Desgarro vaginal en el parto o al tener relaciones, ¿qué debes hacer si te ocurre?

Es un tema a menudo rodeado de tabúes y malentendidos que tiene gran importancia para prevenir daños en nuestra zona íntima

septiembre 27, 2023 Escrito por Sara G. Pacho

Redactora de Bloom especializada en salud femenina, estilo de vida y feminismo. Licenciada en Sociología por la Universidad de Salamanca y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Máster en Comunicación como Agente Histórico-Social, especialidad en Lenguaje Audiovisual por la Universidad de Valladolid.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

Tanto durante el parto como a la hora de tener relaciones sexuales, el desgarro vaginal es una experiencia que puede variar en su gravedad y causas y es fundamental entender sus factores desencadenantes, tratamientos y medidas preventivas para darle la atención que merece. 

Desgarro vaginal

Los desgarros vaginales, también conocidos como laceraciones o desgarros perineales, son lesiones que afectan el tejido vaginal… y que duelen. Mucho. Aunque también es cierto que depende del grado. Es común que ocurran durante el parto vaginal, cuando el bebé está saliendo, pero también pueden suceder durante las relaciones sexuales. Además se puede dar de forma espontánea montando en bicicleta, por ejemplo (poco frecuente), como parte del envejecimiento de la zona o por una irritación crónica. 

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Sus síntomas más frecuentes, aparte del dolor que ya hemos mencionado, pueden ser el sangrado, la hinchazón o la sensibilidad. Esto variará en función de su gravedad, lo que también determinará si es necesaria la atención médica o no.

  1. Desgarros de primer grado

    Son superficiales y afectan solo la capa más externa de la piel vaginal o perineal. Suelen causar dolor o escozor al orinar y, en algunos casos, requieren sutura. Por lo general, cicatrizan en varias semanas.

  2. Desgarros de segundo grado

    Afectan a las capas musculares más profundas y los músculos entre la vagina y el recto, pudiendo llegar más adentro en la vagina. Estos desgarros generalmente requieren sutura en la sala de partos y la recuperación lleva de 3 a 4 semanas.

  3. Desgarros de tercer grado

    Los desgarros de tercer grado se extienden al músculo que rodea el ano. Pueden necesitar reparación en una sala de operaciones y tardan entre 4 y 6 semanas en cicatrizar. En estos casos también es habitual que haya que seguir un tratamiento antibiótico y tratar posibles consecuencias de incontinencia.

  4. Desgarros de cuarto grado

    Son los más graves, ya que afectan tanto el músculo anal como el recto. Requieren reparación en quirófano y la recuperación puede ser prolongada. Sí o sí será necesario seguir un tratamiento con antibióticos y llevar a cabo una serie de cuidados especiales son necesarios para evitar complicaciones como infecciones o incontinencia.

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Desgarro vaginal en el parto

El momento más común donde suceden los desgarros vaginales es durante el parto. No te asustes: ¡no tiene por qué pasarte! Por otra parte, precisamente que sea algo más o menos habitual hace que los profesionales que te están atendiendo en ese momento reaccionen rápido para poder actuar de manera inmediata. 

¿Por qué se dan este tipo de desgarros durante el parto? Normalmente se debe a la tensión y la presión que se ejerce. Es decir: no es que haya una manera de “evitarlo”, pero sí hay algunos factores que pueden disminuir las posibilidades de sufrirlo: realizar masajes previos en el perineo para preparar el tejido, la posición de dar a luz (en vertical hay más posibilidades por la gravedad) y la elasticidad que tengamos en la zona, que se puede haber trabajado previamente en clases de pilates o suelo pélvico y que ese mismo día se puede incrementar con la aplicación de compresas con agua caliente. 

También hay factores que son impredecibles e inevitables, como el peso y la posición del bebé o la velocidad de salida de la cabeza. 

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Desgarro vaginal durante las relaciones sexuales

Es menos común que durante el parto, pero puede suceder en determinadas situaciones. Estas son algunas de las posibles causas:

  • Falta de lubricación

    No siempre lubricamos igual… y no importa porque para eso están los lubricantes. El sexo será más satisfactorio en general y evitarás el riesgo de desgarro. Utiliza uno con base acuosa para que todo fluya mejor, especialmente si estáis usando preservativo (los que tienen otra base pueden afectar a su eficacia).

  • Tensión muscular

    La tensión en los músculos del suelo pélvico puede hacer que la penetración sea dolorosa y aumentar el riesgo de desgarros. Las relaciones sexuales tienen que ser un momento de relax, de juego, de pasarlo bien. ¡Fuera estrés! Si te cuesta relajarte, habla con tu pareja hasta que te sientas cómoda con lo que estáis haciendo.

  • Afecciones médicas

    La sequedad vaginal o la vulvodinia pueden aumentar la vulnerabilidad al desgarro durante las relaciones sexuales. Es importante tratar estas afecciones con la ayuda de un profesional de la salud.

Sea como sea, es fundamental comunicarse abierta y honestamente con la pareja y buscar atención médica si se experimenta dolor persistente, sangrado o cualquier otro síntoma preocupante.

Si sospechas que has sufrido un desgarro vaginal, es recomendable que laves bien la vulva con agua y mucha suavidad para evitar una posible infección. En los siguientes días será mejor evitar la penetración y el uso de productos menstruales que también impliquen alojarse en la vagina, como los tampones o la copa menstrual. Utiliza ropa interior de algodón que no irrite la zona y, si pasan los días y la herida no cura por sí sola o el dolor es fuerte y sangras a menudo, pide cita con tu doctor/a.

Fisuras vulvares

Cuando hablamos de fisuras en la vulva nos referimos a desgarros más superficiales en la piel alrededor de la vagina. Aunque pueden causar dolor, por lo general se cierran por sí solas en algunas semanas. No obstante, al ser una herida, depende de la gravedad. También es posible que requieran de atención médica.

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Con todo eso no queremos asustarte: nuestras vaginas son más resistentes de lo que creemos. Sus músculos son fuertes y hay mucho flujo sanguíneo en la zona, por lo que las heridas suelen curarse rápido. No obstante, conviene prestar atención, ¡también es una zona delicada!

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Tratamientos para desgarro vaginal

Como te hemos adelantado a lo largo de este artículo, el tratamiento que se da al desgarro vaginal, ya se haya producido durante el parto o teniendo relaciones sexuales, va a depender de su gravedad. 

Si este desgarro sucedió mientras dabas a luz, es importante hacer un seguimiento durante dos o tres semanas para vigilarlo y pasados unos meses para revisar si se ha curado correctamente. En cualquier caso, si sientes dolores intensos, incontinencia o fiebre es fundamental acudir cuanto antes a consulta. 

Los desgarros pequeños pueden sanar por sí solos o con puntos de sutura simples. Sin embargo, los casos más graves sí pueden requerir de cirugía y de un cuidadoso seguimiento para evitar posibles complicaciones. 

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