Desconectar del trabajo en verano, ¿qué le pasa a nuestro cerebro cuando no lo logramos?
Existen herramientas muy efectiva para desconectar del trabajo en verano y disfrutar de un verdadero detox en vacaciones. Palabra de psicóloga.
Después de todo el año soñando con las vacaciones, llega ese momento y parece que la mente se pone en guardia e impide que ese merecido descanso sea tan efectivo como debería ser. Cuesta mucho desconectar del trabajo en verano y también de las obligaciones y preocupaciones diarias.
Esto puede acarrear problemas físicos y psicológicos y es que el descanso es mucho más importante de lo que parece. Hablamos con Sofía Reguillos, psicóloga especializada en ansiedad, apego y trauma, para que nos dé unos tips para aprender a desconectar del trabajo en verano y aparcar las preocupaciones del día a día hasta que toque volver a la rutina.
“Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas” (Artículo 24 de la Declaración Universal de Derechos Humanos).
¿Qué consecuencias tiene para el cerebro no saber desconectar en vacaciones?
La psicóloga Sofía Reguillos explica que la clave se encuentra en la amígdala: “Cuando estoy preocupada por algo o dándole vueltas a algunos temas, se activa la amígdala, que es como el centro del miedo y la que se preocupa por posibles amenazas, lo que hace que perciba esa preocupación como una amenaza”.
Esto no pasa en vano por el cerebro y tiene consecuencias. “Cuando mi amígdala está muy activada, mi lóbulo prefrontal, que es el que se encarga de pensar claramente, no funciona bien, por así decirlo. Por eso es muy importante bajar esa actividad de la amígdala”, expone Reguillos.
Además, también es importante tener en cuenta que “si estoy todo el rato hablando del trabajo, pensando qué tengo que hacer de cara a septiembre o incluso usando las pantallas (revisando el email, hablando con clientes, mirando el WhatsApp…), esto hace que mi cerebro esté sobreestimulado y mi sistema nervioso esté en la rama del sistema nervioso simpático, que es el de lucha o huida”, indica la psicóloga y añade que “si se activa esta rama no se activa la parte ventrovagal, que es la de calma, por eso es muy importante ese détox de hablar y pensar en el trabajo y enfocarnos en lo que estamos haciendo en las vacaciones”.
3 pautas para aprender (de verdad) a desconectar del trabajo en verano
Cómo desconectar del trabajo en verano
-
Atención plena en el momento presente:
Todo aquello que ayude a tomar conciencia en el momento presente puede ayudar a bajar la activación de la amígdala: la atención plena, el mindfulness… La psicóloga Reguillos nos da dos herramientas para poner atención plena en el momento presente:
Respirar profundamente: inhalando por la nariz y exhalando por la boca, para poner la atención en la respiración.
Oler y tocar algo, para conectar con las sensaciones corporales: si es ácido, si está frío, si es rugoso, si es agradable… Si viene una preocupación, lo mejor es no darle vueltas y volver amablemente a lo que se esté haciendo, al momento presente.
-
Establecer límites de pantallas:
Aprender a desconectar del trabajo en verano implica un cambio de gestos cotidianos que están tan interiorizados que cuesta mucho dejar de hacerlos de un día para otro. Hablar por WhatsApp con compañeros de trabajo sobre trabajo, contestar a un cliente, revisar el email… La doctora explica que esto puede suponer una sobrecarga que genera mucho estrés y distrae de lo que se está haciendo, impidiendo conectar con el momento presente y alejándose de esa parte ventrovagal del sistema nervioso que lleva a la calma y la relajación.
-
Potenciar el estado más natural:
La niña interior (todavía está ahí, aunque no siempre se manifieste) es nuestra expresión más creativa, a la que le apetece probar cosas nuevas, hacer algo distinto, que se fija en los pequeños detalles y agradece lo que está viviendo. En el día a día, es normal no tenerla presente, por eso es importante volver a conectar con ella en vacaciones.
“Si yo estoy metida en la vorágine del trabajo no suelo parar a agradecer las pequeñas cosas del día a día. O si tengo una rutina de casa al trabajo, al supermercado, a yoga y a hacer la compra, entonces no me da espacio para intentar hacer algo nuevo, una actividad que me apetezca probar o ser más creativa”, explica la psicóloga.
¿Qué hacer si las preocupaciones personales no dan tregua ni en vacaciones?
Buscar actividades que sean satisfactorias y para las que no siempre se tiene tiempo, desde visitar museos hasta pintar mandalas, desempolvar los juegos de mesa para jugar en familia, hacer una receta que se tenga ganas de probar, leer… Cada una encuentra la felicidad y la calma en diferentes actividades y ahora es el momento de hacerlas.
Empezar a practicar ejercicios como el mindfulness o la meditación son excelentes herramientas que pueden ir más allá de las vacaciones y ayudar también con la rutina diaria.
Las vacaciones son el mejor momento para rodearte de las personas que hacen la vida más bonita y divertida, pero también para aprender a estar con uno mismo, sin prisas, sin horarios… Sin excusas. Abrir el círculo más allá de los compañeros de trabajo es muy importante para lograr ese detox tan necesario.
Y, siempre que se pueda, deja el móvil y el ordenador en casa o, al menos, dentro del bolso o la mochila. Si te resulta complicado, establece un límite de tiempo de pantalla. La mayoría de dispositivos cuentan con herramientas de bienestar digital que ayudan a controlar el uso que se hace de ellos. Desconectar con lo virtual para conectar con lo real te ayudará a estar más enfocadas en el momento presente.