¿Por qué las relaciones sexuales hacen ‘match’ con la cistitis? Así nos afectan (física y emocionalmente) las infecciones urinarias
La cistitis postcoital puede llegar a ser muy incómoda y condicionar nuestro bienestar. ¿Se puede combatir? La alimentación y la suplementación son la respuesta
Contenido ofrecido por Bloom en colaboración con MUSA
Quizá si te decimos infecciones del tracto urinario (ITU) no tengas claro de qué te hablamos, pero… ¿y si te decimos cistitis? Es probable que te suene mucho más. Bien porque cada verano se apunta a tus vacaciones o bien porque sueles sufrirla después de las relaciones sexuales. Esta última versión es la que se conoce como cistitis postcoital y, aunque es bastante habitual que pasemos por ella sin demasiadas complicaciones, no podemos negar que es incómoda, molesta y que puede afectar a nuestro estado anímico y emocional.
Si estás familiarizada con la cistitis postcoital, quizá te preguntas qué puedes hacer tú para librarte de ella o, mucho mejor, combatirla y conseguir que tu vida sexual no se vea limitada por esta razón. Los complementos alimenticios como MUSA CISTILACTO son la respuesta. Está elaborado a base de D-manosa para evitar la adherencia de las bacterias que provocan la cistitis (más abajo hacemos las presentaciones oficiales) y del probiótico L-salivarius, para crear una acción protectora frente a infecciones urinarias.
Es una solución eficaz cuando la cistitis ya está haciendo de las suyas y si lo que se busca es evitar estas infecciones. Aunque existen alimentos que pueden ser beneficiosos para evitar y aliviar las ITU, no hay debate acerca de las ventajas que aportan este tipo de complementos alimenticios.
“Los alimentos tienen concentraciones de estas sustancias, pero en una proporción mucho más baja. Por ejemplo, cuando tomamos arándano rojo, la sustancia que previene las infecciones de orina es la proantocianidina”, explica la Dra. Silvia P. González, ginecóloga y Máster Universitario en Microbiota Human.
Sin embargo, matiza que, para ayudar a enfrentar la infección solo a base de arándanos, sería necesario tomar una cantidad altísima, por lo que los complementos alimenticios como MUSA CISTILACTO son más efectivos. “Es mucho más sencillo realizar una extracción de los componentes activos y concentrarlos», añade.
En Bloom nos encanta aportar una pizca de teoría (por algo la divulgación es lo nuestro), así que no está de más recordar qué es la cistitis postcoital. Se define así a la infección urinaria que aparece tras las relaciones sexuales, generalmente hasta 24 horas después. Causa la inflamación de la vejiga y se puede manifestar con molestias a la hora de orinar, pero también en la zona abdominal.
En la mayoría de los casos, la bacteria que provoca la infección esla Escherichia coli (E.coli), tal y como apunta este estudio de sensibilidad antimicrobiana de las infecciones del tracto urinario. Es una bacteria que está presente en la zona perianal y también en el intestino.
Así se manifiesta la cistitis postcoital
Los síntomas de la cistitis postcoital son fáciles de reconocer. Los más habituales son:
- Molestias al orinar, como ardor, escozor, dolor…
- Imposibilidad de vaciar completamente la vejiga
- Sensación continua de tener la necesidad de orinar
- Coloración diferente en la orina (en ocasiones puede aparecer con algo de sangre)
- Dolores en la zona abdominal y pélvica
Pero, además, la cistitis postcoital puede acarrear consecuencias emocionales. Un episodio aislado no debería dejar más allá de un mal recuerdo y unos días de molestias, pero cuando esta se cronifica puede perjudicar de manera importante a nuestra calidad de vida. Algunos efectos psicosociales en los que puede derivar son inseguridad o ansiedad.
Las relaciones sexuales pueden disparar las infecciones urinarias
¿Por qué la cistitis y las relaciones hacen ‘match’? Durante el sexo, se produce una fricción que facilita la entrada de bacterias a la uretra. Además, puede haber también contaminación fecal y “arrastrar” las bacterias de la zona perianal a la vejiga.
La falta de lubricación o la exposición a algunas sustancias químicas (como las presentes en los preservativos o los espermicidas, por ejemplo), pueden actuar también como disparadores de la cistitis postcoital.
Algunas mujeres son más propensas a la cistitis postcoital. Hay factores de riesgo, como en las infecciones de repetición, cuando se puede generar tolerancia a los antibióticos, la forma en que se tratan habitualmente estas ITU. Pero también existen causas relacionadas con cuestiones anatómicas, como una uretra muy corta o la atrofia vaginal.
Sí, tu alimentación puede ayudarte a combatir la cistitis postcoital
Tu estilo de vida puede influir a la hora de combatir una cistitis postcoital. Una buena higiene íntima es fundamental y esto implica no utilizar productos que puedan alterar el pH de la zona (por esta misma razón, di no a las duchas vaginales).
También es muy recomendable orinar siempre después de tener relaciones sexuales y beber mucha agua para facilitar la micción e impedir la adherencia de las bacterias que pueden causar estas ITU.
Hacer pis después de tener relaciones sexuales ayuda a impedir que las bacterias se adhieran a la vejiga. La D-manosa también ayuda con este objetivo.
Al lío, ¿qué nos puede ayudar a librarnos de la cistitis postcoital? La D-manosa —un azúcar simple— funciona muy bien para ayudar a enfrentarla. Así nos lo explica la citada Dra. Silvia P. González: “La D-manosa bloquea unos tipos de fimbrias que permiten que las bacterias intestinales, sobre todo la E.Coli, se adhieran a la vejiga”. Al no producirse esta adherencia, las bacterias no se pueden multiplicar y se eliminan mediante la micción sin llegar a causar la infección.
También juega un papel fundamental el L-salivarius. “Es un Lactobacillus que desarrolla una función protectora sobre las infecciones de orina de repetición. Si la microbiota vaginal es saludable, la bacteria intestinal no va a lograr llegar hasta la vejiga”, detalla. Esas bacterias tienen que llegar desde el recto hasta la vejiga para generar la infección, pero como ese trayecto es largo, explica la doctora, “tienen que hacer una estación intermedia en la vagina”. Si nuestra vagina tiene la microbiota en plena forma, las bacterias no se pueden asentar ahí y pasan de largo.