Crianza respetuosa, mucho más que una tendencia: estos son sus pilares y cómo aplicarla en tu día a día
Este modelo de crianza se basa en tratar a los hijos desde la empatía, la comprensión y el apego seguro. ¡Te contamos más!
Si quieres iniciar un debate calentito, saca en cualquier foro el tema del sharenting o de la crianza respetuosa de los hijos. En lo que a la forma de educar a los niños y niñas se refiere, cada cual tiene una visión distinta y, sobre todo, es muy fácil opinar de la educación que reciben los hijos de los demás y muy difícil educar a los tuyos, como repasé en este artículo en primera persona.
Dicho esto, la crianza es una gran responsabilidad y un reto y no es algo que deba improvisarse. Está bien sentar con tu pareja, si la tienes, las bases fundamentales y establecer los pilares sobre los que construiréis el día a día de vuestra familia.
¿Qué es la crianza respetuosa y cuáles son sus claves?
La crianza respetuosa o consciente es, podríamos decir, un estilo de vida que consiste en tratar a los hijos desde el apego, la empatía, el amor, la comprensión, el trato igualitario y el respeto, alejándose de la crianza tradicional, mucho más autoritaria y desapegada.
Existen algunas pautas para ajustar la crianza de los hijos a esta corriente, pero no son dogmas: cada familia elige la manera más natural de criar a sus hijos desde este estilo educativo consciente, y es importante recordar que lo que vale para unos no tiene que valer para todos. Aun así, estas son algunas de las claves:
- Tratar a los niños de igual a igual y valorar sus decisiones como las de los adultos. No tomarlas por ellos.
- Empatizar y sintonizar con los hijos para entender cómo se sienten y cuáles son sus necesidades.
- Límites y refuerzos positivos: tratar de que los niños entiendan bien por qué existen esos límites. Sin castigos ni amenazas.
- Estar muy presentes en el día a día de los hijos, pasar el mayor tiempo con ellos físicamente aunque ello implique renuncias.
Lo normal es que intentes criar desde esa perspectiva consciente, pero que no siempre lo consigas, que pierdas los nervios o que termines haciendo justo lo que dijiste que nunca harías con tus hijos. El objetivo de los padres que se identifican con este estilo es ser conscientes de sus errores y tratar de reconducir las cosas lo antes posible y en la medida de sus posibilidades.
Crianza tradicional vs crianza respetuosa, ¿cuáles son las diferencias?
Mucho ha cambiado la manera en que los padres tratan a sus hijos en las últimas generaciones, pero, en términos generales, cuando hablamos de crianza tradicional, nos referimos a aquella que está basada en el miedo y reforzada por los castigos, los premios, los chantajes y los gritos.
Los detractores de la crianza respetuosa confunden esta manera de educar con la idea de que a los hijos se les permite hacer lo que quieran porque no existen los castigos. Sin embargo, los límites sí existen en la crianza respetuosa porque son necesarios, pero se pactan y se comprenden a la perfección entre padres e hijos.
En la crianza respetuosa, los papás y mamás empatizan con sus hijos e hijas y los límites se establecen en familia, no se imponen por desde un lado y se acatan desde otro. La jerarquía desaparece y en su lugar se establece la horizontalidad, el trato de tú a tú y las aficiones, los gustos y las necesidades no se imponen, sino que se respeta la identidad de los niños.
Cómo adaptar la crianza respetuosa a las diferentes etapas de la vida de nuestros hijos
Cada etapa de la infancia requiere de unos límites, unos refuerzos y unas rutinas de educación y convivencia familiar muy diferentes.
Desde antes de nacer, cuando nuestros hijos son bebés y hasta que podemos razonar con ellos, la crianza respetuosa se fundamenta en la teoría del apego dictada por John Bowlby, basada en la idea de que los niños sufren cuando sus padres no atienden sus necesidades de forma inmediata y ese sufrimiento puede desencadenar en problemas de autoestima o inseguridad en su carácter.
El objetivo en esta etapa es crear lazos afectivos muy fuertes con nuestros hijos y entender que su llanto no es un vehículo para manipularnos, sino para comunicarse con nosotros.
Durante la infancia propiamente dicha, la comunicación es el único instrumento para educar a nuestros hijos de forma respetuosa y consciente. Ellos deben aprender a expresarse para hacerse entender y explicar sus necesidades y sus sentimientos, y los padres debemos hacer un esfuerzo por explicar las cosas, trazar límites razonables que sean comprensibles para ellos y transmitir con claridad también lo que nos parece bien o mal en cada momento.
Según crecen nuestros hijos, llega el momento de evitar los castigos, los premios innecesarios y dominar las rabietas para apostar por el refuerzo positivo y los límites consensuados. El ejemplo es fundamental en esta etapa en la que se forja el carácter del niño o niña.
En la adolescencia casi todo se complica, es un momento de muchos cambios y la complicidad y el apego que habíamos conseguido con nuestros hijos parece desaparecer por arte de magia. La crianza respetuosa en esta etapa se basa más que nunca en la comprensión y el apoyo.
Mucha paciencia, respetar su espacio sin desentenderse de sus inquietudes y confiar en que tus hijos serán capaces de hacer las cosas bien son algunas de las pautas básicas para afrontar este periodo. Psss…! El humor puede ser el ingrediente clave para reconectar y sobrevivir a un adolescente en la familia.
La pregunta del millón: ¿lo estoy haciendo bien?
Hacerlo bien o no es algo demasiado subjetivo porque en el día a día de la educación intervienen demasiadas variantes. Sin duda ninguna, una cosa es cómo queremos educar a nuestros hijos y otra cómo logramos hacerlo en realidad, dado nuestro entorno y las limitaciones que puedan ir surgiendo. Querer educar en el respeto y la consciencia no es siempre garantía de conseguirlo (podemos apostar por juguetes sin género y que luego nuestros niñxs adoren lo estereotipado), pero esforzarse seguro que merece la pena y que dotará a nuestros hijos de valores positivos y les ayudará en su crecimiento personal.
Por supuesto, existen situaciones que nos ponen a prueba a diario: a veces los niños tienen un mal día y otras veces eres tú la que no está de humor. Trata de mantener la calma o reconducir la situación lo antes posible.
Además, siempre está bien recordar que debemos esforzarnos en conocer bien a nuestros hijos, para que se sientan aceptados y queridos. Trata de establecer siempre una relación de confianza con ellos para que, aun en los peores momentos, confíen en ti y no tengan miedo a mostrarse tal y como son y para que nunca dejen de contarte que han suspendido un examen o han tenido un problema en el colegio.
Pero, sobre todo, trata de no poner en su mochila el peso de tus propias expectativas y experiencias y respeta su individualidad con todo lo bueno y lo malo que tenga para ofrecer al mundo.