
Congelar óvulos: las 10 cosas que te van a ayudar a decidir
¿Estás pensando en congelar tus óvulos? Analizamos qué significa realmente vitrificar óvulos, cuáles son las probabilidades reales de embarazo, que pasa si no los usas, lo legal, lo emocional y lo económico.
En España, congelar óvulos ha dejado de ser algo poco común. De hecho, el número de mujeres que deciden congelar sus óvulos para posponer su posible maternidad no para de crecer. Según el último dato disponible en el Registro de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), en el año 2022, se realizaron 8.123 vitrificaciones de óvulos, lo que supone un aumento del 38% respecto al año anterior. Ese salto evidencia que cada vez más mujeres ven la congelación como una opción real para ganar tiempo en su recorrido vital, sea por motivos personales, profesionales o sociales.
Tomar la decisión de congelar óvulos es, en muchos sentidos, apostar por un futuro incierto. Porque, hablando claro, es decidir hoy sobre algo que quizá suceda dentro de varios años, cuando seguramente las circunstancias personales, laborales o afectivas sean otras y cuando el reloj biológico ya haya avanzado muchos pasos.
Antes de lanzarse a congelar los óvulos no sólo es necesario informarse sobre cómo es el proceso a nivel técnico (que tiene mucha miga) sino que también hay que tener muy claras cuáles son las probabilidades reales, las implicaciones legales, los costes económicos y emocionales, los riesgos, lo que pasa cuando no quieres usar esos óvulos y mil cosas más.
En este artículo, ponemos el foco en la congelación de óvulos para responder a algunas de las preguntas que todas nos hacemos sobre el tema. ¿Cuántos óvulos se necesitan realmente para tener buenas posibilidades de embarazo, ¿Cómo deberíamos tener en cuenta la edad?, ¿Qué ocurre legalmente si decides no usarlos? o ¿Qué diferencia hay entre óvulos y embriones en el proceso?


Cómo es el proceso real de la congelación de óvulos
Muchas mujeres se pueden llegar a plantear la posibilidad de congelar sus óvulos pero no lo hacen porque no saben por dónde empezar o por miedo a enfrentarse a un proceso demasiado complicado.
Una vez que acudes a un centro médico especializado, esta sería la hoja de ruta estándar para un proceso de congelación de óvulos:
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Evaluaciones iniciales
La primera fase consiste en analizar qué puede esperarse. Para ello, se realizan análisis hormonales como AMH o FSH, y una ecografía de folículos antrales para medir la reserva ovárica, además de exámenes de salud general que sirven para asegurarse de que no haya infecciones, problemas hormonales u otras condiciones que puedan afectar al proceso. Esto ayuda también a estimar cuántos óvulos podría obtenerse.
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Estimulación ovárica
Si todo va bien, el siguiente paso es administrar medicación hormonal durante varios días (normalmente entre 8 y 12) para que los ovarios produzcan más folículos. En esta fase, se hacen controles frecuentes para ajustar dosis, evitar riesgos y evaluar cómo responde cada ovario.
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Punción ovárica
Cuando los folículos han madurado lo suficiente, se programa la extracción de los óvulos. Este procedimiento se hace bajo sedación, dura poco tiempo y requiere cuidados posteriores.
El objetivo es extraer los óvulos maduros que serán los que después se vitrificarán. -
Vitrificación y conservación
En el laboratorio, los óvulos maduros se vitrifican mediante una congelación ultrarrápida que protege mejor las células frente a las técnicas antiguas.
Luego se guardan en tanques especiales, a temperaturas muy bajas, durante el tiempo que decidas, con mantenimiento, condiciones controladas, y con requisitos de consentimiento y renovación. -
Descongelación de óvulos y transferencia al útero
Cuando la dueña de los óvulos toma la decisión, los óvulos se descongelan, se fecundan en el laboratorio, se cultivan los embriones y, si alguno es viable, se transfiere al útero con la esperanza de lograr el esperado embarazo.
Hoy en día, la supervivencia de los óvulos vitrificados en mujeres jóvenes ronda el 90 %, según datos aportados por Quirón salud. Pero hay que tener en cuenta que cada paso del proceso tiene pérdidas y que no todos los óvulos sobreviven al descongelado, no todos se fecundan, ni todos los embriones se implantan bien.
Las tasas de embarazo usando óvulos vitrificados no son idénticas a las de óvulos frescos, pero en los registros recientes de Registro de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) se observa que probabilidades de un embarazo con óvulos vitrificados cada vez son más altas. Siempre, claro, que el proceso se haga correctamente y que existan buenas que se congelaron a una edad temprana y buenas condiciones reproductivas.
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¿Qué pasa con los óvulos que no se usan?
La realidad es que hay muchos óvulos congelados que terminan por no usarse porque cuando se hacen planes a futuro, existe una posibilidad real de cambiar de opinión. Porque hay mujeres que, llegado el momento, no se sienten preparadas para el proceso, porque han conseguido quedarse embarazadas de manera natural antes de necesitarlos, porque cambian de plan vital y deciden no tener hijos, o porque se deciden por otras opciones de maternidad como la adopción o la ovodonación.
Si al final no usas tus óvulos congelados, estás serán las opciones:
- Donarlas para reproducción a otras personas, si das tu consentimiento.
- Donarlas para investigación, si el centro lo permite y hay proyecto autorizado.
- Destruirlas, si son óvulos sin fecundar y tú expresas ese deseo.
- Pedir que se dejen de conservar, lo que implica que simplemente no se mantengan más activamente.
Además es importante también saber que en las clínicas, existen protocolos para los casos en los que no se renuevan los consentimientos o los pagos de conservación, o se pierda el contacto de forma permanente entre la paciente y la clínica. Importante leer la letra pequeña.


Aspectos legales a tener en cuenta
Da un poco de vértigo saber que tus óvulos están al cuidado de otra persona y sin tu supervisión pero el hecho es que tu capacidad de decisión sobre ellos está reconocida en la ley española.
Esto lo esencial que conviene saber:
- La Ley 14/2006, de Técnicas de Reproducción Humana Asistida, regula la criopreservación de óvulos, embriones y semen, y la normativa sobre consentimiento, uso, donación o destrucción.
- Si los óvulos están sin fecundar, eres tú quien decide su destino.
- Si son embriones (óvulos ya fecundados), las opciones se limitan según viabilidad porque la ley no permite destruirlos activamente mientras sean viables. Pueden donarse, usarse, cederse a investigación, o cesar su conservación cuando dejen de ser viables o ya no se cumplan las condiciones clínicas.
- El centro o clínica debe pedir tu consentimiento informado, detallando lo que ocurrirá si los óvulos no se usan, los costes de conservación, la duración, las opciones de donación o destrucción.
- Debes renovar tu consentimiento periódicamente, según los protocolos de cada clínica. Si no lo haces, se puede decidir que esos óvulos están “abandonados” y aplicarse el destino que la normativa o el contrato con el centro determinen.


Congelar óvulos: las cosas que de verdad ayudan a decidir
Cada vez más mujeres se plantean congelar sus óvulos cuando sienten que el momento vital en el que están, bien por motivos personales, de pareja, laborales o de salud, no encaja con la maternidad, pero no quieren cerrar esa posibilidad en el futuro.
La decisión suele estar marcada por la presión del reloj biológico, por diagnósticos médicos que pueden afectar a la fertilidad (como tratamientos oncológicos), por la ausencia de una pareja con la que tener hijos en el presente o, simplemente, por la voluntad de darse más margen para decidir sin prisa.
10 cosas que deberías tener en cuenta si vas a congelar óvulos:
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Edad al congelar
Cuanto más joven lo hagas, mejor. Congelar antes de los 35 años marca una diferencia enorme en calidad ovocitaria y número de óvulos recuperables.
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Cuántos óvulos necesitas
No todos los que congeles se transformarán en un embarazo. Si puedes lograr unos 15-20 óvulos siendo joven, las probabilidades suben bastante. Si eres mayor, necesitarás más para compensar las pérdidas.
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Conoce tu reserva ovárica y salud reproductiva
Análisis hormonales, ecografía, además de revisar salud general porque influyen bastante más de lo que parece.
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Elegir bien la clínica
La experiencia, los ratio de éxito reales que reportan, que tipo de vitrificación emplean, qué protocolos usan, cómo manejan el laboratorio, etc. Es importante conocer los datos reales.
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Costes reales incluidos
Antes de lanzarte, asegúrate de conocer bien todos los costes que va a implicar. No solo la congelación, también los seguimientos, la conservación anual, los gastos futuros de descongelación, de fecundación, de transferencia, etc. Y prever si tendrás que hacer más de un ciclo.
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Tiempo de almacenamiento
Si se almacenan bien, los óvulos pueden conservarse durante años sin que esto implique pérdidas dramáticas solo por el tiempo. Pero hay que tener los datos.
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Alternativas por si no funciona
Valora opciones reales a las que acudir si la vitrificación no sale adelante como la donación de óvulos, la adopción o la posibilidad de renunciar a la maternidad. Es importante estar preparada para todo.
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Impacto emocional y expectativas
Saber que no hay garantías y que el proceso puede implicar decepción. Que habrá decisiones a tomar si al final no usas los óvulos y que el apoyo del entorno va a ser muy importante.
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Legalidad, derechos y contratos
Entender lo que dice la ley para España, qué implica el contrato de la clínica que elijas y saber cuáles son tus derechos sobre esos óvulos si todo cambia.
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Motivaciones propias claras
Antes de tomar la decisión hay que analizar bien cuáles son tus motivaciones reales para hacerlo y si de verdad lo quieres. De esta manera aunque el procedimiento sea duro, tendrá sentido para ti.