¿Por qué me salen granitos en la espalda y el pecho?
Desajustes hormonales o nuestra alimentación pueden ser algunas de las causas por las que nos salen granos en la espalda. Te contamos cómo tratarlos.
No llegamos a verlos desde nuestra perspectiva, pero sabemos que están ahí. Los notamos y a veces no nos resistimos a rascarlos (¡no lo hagas!). ¿Sabes por qué salen granitos en la espalda? Ojo, porque no siempre es solo cuestión de estética. Y queremos abordar hoy ese tema para que despejes la X y luzcas una espalda más bonita, pero sobre todo más sana.
¿Por qué me salen granitos en la espalda? Causas más habituales
Es una de las consultas más habituales en las clínicas de los dermatólogos. Espalda, hombres, pechos… Es bastante más habitual en mujeres de lo que pensamos. Y es que aunque se le da mucha más visibilidad al acné facial, también tenemos que cuidar la piel del cuerpo.
Un higiene deficiente, mala alimentación o cambios hormonales son algunas de las causas de estos granitos
Entre las causas más habituales encontramos las siguientes:
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Producción de sebo
La producción excesiva de sebo es la principal causa por la que salen estos granos en la espalda, los hombros o el pecho. Si tienes predisposición a tener piel grasa, será más normal que aparezcan estos granitos.
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Cambios hormonales
Adolescencia, menarquía, embarazo, menopausia… Hay momentos clave de la vida de las mujeres en los que se producen importantes cambios hormonales. Acné y hormonas son un match muy habitual.
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Sudor
El exceso de sudor también dispara la aparición de granitos y acelera la producción de sebo.
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Fricción de la ropa
Ciertos tejidos, especialmente aquellos que no transpiran bien, o el roce continuo de ropa, es otra de las causas de tener tantos granos en la espalda.
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Mala higiene
No cambiar las sábanas con frecuencia, reutilizar ropa sucia, no lavarse bien la espalda… Una higiene incorrecta también favorece esta situación.
Cómo evitar que me salgan tantos granos en la espalda, hombros o pecho
En las causas ya habrás intuido tú misma cuáles son algunas soluciones para evitar la aparición de estos granitos en esta zona del cuerpo.
Extremar la higiene (y no nos referimos solo a ducharse todos los días, que es algo que se da por hecho) es importantísimo no solo para esto. Una higiene incorrecta puede darnos más problemas y la piel es el primer espejo que se encarga de mostrarnos que algo no estamos haciendo bien.
Cambia las sábanas todas las semanas (da pereza, lo sabemos, pero es un must), limpia también la espalda a conciencia cuando te duches -y no solo dejes que corra el agua- y utiliza tejidos transpirables para que el sudor no se quede “encerrado”. Exfoliar la espalda también es un paso importante que no todxs hacemos.
Si el problema son los cambios hormonales o que estás tomando ciertos medicamentos, lo mejor es que lo hables con tu médico para que valore si hay que buscar un tratamiento farmacológico adicional o alguna solución de uso tópico que esté centrada en este asunto. En otros casos, te puede recomendar dejar o cambiar las pastillas anticonceptivas si es lo que lo está ocasionando.
Tal vez con un jabón específico se pueda resolver en un periquete tu caso. Pueden devolverle a tu espalda el aspecto que presenta sin granitos, pero es clave que te lo prescriba un especialista.
¡No los toques! Sobre todo, esto no debes perderlo de vista. Evita explotarlos, rascarlos o maquillarlos para disimularlos. Nada de esto es bueno y no te va a ayudar si tu objetivo es erradicarlos.
¿Cuándo pedir consulta a un dermatólogo?
Algún granito esporádico en la espalda es absolutamente normal. A todas nos pasa a veces y no hay nada de lo que preocuparse. Pero si ves que tienes un brote, si no se van, si el aspecto es diferente a un granito normal o si van acompañados de otros síntomas, entonces es recomendable que pidas cita en una o un dermatólogo para que les eche un vistazo.