
¿Dormir con un reloj inteligente es malo? La obsesión por las métricas de nuestro smartwatch
¿Tu smartwatch te ayuda o te juzga? A partir de los 35, muchas mujeres sienten presión en lugar de bienestar al contar pasos, calorías y sueño.
A priori la idea es genial: un pequeño dispositivo en la muñeca que promete medir cuántos pasos damos, cómo dormimos, cuántas calorías quemamos cada día o si nuestro corazón va demasiado rápido o demasiado lento. Como muchas herramientas tecnológicas, los smartwatch o relojes inteligentes nacieron con la ambiciosa promesa de ayudarnos a cuidarnos en nuestro día a día. El problema es que el exceso de información puede convertirse en una pesadilla.
Aunque la idea era buena, muchas mujeres, sobre todo a partir de los 35, hemos empezado a sentir que toda esa supuesta ayuda del smartwatch se ha transformado en una forma de esclavitud. Tanta información, tanta métrica detallada y tanto objetivo, ha convertido cumplir con nuestro reloj en otra tarea inabarcable de nuestro día a día. De repente, mirar el reloj antes de acostarnos no nos relaja, nos estresa. Ver que no hemos alcanzado el objetivo de pasos del día no nos motiva, nos frustra. Y dormir con él no siempre significa dormir mejor.
Entonces, ¿dormir con un reloj inteligente es malo? Depende. Lo que sí puede ser dañino es convertir sus métricas en una especie de norma absoluta que pasa por encima de nuestro cuerpo y nuestras necesidades reales.
Hemos hablado con la dietista Miguelina Mateo, especializada en pérdida de peso y salud digestiva, sobre cómo nos afectan a las mujeres este tipo de dispositivos y sobre la delgada línea roja que existe entre que sean nuestros aliados o nuestros enemigos.


¿Qué mide de verdad tu reloj inteligente?
Está claro que no todos los smartwatches miden con la misma precisión, y no todas sus mediciones son igual de fiables. A día de hoy, los relojes inteligentes pueden ofrecer datos útiles, pero es importante tener claro que no siempre son exactos, por eso es fundamental aprender a descifrarlos antes de dejarnos influenciar demasiado por sus métricas.
Analizamos qué miden los smartwatch:
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Conteo de pasos
En general, los contadores de pasos son bastante precisos, sobre todo en modelos como Fitbit o Apple Watch, con márgenes de error aceptables (menos del 10% en general). Aun así, ten muy en cuenta que los relojes pueden registrar movimientos de muñeca como pasos reales, sobre todo si gesticulamos mucho o empujamos un carrito, por ejemplo.
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Medición de la frecuencia cardíaca (FC)
La mayoría de relojes actuales usan sensores ópticos basados en fotopletismografía para estimar la FC. Para uso cotidiano, los datos podrían considerarse más o menos fiables. El Apple Watch, por ejemplo, tiene una precisión superior al 90% en reposo. Pero durante ejercicio intenso o en caso de pieles más oscuras, la medición puede alterarse por lo que, en ningún caso, un smartwatch puede ser el sustituto de un electrocardiograma.
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Gasto calórico consumido
Es una métrica que resulta muy atractiva para las mujeres, pero tiene trampa. La estimación de calorías quemadas es la función menos fiable de cualquiera de estos dispositivos. Un estudio reciente publicado en Sensors (MDPI, 2024) analizó el Apple Watch Serie 9 y concluyó que el gasto calórico podría estar sobreestimado en hasta un 30%, dependiendo de la intensidad de la actividad.
En este sentido, la dietista Miguelina Mateo lo dice alto y claro: “No deberíamos usar el smartwatch para calcular calorías consumidas. Sin lugar a dudas, es más saludable hacer ejercicio con el objetivo de ganar resistencia, fuerza y bienestar que cumplir con nuestro reloj”. -
Análisis de los ciclos de sueño
En la mayoría de las mujeres mayores de 35 años, el sueño es una preocupación omnipresente. Lo cierto es que los relojes pueden identificar con bastante fiabilidad si estamos dormidas o despiertas (con más del 90% de precisión). Pero desde luego no distinguen bien entre el sueño profundo, el ligero o la fase REM. Algunos modelos cruzan el movimiento que hacemos con nuestra frecuencia cardíaca para hacer estimaciones, pero aún están muy lejos de un análisis clínico como una polisomnografía.
Dormir con un reloj no es malo en sí, pero tampoco nos garantiza un mejor descanso ni sus datos son una verdad absoluta. Si estamos en ese punto de no retorno en el que por la mañana nos sentimos culpables por ver una “mala puntuación de sueño”, quizá estemos delegando demasiado peso el algoritmo y es hora de coger las riendas.
“Debemos recordar que estas mediciones que se realizan a través de apps que usan algoritmos tomando como referencia un patrón o modelo general, no son mas que aproximaciones que nos pueden dar información a modo orientativo, pero que no reflejan 100% la realidad del día a día. Los cambios hormonales, el estrés, la falta de sueño tienen un impacto en nuestra salud, por tanto, no podemos cegarnos con recomendaciones genéricas de un dispositivo o app que no toma en cuenta el lado humano o situaciones de salud y enfermedad”, advierte Miguelina Mateo.
No olvidemos que, después de los 35, nuestras prioridades cambian y el descanso puede pesar más que el rendimiento, y la salud mental más que las calorías quemadas.
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“Cuando haces un entrenamiento porque te gusta, sin importar el tiempo ni las calorías que hayas podido consumir y tu smartwatch simplemente te acompañe en este proceso será una aliada real de tu bienestar y no algo de lo que te has hecho esclavo”.
Miguelina Mateo, dietista con formación en pérdida de peso y patologías digestivas.
La obsesión por las métricas y su posible impacto emocional
Los relojes inteligentes deberían ser exclusivamente herramientas para darnos información y mejorar nuestro bienestar. Pero, ¿qué pasa cuando el exceso de datos nos genera ansiedad?
Tal y como explica Miguelina Mateo, tanto el ejercicio, como la cantidad de pasos que hacemos al día son importantes y, en este sentido, observar las métricas, puede ser un apoyo para mejorar y mantener la salud cardiovascular, metabólica, hormonal, mental, liberar estrés, etc. Siempre y cuando lo incorporemos como parte de nuestra rutina y estilo de vida de forma friendly, sin obsesiones, sin extremos.
El problema es que ocurre con demasiada frecuencia que nos creemos a pies juntillas todo lo que nos dice nuestro smartwatch y la dependencia y el uso obsesivo de estos dispositivos llega a producir estrés, episodios de ansiedad e incluso determinados trastornos del sueño. “Si mirar tu reloj inteligente es algo que empieza a afectar tu autonomía para hacer las cosas, te genera obsesión, ansiedad y estrés, quizás sea el momento de quitártelo y dejarlo descansar una temporada. Si, por el contrario, conocer tu ritmo de movimiento es algo que te motiva para mantener un mínimo de actividad diaria, apoyarte en este tipo de tecnología puede ser una buena forma de medirlo”.
Señales de que tu smartwatch te está controlando más de la cuenta:
- Sentir ansiedad si no cumplimos el objetivo diario de pasos.
- Hacer ejercicio solo para “ganar puntos” en la app.
- No escuchar nuestro cuerpo y seguir entrenando a pesar del cansancio o sentir dolor.
- Dormir mal por estar pendiente de cómo “saldrá la puntuación” al día siguiente.
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Reconciliarnos con la tecnología: usarla sin que nos use
No se trata de demonizar los relojes inteligentes. Como dice Miguelina: “La tecnología puede ser nuestra aliada o nuestra enemiga, dependerá de nosotros y del uso que le demos puede ser una herramienta con un gran potencial sin necesidad de generar un impacto negativo en nuestra vida. Cuando haces un entrenamiento porque te gusta, sin importar el tiempo ni las calorías que hayas podido consumir y tu smartwatch simplemente te acompaña en este proceso, la tecnología será una aliada real de tu bienestar y no algo de lo que te has hecho esclavo».
No se trata de vivir sin datos, sino de vivir sin culpa. Porque la salud no se mide solo en números. Algunas ideas para lograrlo:
- Revisa tu motivación: ¿Usas el reloj para cuidarte… o para castigarte si no cumples objetivos?
- Ponte a prueba: Deja el reloj en casa algún días y observa cómo te sientes sin datos.
- Prioriza el bienestar sobre la métrica: Si te sientes genial después de una buena caminata, no necesitas saber si has dado 8.000 o 9.000 pasos, En serio.
- Entrena por placer, no por calorías: Recupera el disfrute de moverte sin tener que “ganar puntos”.
- Mejor duerme sin reloj si te estresa: La calidad del sueño también se siente, no solo se mide.
- Recuerda que cada cuerpo es único: Un algoritmo no conoce tus ciclos, tu historia, tus hormonas ni tu contexto.