Llevamos décadas soñando con la píldora anticonceptiva masculina. La falta de inversión y los tabús sociales retrasan su llegada al mercado.
¿Qué pasa con la píldora masculina? Revisamos sus avances, obstáculos y el debate sobre si existe voluntad real de compartir la carga anticonceptiva
Escrito por Noelia
Diplomada en Turismo por la UNED, Máster en Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa por la Universitat Jaume I y Posgrado en Periodismo Digital por la Universidad Rey Juan Carlos.
Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.
Hace años que estamos escuchando hablar acerca de la píldora masculina. Una solución para que toda la responsabilidad hormonal de los métodos anticonceptivos no recaiga solo en nosotras pero que, a pesar de los avances científicos realizados en esta materia, todavía no es una realidad.
Repasamos en qué punto nos encontramos y hablamos con la Dra. Matilde Gómez Frieiro, ginecóloga y autora del libro “Mujeres sin reglas”, para arrojar luz sobre cuestiones de base como si existe una verdadera voluntad de redistribuir la carga anticonceptiva.
Anticonceptivos hormonales para hombres: estudios, avances y efectos secundarios
Los ensayos de Enovid, la que está considerada como primera píldora anticonceptiva hormonal (femenina, por supuesto), empezaron en el año 1956 y finalmente se puso a la venta en Estados Unidos en 1960.
65 años han tenido que pasar para que comencemos a vislumbrar un futuro en el que la píldora anticonceptiva masculina pueda ser una realidad. La falta de inversión y la responsabilidad reproductiva que históricamente ha recaído sobre nosotras son algunos de los motivos por los que este desarrollo ha ido tan lento.
YCT-529 (el nombre clínico con el que se conoce a este anticonceptivo masculino) se presenta como una opción segura y efectiva dentro de la planificación familiar, sin los clásicos efectos secundarios hormonales que sí sufrimos las mujeres.
¿Cómo funciona? Trabaja inhibiendo la movilidad de los espermatozoides a través de la enzima adenilil ciclasa soluble e impidiendo así que se pueda fecundar el óvulo. Además de prometer un 99% de eficacia, los estudios hablan de un portazo definitivo a los efectos secundarios que suelen acarrear los anticonceptivos de esta índole, ya que no alteran los niveles hormonales del hombre, sino que únicamente afecta a la movilidad de los espermatozoides.
En los primeros ensayos de YCT-529 realizados con ratones, se ha encontrado que la píldora masculina tiene, además de una alta eficacia, una rápida reversibilidad. A las 24 horas después de la toma de este fármaco se recuperaría la movilidad de los espermatozoides, por lo que permite obtener un gran control sobre la fertilidad.
Estos primeros ensayos clínicos ya han culminado con muy buenos resultados. Después de las pruebas con ratones, actualmente se está probando su eficacia y resultados en pacientes masculinos. Si todos los resultados continúan siendo positivos, podríamos tenerlo disponible a partir de 2030.
¿Fertilidad = virilidad?
Uno de los grandes tabúes a los que históricamente se ha enfrentado la propuesta de una anticoncepción “hormonal” masculina es la relación entre fertilidad y virilidad que todavía tienen muchos hombres.
Depende de nuestra sociedad derribar este mito y avanzar poco a poco hacia un camino en el que existe una verdadera corresponsabilidad anticonceptiva. El hecho de que no tenga efectos secundarios (como cambios de humor o cambios en la líbido) puede ayudar mucho a romper estos mitos.
De momento, no se han encontrado efectos secundarios en la administración de este fármaco
¿Existe una verdadera voluntad de redistribuir la carga anticonceptiva?
Es uno de los grandes debates de nuestros días y para arrojar algo de luz y entender cómo está la situación actual, hemos hablado con la Dra. Matilde Gómez Frieiro. Nos cuenta que actualmente “aunque se han logrado avances en la investigación de los anticonceptivos hormonales masculinos, la realidad es que la carga anticonceptiva sigue recayendo en las mujeres mayoritariamente”.
Por fortuna, empiezan a verse cambios y así nos lo explica la ginecóloga: “pese a ese discurso en las nuevas generaciones de corresponsabilidad, seguimos siendo las mujeres las que asumimos los efectos secundarios, el coste y la preocupación por la anticoncepción. Si actualmente ni siquiera son capaces puntualmente de usar un preservativo, ¿creemos que van a tomarse una pastilla diariamente para evitar un embarazo no planificado?”
La cuestión va más allá, como reflexiona Gómez Frieiro: “y otra pregunta que me haría ‘¿te fiarías?’. Puede ser que en una pareja estable se consiga, pero en las relaciones esporádicas el preservativo sigue siendo la mejor opción. No existe una voluntad real de equilibrar la responsabilidad y no solo es necesaria más investigación si no que necesitamos educación y compromiso social. Solo así dejaremos el ‘ella se encarga’”.
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