“No solo somos novios, somos un equipo”. Lo que hay detrás de las relaciones que funcionan a largo plazo
¿Es puro azar o podemos hacer algo para que una relación prospere?
A menudo las relaciones largas se comparan con cuidar de las plantas. Ya sabes, cada una necesita de unos cuidados específicos y hay que vigilarlas y/o regarlas a diario. De esta analogía sacamos en claro que, para que una relación funcione a largo plazo, necesita atención, pero, ¿qué más? ¿Qué otras cualidades pueden lograr no solo que nuestra relación sobreviva, sino que prospere y crezca?
El otro día lanzamos una encuesta en nuestro perfil de Instagram para preguntaros qué es lo que vosotras creéis que es lo más importante para que una pareja funcione. Las respuestas que más se repitieron fueron comunicación, confianza y respeto. No es poco, pero, ¿hay algo más? Hemos recopilado algunas de vuestras ideas para elaborar este súper decálogo sobre cómo hacer que una relación funcione a largo plazo.
En contra de lo que pueda parecer, una relación no solo es cosa de dos. Nos afectan, tanto a nivel individual como de pareja, las presiones externas, las convenciones sociales, los miedos e incluso las distracciones constantes. Ante todo este cóctel, ¿es posible cultivar una conexión duradera, que vaya más allá del puro enamoramiento? ¿Cuáles son los ingredientes esenciales para construir una relación sólida que resista el paso del tiempo?
10 reglas de oro para que una pareja funcione a largo plazo
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Confianza.
Es la piedra angular de cualquier relación que quiera ser sana. Implica poder ser honestas y sentirnos seguras de que la otra persona también lo está siendo. Cuando hay confianza nos sentimos menos vulnerables y podemos ser nosotras realmente.
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Comunicación efectiva.
Poder hablar de cualquier cosa y saber que seremos escuchadas es muy importante a la hora de mantener una relación en el tiempo. La comunicación no solo implica hablar, sino también entender la perspectiva de la otra persona para poder intercambiar sentimientos, necesidades y expectativas de manera abierta y honesta. Además, cuando sabemos que podemos hablar de cualquier cosa es más fácil resolver conflictos y fortalecer los vínculos más íntimos.
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Respeto mutuo.
Reconocer la individualidad de nuestra pareja (podemos ser un equipo, pero seguimos siendo dos personas independientes), aceptar sus diferencias y, por supuesto, evitar cualquier crítica destructiva o desprecio son aspectos clave. En una pareja que funciona, el respeto se manifiesta en la forma en que hablamos el uno al otro, en cómo se abordan los conflictos y en la consideración a la hora de tomar decisiones importantes.
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Lealtad.
Significa estar presente y apoyar a tu pareja en todo momento, ser fiel a la relación y mantener la confianza depositada en ti. La lealtad implica estar ahí en los buenos y malos momentos, demostrando que tu compromiso es inquebrantable.
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Intimidad.
Tener sexo implica conexión emocional, exploración mutua y satisfacción compartida. Si bien la importancia que se le da depende mucho de cada pareja, lo cierto es que la intimidad física fortalece el vínculo, sobre todo cuando hay una buena comunicación entre las partes.
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Empatía.
Es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, comprender sus sentimientos y experiencias desde su perspectiva. Cuando una pareja es empática, las dos personas se sienten verdaderamente comprendidas, cercanas y cómplices.
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Proyecto común de vida.
No hace falta que sea algo muy grandilocuente: simplemente se trata de compartir una manera de vivir. Quizá sean las ganas de formar una familia. Quizá las de viajar en furgoneta. Quizás la de cumplir con una rutina. En cualquier caso, hay una pizca de construir juntos y trabajar en equipo para alcanzar esas metas y sueños.
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Mantener la individualidad.
Aunque lo parezca, no choca con lo anterior. Que compartamos nuestra vida con alguien, no quiere decir que no podamos mantener nuestra identidad individual y seguir cultivando nuestros propios intereses. De hecho, debemos hacerlo. Es bueno para nosotras y para la relación.
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Detalles en el día a día.
Además de los pilares fundamentales que ya hemos listado, es importante mantener pequeños gestos cotidianos para que la otra persona se sienta querida y atendida.
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Compromiso.
Lo dejamos para el final, pero no es menos importante. Para que una pareja subsista necesita que ambas personas aporten estabilidad y, al menos, ganas de que dure.