Amaxofobia o miedo a conducir: ¿por qué parece que nos pasa solo a nosotras?
¿Por qué aparece el miedo a conducir? He contado con el testimonio de tres mujeres y, junto al mío, hablamos de amaxofobia
Hace ya 15 años que me saqué el carnet de conducir. Todo a la primera, tanto el teórico como el práctico. Y aunque nunca fue algo que me alucinara, desde el primer momento cogí el coche para ir a trabajar. Un trayecto cortito, en un viejo vehículo familiar que me dieron “a fondo perdido»… Estuve con él diez años, conduciendo a diario, de noche, adelantando, aparcando… Cero problemas. Y no sabéis cómo lo echo de menos.
Lo que echo de menos no es el acto de conducir en sí, porque, como te digo, no diría que entra en mis aficiones. Echo de menos la seguridad que tenía en mí misma, la libertad de poder ir donde yo quisiera, sin depender de nadie, sin dar explicaciones. Porque no, amigas, el miedo a conducir no es nada feminista, pero por algún motivo parece que nos afecta solo a nosotras.
Un 33 % de la población tiene miedo a conducir. La mayoría somos mujeres.
Según un estudio realizado en Francia, a partir de los 35 años el miedo a conducir en las mujeres se dispara. Me cuadra totalmente con lo que veo en mi entorno. En mi caso, fue a los 32 años, aunque sí que se dieron algunos estresores que para mí fueron determinantes. Actualmente, llevo más de cuatro años sintiendo este miedo a conducir. Y quiero compartirlo contigo.
¿Qué es la amaxofobia?
La amaxofobia es la fobia a conducir un vehículo, pero también puede ocurrir, en los casos más extremos, que la fobia se extienda a simplemente viajar en él.
Según indica el Real Automóvil Club de España (RACE), “no hay que confundirla con ciertos miedos puntuales que tienen algunos conductores a la hora de enfrentarse a distintas situaciones, como conducir por el centro de una gran ciudad, de noche…”.
Es algo más común de lo que pensamos. Según este estudio de MAPFRE, un 33,3% de la población tiene miedo a conducir. Una cifra bastante elevada teniendo en cuenta que, en muchos casos, conducir es algo imprescindible para nuestra vida, especialmente en ciudades que tengan una deficiente red de transporte público (ir a trabajar, hacer la compra, acudir a citas…). De este total, el 64% de las personas que manifiestan tener miedo a conducir son mujeres.
Tipos y síntomas de la amaxofobia
Aunque lo más recomendable en estos casos es ponerse en manos de un psicólogo, ya que se trata de una fobia que tiene su origen en la salud mental.
En mi caso, no quiero conducir, me pongo nerviosa solo de pensarlo; incluso, las últimas veces que he intentado vencer este miedo he sentido palpitaciones, agarrotamiento en el cuello, sudor de manos… Estos son algunos de los síntomas más típicos de la amaxofobia. Sí, se parecen y mucho a los de la ansiedad.
En cuanto a los tipos que existen, en este centro especializado en tratamiento de la amaxofobia, identifican cuatro:
Tipos de amaxofobia
-
Amaxofobia primaria
Es aquel miedo a conducir que se presenta desde el primer momento, desde que empiezas la autoescuela. Quien lo sufre puede que no lo llegue a superar (la ayuda profesional será clave) y va empeorando con el tiempo.
-
Amaxofobia secundaria
En este caso, la fobia aparece de pronto. Estas personas conducían con normalidad hasta que apareció una crisis de ansiedad o una situación estresante que desencadenó este miedo.
-
Amaxofobia debida a un accidente de tráfico
Este tipo de amaxofobia se da después de tener un accidente, rompiendo así la seguridad que la persona sentía antes en la carretera.
-
Amaxofobia situacional:
Es aquella que aparece en algunas situaciones: por autovías, por urbano, por puertos de montaña, etc.
Las mil y una excusas que mis amigas y yo nos ponemos para no confundir (y seguro que tú también)
Párate a pensarlo: ¿conoces algún hombre que lo sufra y lo reconozca abiertamente? Haberlos los habrá, pero yo personalmente no conozco ninguno. Y aunque puede parecer una visión muy sesgada, he preguntado en mi círculo y las impresiones son idénticas. Creo que, en el fondo, hay un cierto componente machista en esta falta de confianza que sentimos al volante. Desde pequeñas hemos escuchado que las mujeres conducimos peor. Y, aunque sabemos que no es verdad, hemos interiorizado este discurso.
Tengo bastantes amigas, compañeras y familiares que sufren de amaxofobia o miedo a conducir. Cada una de nosotras tenemos nuestros propios motivos y la verdad es que comprendo a todas. Porque quienes no queremos enfrentarnos a nuestra fobia somos capaces de encontrar excusas muy válidas.
He hablado con Marta, con Tania y con Sandra, una pequeña muestra de mujeres de diferentes edades que tienen algo en común: una fuerza que las paraliza cada vez que se imaginan frente al volante.
Marta (34 años) dejó de conducir cuando nació su hija y me contaba que siente “mucho miedo a que nos pase algo, sobre todo a ella, pero también a mí, porque ahora siento que tengo una responsabilidad mayor y que debo evitar las situaciones de riesgo. Prefiero que Jaime, mi pareja, sea quien conduzca, que va a saber reaccionar mejor si hay algún peligro”.
Tania (64 años) lo está intentando ahora, algo que es digno de admirar y en la familia la aplaudimos por sus pequeños avances. En su caso, dejó de conducir porque tuvo un pequeño accidente. No hubo daños personales, fue más el susto. “Empecé a evitar coger el coche y, como a mi marido sí le gusta conducir, lo llevaba él siempre. Un día tras otro, al final me encontré que llevaba más de veinte años sin conducir y, claro, volver después de tanto tiempo es muy difícil, ya que al miedo que siento se le suma que evidentemente he perdido destreza”.
Sandra (48 años) también forma parte de mi círculo de mujeres que rechazan la idea de ser ellas las que cogen el coche. “Nunca me ha gustado conducir, me saqué el carnet por si había alguna emergencia en casa, alguna vez cogí yo el coche para un pequeño desplazamiento, por no oxidarme demasiado, pero ahora nos hemos comprado un coche nuevo, un SUV grandote, y ya no lo cojo ni de broma para que no le pase nada, que todavía lo tenemos financiado”.
¿Y yo? ¿Cuál es mi “excusa” cuando me preguntan por qué no conduzco? En mi caso, sí puedo señalar exactamente el momento en que empecé a desarrollar amaxofobia o miedo a conducir. Yo sí tuve unos desencadenantes de esta fobia.
Se me juntaron varias cosas: me mudé de una ciudad de pequeño tamaño al centro de Madrid con la consecuente diferencia en el tráfico. Mi coche personal de toda la vida acabó en el desguace por viejito y en casa ya solo teníamos el coche de mi pareja, que estaba casi recién comprado. Y todo esto cuando estábamos recién salidos del confinamiento, con un miedo generalizado a enfermar o a que nos pasara algo. Además, ahora trabajo desde casa y cuando quiero salir tengo en mi barrio todo el ocio y los servicios que necesito. Si quiero moverme más lejos, el transporte público funciona muy bien o conduce mi marido.
Me da un miedo tremendo causar algún daño, personal o material, a mi pareja, a mí misma, a otros conductores… Y me mando el mensaje negativo de que no voy a ser capaz de coger el coche y volver a casa sanos y salvos. Esa es mi excusa.
Tratamiento: ¿cómo superar el miedo a conducir? Consejos para recuperar la confianza
Ante todo, tienes que tener en cuenta que esta es la clave: la confianza. Nadie nace con el don de ser un conductor excelente y estar libre de cualquier tipo de incidente, por lo que puedes pensar que, si otras personas pueden hacerlo, tú también. Has pasado una formación, un examen y tienes tu permiso de conducir. Repite conmigo: puedes hacerlo.
Así se puede vender la amaxofobia
-
Terapia
Existen psicólogos especializados en fobias y, concretamente, en la amaxofobia. En función de las necesidades del paciente se podrán aplicar diferentes técnicas, desde la terapia cognitiva conductual hasta hipnosis.
-
Mindfulness
El mindfulness es muy efectivo para diferentes situaciones y una de ellas es el miedo a conducir. La atención plena, estar en el presente, comprender tus sensaciones y poner todos tus sentidos en lo que vas a hacer es un gran paso para sentarte en el asiento del conductor, ponerte el cinturón y arrancar.
-
Toma clases de apoyo
Si llevas bastante tiempo sin subirte a un coche, una primera aproximación que te puede ayudar a volver a coger confianza es pagar clases sueltas en una autoescuela. Muchas dan este servicio y te puede ayudar muchísimo practicar con un profesor a tu lado y con un coche que no es el tuyo. También puedes acudir a algún curso organizado por la DGT para vencer la amaxofobia.
Solo vas a superar el miedo a conducir conduciendo
Yo lo intenté hacer a lo bruto, superar el miedo a conducir simplemente exponiéndome a él. Y aunque en algunos casos es lo que recomiendan, después de varios años sin coger el coche y con bastante temor me metí en un viaje por carretera de más de 200 kilómetros. Lo hice perfectamente, pero creo que esto reforzó mi miedo ya que asocié conducir a estar tensa, a un mal rato largo… Por eso, yo no te recomendaría esta “terapia de choque” tan bestia.
Si puedes, ve poquito a poco, por calles y carreteras sencillas, con poco tráfico… Y paulatinamente incrementa la dificultad. Sin prisa, pero sin pausa. No te fuerces, no te obligues.
Ante todo, considero que la clave está en querer hacerlo por ti y no por nadie más. Conducir es mucho más que desplazarte de un punto A a un punto B. Tiene también su toque feminista: es tener la libertad de no depender de nadie. Y solo por este motivo merece la pena vencer tu miedo.