectopía cervical
La ectopía cervical ocurre cuando el tejido que normalmente recubre el canal del cuello uterino se extiende hacia la parte externa del cuello del útero. Es más frecuente en mujeres jóvenes o en aquellas que usan anticonceptivos hormonales. Este tejido es más sensible y puede sangrar con facilidad tras la relación sexual.
5. Infecciones vaginales o de transmisión sexual (ITS)
Infecciones como la clamidia, gonorrea, tricomoniasis o incluso vaginosis bacteriana pueden inflamar los tejidos del tracto genital y provocar sangrado tras el sexo. Suelen acompañarse de otros síntomas como flujo anormal, dolor, mal olor o ardor.
6. Enfermedades de mayor gravedad
En casos menos frecuentes, el sangrado postcoital puede ser un signo de lesiones precancerosas o de cáncer de cuello uterino, sobre todo si se trata de un sangrado persistente, sin dolor, y que aparece incluso con una penetración muy suave. Por eso es fundamental no ignorarlo y realizarse controles ginecológicos rutinarios como el Papanicolaou (PAP) o pruebas del virus del papiloma humano (VPH).


¿Cuándo deberías consultar a un médico?
Aunque algunos episodios de sangrado aislados pueden no requerir atención urgente, deberías consultar a tu ginecólogo si:
- El sangrado ocurre de forma repetida.
- Es abundante o va acompañado de dolor pélvico.
- Tienes flujo con mal olor o picazón.
- No estás segura del origen del sangrado.
- Hace tiempo que no realizas controles ginecológicos.
Es importante no automedicarse ni asumir que el sangrado es “normal” sin investigar su causa. Un diagnóstico adecuado no solo alivia la ansiedad, sino que permite actuar a tiempo ante cualquier problema de salud.
Cuidar tu salud sexual es un acto de amor propio
La salud ginecológica no debe ser un tema tabú ni algo que se postergue. Escuchar al cuerpo, observar cambios y buscar ayuda médica cuando algo no parece estar bien es parte del autocuidado. El sangrado después del sexo no siempre significa algo grave, pero siempre merece ser atendido. Y recuerda: cada cuerpo es único, y lo que es “normal” para una persona puede no serlo para otra.