Sexting: cuando ponerse hot es cuestión de palabras
Es una práctica muy habitual en personas de todas las edades que ya asumimos como parte del tonteo, pero que puede poner en riesgo nuestra privacidad. Te contamos cómo practicarlo de forma segura
La manera de ligar ha cambiado, es un hecho. La tecnología y la pandemia han desplazado a la clásica barra del bar donde comenzar una charla con un “¿estudias o trabajas?” para dar paso a las aplicaciones de mensajería instantánea en las que, además de conocer a la otra persona un poco mejor, pueden darse situaciones un poco subidas de tono en forma de sexting. No es algo que funcione solo entre pseudo desconocidos: también es una forma de alimentar el deseo entre parejas con una relación a distancia… o, sencillamente, entre cualquier pareja estable o incipiente.
Te contamos qué es el sexting, cómo puedes practicarlo si aún no te has lanzado y, también, la cara b del tonteo cibernético: los posibles riesgos para nuestra privacidad.
Dirty talk: ¿qué es eso del sexting?
Su nombre procede de juntar sex (sexo) + texting (la palabra en inglés que se usa para referirse a escribir mensajes por una app de mensajería instantánea, al estilo de whatsapp). Esta práctica consiste en enviarse todo tipo de mensajes -no solo texto, también fotos o vídeos- con contenido erótico o sexual. Es apto para todos los públicos: lo practican adolescentes y también personas adultas.
El límite, como siempre, es el consentimiento y el respeto a la privacidad de quienes participen. Lo que pasa en el chat se queda en el chat.
El sexting sirve como un juego para conocer mejor a otra persona, pero también para parejas que buscan maneras de ponerse hot más allá del contacto físico y, por supuesto, para las relaciones a distancia en las que se pasan largas temporadas sin un vis a vis. Es decir, puede ser un preliminar, un complemento o un sustituto de las relaciones. Incluso puede ser de gran ayuda en las parejas en las que el deseo sexual ha decaído.
Cómo hacer sexting: una cuestión muy personal
Esta podría ser la pregunta del millón. Lo ideal, como en cualquier tipo de relación, es que la cosa fluya de manera que tanto tú como la otra persona disfrutéis del juego y dejéis que avance para experimentar juntas. Sin embargo, es posible que al principio dé un poco de corte y no salga natural. ¡No pasa nada! Las primeras veces pueden ser un poco desastrosas, pero con la práctica -y las ganas- todo se aprende.
Paso a paso para el sexting
Ten claro si ambas partes estáis en sintonía
Arrastrar a alguien a una conversación que le incomoda o no le produce ningún placer no es una buena idea, igual que no lo es ser nosotras quienes se dejen arrastrar. Tenemos que ser capaces de comunicar lo que nos apetece y lo que no en cada momento. No es cortar el rollo ni ser una aguafiestas: se llama asertividad y es indispensable para construir relaciones sanas.
Observa cómo reacciona la otra persona y trata de buscar un tono que os resulte placentero
No es necesario hacer preguntas constantemente como “¿qué te gusta?”. Trata de pintar escenarios cómodos, sin forzar ni ofender.
Evita las referencias demasiado explícitas
Esto, afortunadamente, no es una peli porno. La palabra tiene el superpoder de hacer viajar a la mente allá donde quieras: dale caña a lo erótico y deja que vuele la imaginación.
Frases para hacer sexting: la importancia de encontrar un tono con el que sentirnos cómodas
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, es muy complicado cerrar unas pautas concretas en lo que se refiere a relaciones. Lo que me funciona a mí con mi pareja puede que no sirva para ti y viceversa. Sin embargo, sí que podemos hablar de algunos senderos que explorar para ver cómo responde la otra persona…
- ¿Tienes ganas de un encuentro físico? Adelanta – sin demasiados spoilers – lo que esperas de ese momento, de qué tienes ganas, qué esperas de la otra persona.
- ¿Ya os conocéis en ese sentido? Tirar de recuerdos también es una buena idea para subir el tono. “¿Te acuerdas aquella noche cuando… ? Me puso a 100…”.
- ¿Has visto o leído últimamente algo que ha llamado tu atención sexual? Puedes enviarle ese fragmento y sugerir “ojalá tú y yo así” para empezar una dirty talk.
- Pedir o enviar una foto siempre es un gran apoyo para el sexting, pero es lo más sensible de este tema.
Sexting: ¿una práctica de riesgo?
Hasta aquí todo está genial, siempre que se cumplan los requisitos que decíamos al principio: consentimiento y respeto por la privacidad. Esta práctica, en pareja, con reciprocidad y sin venganzas o chantajes, puede ser la sal de muchas relaciones. Sin embargo, estamos desafortunadamente acostumbradas a ver/vivir casos en los que se da todo lo contrario.
En el momento en el que enviamos una foto, nos convertimos en potenciales víctimas de acoso y de daño a nuestra reputación solo por el hecho de ser mujeres. Da igual la edad, aunque entre menores es obviamente un tema más sensible.
No te dejes engañar: las fotos instantáneas no te aseguran nada. Aunque una vez vistas se borren, es posible hacer captura de pantalla
Difundir imágenes sexuales de personas sin consentimiento es un ciberdelito y una agresión contra la intimidad de las personas que puede tener consecuencias muy graves. Lo peor de esto es que, según las fuentes oficiales, son pocas las víctimas que se atreven a denunciar, ya que, por lo general, sienten una humillación tan grande que se lo impide.
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Aunque no es justo, como víctimas potenciales tenemos que protegernos de una posible pornovenganza y solo tenemos dos maneras de hacerlo: compartiendo contenido íntimo solo si estamos muy seguras de que la otra persona va a respetar nuestra privacidad (aunque luego puede salir rana) y, si el daño ya está hecho, denunciando.