Slow Sex: el nuevo camino hacia el placer pasa por el sexo lento

Di adiós al sexo rápido para alcanzar el orgasmo y disfruta de una experiencia súper sensorial

agosto 4, 2021 Escrito por Sara G. Pacho

Redactora de Bloom especializada en salud femenina, estilo de vida y feminismo. Licenciada en Sociología por la Universidad de Salamanca y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Máster en Comunicación como Agente Histórico-Social, especialidad en Lenguaje Audiovisual por la Universidad de Valladolid.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

Levantarte al sonido del despertador, correr hacia la ducha, tomar el café del camino al trabajo, pasar la jornada de reunión en reunión, parar a comer en un tupper en media hora, pillar un atasco de vuelta a casa, el gimnasio, el supermercado… ¿No tienes la sensación de que te pasas el día corriendo? El estrés es una constante en nuestras vidas. Tanto es así que nos estamos olvidando del concepto slow… incluso en el sexo.

Si tu rutina te impide bajar el ritmo en tu día a día, ok, pero no dejes que eso se refleje también en tus relaciones sexuales. Stop polvos rápidos: te contamos qué es eso del slow sex y por qué es un must para ti y tu pareja. 

Qué es slow sex 

Que no te engañe el anglicismo: el slow sex es una práctica apta para todo el mundo, sin coste y con altos beneficios para tu salud sexual. Se trata, sin más ni menos, del sexo sin prisas. En esta era de la inmediatez donde lo queremos todo para ya, disfrutar del sexo lento y consciente es toda una revolución. 

Ya hemos hablado otras veces de que a menudo identificamos el sexo con el orgasmo y cómo eso juega en nuestra contra llegando a provocar anorgasmia. Tener el clímax como meta puede llegar a obsesionarnos tanto que nuestro cuerpo reacciona al revés: nos impide llegar al ansiado orgasmo y nos frustramos. Pero no solo eso: nos estamos perdiendo lo mejor por el camino. 

slow sex que es

El slow sex no es más que un alegato a favor de pisar un poco el freno y vivir las relaciones desde otra perspectiva, paladeando cada momento, afinando todos los sentidos y disfrutando de cada minuto, ya sea solas o en pareja. ¿Los beneficios? Te ayuda a conocer mejor tu sexualidad y tu cuerpo (y la de tu pareja, si no practicas sola), sentirás todo de manera más intensa y dejarás fuera los pensamientos intrusivos para estar “aquí y ahora”.  

Cómo se practica el slow sex

¿El ritmo frenético de tu día a día no te permite agendar relaciones sexuales que duren más de 10 minutos? Es hora de cambiar el chip: por supuesto que la cantidad de minutos que se disfruta del sexo importa (cuántos más… ¡Mejor!), pero también la calidad de ese tiempo.

El slow sex es casi una cuestión de reaprendizaje: dejemos atrás esa concepción del sexo rápido para alcanzar el orgasmo. El sexo lento también se conoce como peaking porque hace referencia a alargar al máximo la relación. Es decir, retrasar el orgasmo en lugar de buscarlo de manera obsesiva. También se aplica al sexo oral. En versión slow, ¿cómo hacer sexo oral a una mujer? Te lo contamos.

Sexo lento y suave

No hace falta que vayas a cámara lenta, sino que te centres en lo que estás sintiendo en todas las partes de tu cuerpo. ¿Recuerdas esa escena de ‘Friends’ en la que Monica explica a Chandler las partes erógenas de una mujer? Ella cuenta siete… ¿y tú? A menudo nos centramos en los genitales y olvidamos que el resto de nuestro cuerpo también merece su atención.

Conecta con todos tus sentidos y, si estás acompañada, pide a tu pareja que también lo haga. Las caricias y los besos, sí, pero también los olores, el sonido de la respiración… Todos esos pequeños detalles que están ahí para que los disfrutes con tranquilidad. 

peaking

Consejos

¿Te animas a vivir el sexo de una manera más pausada y placentera? Te damos algunos consejos para que tu slow sex sea una experiencia súper placentera:

  • Lo primero: olvídate del reloj. ¿Cuadras tus encuentros sexuales – contigo misma o con tu pareja – como si fueran una reunión de trabajo? Busca un rato donde puedas estar realmente tranquila, sin la presión de tener que salir pitando “al terminar”. 
  • Fuera distracciones: pon el modo avión en tu teléfono y, si te apetece, prepara el ambiente para que te invite a estar centrada: luz tenue, velas, incienso, música suave… Igual te parece una horterada, pero piensa en una clase de yoga: para mantener la atención en la práctica el ambiente suele presentarse así. Por algo será. 
  • Ponte el disfraz de exploradora y, si estás acompañada, comparte tus sensaciones y pide a tu pareja que también lo haga. La comunicación es clave para tener buen sexo y sentirse en confianza. 
  • Un masaje es un gran aliado para ese rastreo sexual. Además de activar el deseo sexual mediante el tacto, es una manera relajante de comenzar la experiencia. ¡Prueba aceites con aromas!
  • Vive tu propia experiencia sensorial poniendo en alerta todos tus sentidos o prescindiendo de alguno de ellos para agudizar el resto. Una venda en los ojos nos quita la parte visual y nos conecta con el tacto, el olfato y el oído, por ejemplo. 
  • Imaginación a tope. Tú pones los límites: juguetes eróticos, sexo oral, sexo anal, penetración… Déjate fluir en cada una de las prácticas. 
  • Lo más importante es que dejes fuera las prisas, las distracciones y los pensamientos intrusos. Nada de pensar solo en llegar al orgasmo ni mucho menos repasar la lista de la compra. Es el momento de conectar con tu cuerpo y vivir cada sensación. Es muy posible que no lo consigas la primera vez, pero no permitas que eso te frustre: el slow sex también se aprende con práctica. 

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