Galactorrea: qué es y por qué sucede sin estar embarazada ni lactando
Durante la gestación, una hormona llamada prolactina sube como la espuma… literalmente. Es, de hecho, la responsable de activar la glándula mamaria que permite alimentar al bebé. Pero, ¿qué pasa cuando sucede esto sin estar embarazadas?
La galactorrea -que tiene un nombre que ya asusta un poco- hace referencia a la secreción de leche por uno o ambos pezones fuera de la lactancia y el embarazo. Es un problema que puede afectar a cualquiera: mujeres, hombres e incluso a los recién nacidos. No tiene por qué ser grave, pero conviene prestarle atención porque sí puede ser la clave para identificar algunas enfermedades. Estas secreciones suelen ir acompañadas de dolores de cabeza y, en el caso de las mujeres, de alteraciones del ciclo.
Te contamos en qué consiste para que lo sepas identificar si te pasa, cuáles pueden ser sus causas y el tratamiento que suelen recomendar los profesionales sanitarios al respecto. ¡A por ello!
Galactorrea: causas de esas inesperadas y sorprendentes secreciones
Cuando los pezones producen leche por una causa no relacionada con el embarazo o la lactancia lo llamamos galactorrea. Tiene que ver con los niveles de prolactina, la hormona que se encarga de la producción de leche. ¿Por qué sube esta hormona cuando no hay un bebé en camino o demandando su alimentación? Existen varias causas al respecto.
La más común es un trastorno hormonal o metabólico producido, por ejemplo, por algún tratamiento médico o una baja actividad de la tiroides (hipotiroidismo). En este caso, es posible que haya otros síntomas, como dolores de cabeza o periodos irregulares. Algunos de los fármacos que producen este efecto secundario son los antidepresivos o los que controlan la tensión alta. También puede pasar con algunas píldoras anticonceptivas. Recuerda que puedes consultar el prospecto y pedir más información tanto en la farmacia como en consulta médica.
La galactorrea no tiene por qué ser grave, pero eso no significa que no haya que prestarle atención.
Por otra parte, aunque tocarse -o que te toquen- las tetas puede ayudarnos a prevenir un cáncer de mama o ser excitante en el plano sexual, una estimulación excesiva también puede provocar esta secreción.
Aunque no es lo más habitual, tenemos que ser conscientes también de que la galactorrea puede señalar un tumor no necesariamente canceroso. Si además de la secreción notamos hinchazón, enrojecimiento o pequeñas heridas o úlceras, es necesario pedir cita asap con tu doctor o doctora.
¿La galactorrea tiene tratamiento?
Es posible tratar la galactorrea: el tratamiento dependerá, de hecho, de la causa que la haya originado. Para ello, obviamente, no vale con informarse al respecto, sino que hay que acudir a consulta para que el médico o la médica pueda hacer una exploración física e, incluso, si fuera necesario, solicitar análisis de las secreciones y de sangre para evaluar los niveles hormonales.
En casos en los que haya sospecha de que puede ser la cara visible de algo un poco más grave, es posible que tengas que hacerte una mamografía, una ecografía o ambas.
En el caso de descubrir que se debe a una causa hormonal, es posible que o bien te receten un fármaco que ayude a reducir los niveles de prolactina o, si la galactorrea está provocada por un medicamento, que te propongan una alternativa para tratar de esquivar este efecto secundario.
Galactorrea y embarazo, ¿afecta a la fertilidad?
¿Los niveles altos de prolactina afectan a la fertilidad? A menudo quienes padecen galactorrea tienen miedo de que esa alteración hormonal dificulte un posible embarazo. Según sabemos, esto sí podría afectar al ciclo menstrual y, por tanto, a las posibilidades de quedarse embarazada, pero no quiere decir que sea una situación irreversible.
En la mayoría de los casos, los fármacos que señalábamos en el apartado anterior para regular la prolactina son eficaces. No obstante, cada mujer y cada cuerpo es un mundo y quien tiene que evaluarlo y darte una respuesta personalizada es tu gine. Recuerda: no hay preguntas incómodas, ¡fuera tabúes en la consulta!