¿Puede funcionar una pareja sin sexo?
¿Una pareja puede vivir sin tener sexo? Es más habitual de lo que nos han contado, hablamos de ello y de cómo de cómo afrontarlo si te supone un problema.
No hay un estándar definido, cada pareja establece sus costumbres, su manera de manejar la vida y su orden de prioridades. Por eso, no podríamos definir cuándo son pocas o muchas las relaciones sexuales que tiene una pareja a la semana, al mes o al año.
Basándonos en algunos estudios consultados, parece que podemos hablar de normalidad cuando al menos hay una relación al mes y definir una pareja sin sexo cuando sus encuentros íntimos no pasan de una o dos veces al año.
No siempre ocurre, pero es muy habitual que la frecuencia de las relaciones sexuales decaiga cuando la pareja se estabiliza y se adentra en la rutina. Si a ti y a tu pareja os funciona, podríais ser muy felices sin sexo, pero, para otras personas, es inviable tener una relación sentimental en la que el sexo se descarte. Analizamos qué pasa cuando las relaciones sexuales son casi inexistentes en la pareja.
¿Por qué la frecuencia sexual disminuye cuando se estabiliza la pareja?
La paradoja sexual de nuestra vida es que estamos deseando tener relaciones sexuales cuando no tenemos pareja y, cuando por fin tenemos una relación estable y tenemos la posibilidad de disfrutar del sexo sin barreras, muchas veces dejamos de hacerlo. Así son las cosas.
La cultura popular habla mucho del vigor de los y las españolas y de que en este país se hace mucho el amor, pero la realidad es que, en la intimidad de cada casa, las parejas sin sexo son muchísimo más comunes de lo que pensabas.
Tendemos a pensar que eso de no tener sexo les pasa solo a las personas de cierta edad aburridas de sus parejas heterosexuales y, sin embargo, esto ocurre, con mucha frecuencia, a las parejas estables independientemente de la edad de las personas que la componen y de su orientación sexual.
Resulta que las parejas sin sexo o los matrimonios sin sexo están hoy más a la orden del día que nunca. Algunos dejan de tener sexo por convencimiento, pero la mayoría de las veces esta decadencia es consecuencia de nuestro estilo de vida. El estrés, la falta de tiempo o la adicción a las pantallas nos llevan a menudo a darle la vuelta a nuestras prioridades y a arrinconar el sexo en la pareja hasta reducirlo a una frecuencia mínima.
Más allá de una decisión meditada, hay una serie de motivos que llevan a una relación a disminuir su actividad sexual hasta convertirse en una pareja sin sexo:
- Cambio de prioridades
- Dejadez o pereza
- Falta de sueño
- Pantallas
- La rutina apaga la libido
- Estrés
- Conflictos por la convivencia
- El amor evoluciona
- Problemas físicos o emocionales
- Pérdida de interés por la pareja
- Falta de tiempo
- Infidelidades
- Distancia física
- Relaciones sexuales muy repetitivas
- Pérdida de contacto diario
- Falta de comunicación
- Preocupaciones
- Hijos omnipresentes cuando aumenta la familia
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¿Puede una pareja ser feliz sin relaciones sexuales?
Siempre se ha dicho que el sexo es el pegamento de la relación y que en la intimidad es donde se liman asperezas y se resuelven muchos conflictos de pareja. Según esto, ¿cuando se reduce la actividad sexual y la pasión y las parejas dejan de tener sexo el amor está condenado al fracaso? Pues no tiene por qué. El amor puede ser mucho más elevado que el sexo.
De sobra sabemos que el sexo es beneficioso para nuestra salud, que genera buen rollo y refuerza vínculos, pero tener sexo (incluso buen sexo) no siempre garantiza prosperidad en las relaciones personales. Hay parejas que tienen muchas relaciones, pero también muchos problemas, y otras que no lo hacen casi nunca y, sin embargo, conectan genial, conviven de lujo y son muy felices y duraderas.
La clave, y no hay otra, está en que las dos personas que componen la pareja se muevan en la misma órbita. Es decir, que tener o no tener sexo sea algo sobradamente hablado, dialogado y digerido y que los dos estén de acuerdo en ese punto. Sin exigencias ni reproches o malos entendidos: no tenemos sexo porque no lo necesitamos y somos felices así.
Si, por el contrario, uno de los dos siente que esa abstinencia obligada es una carencia física y emocional, la relación, inevitablemente, se hace muy complicada para las dos partes. Porque la sexualidad es un tema que no puede pasarse por alto ni ignorarse: tiene que ser un punto de encuentro en común en la pareja (sea para hacerlo todos los días, una vez al año o nunca).
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Cómo afrontar el problema de falta de sexo en la pareja
Ya hemos visto que muchas más parejas de lo que pensábamos viven su relación alejados de la actividad sexual, y tan ricamente. El sexo, está claro, tiene la importancia que tú le quieras dar en tu vida. Pero, ¿qué pasa si tú no te conformas con una convivencia sin intimidad y no te gusta que en tu relación de pareja el sexo brille por su ausencia?
Cuando uno de los dos no comulga con la idea de una vida sin sexo, aparecen los problemas. Aunque el resto de las cosas en la pareja funcionaran a las mil maravillas y no hubiera ningún roce o carencia (algo que es del todo inusual), si tú necesitas el sexo y tu pareja no, es muy difícil que llegues a acostumbrarte. En estos casos, la autoestima sufre, te sientes rechazada, insegura, poco querida y deseada y es muy posible que termines alejándote emocional y físicamente de tu pareja.
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Claves para encender de nuevo la llama y mejorar la frecuencia del sexo en pareja:
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Entendimiento
Aunque te cueste, trata de entender que el hecho de que la pareja no tenga sexo no tiene por qué significar que haya falta de amor. Lo ideal es que cada uno pueda empatizar con el otro para intentar encontrar un entendimiento.
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Comunicación
Hablad mucho para tener claro en qué punto os encontráis cada uno y qué necesidades y carencias tenéis en cuanto a sexo para establecer un buen punto de partida.
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Un chequeo a tiempo
A veces la falta de deseo sexual o de ganas de hacer el amor responde sencillamente a un problema de salud que tiene solución si se trata correctamente.
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Complicidad
Para que el deseo sexual fluya, hay que propiciar momentos de complicidad y de intimidad. Caricias, actividades a solas, tiempo juntos, buen trato, detalles, cuidado, buenas palabras…
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Negociación
Si no os estáis moviendo en la misma frecuencia y cada uno de vosotros tiene unas necesidades distintas en cuanto al sexo, no queda otra que negociar cuándo, cómo y cuánto.
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Esfuerzo
Una relación sana implica esfuerzo y nadie dijo que fuera fácil. No es cuestión de hacerlo cuando no te apetece nada o de obligar al otro a tener relaciones sexuales cuando su apetito sexual está bajo mínimos. Pero, en su justa medida, hacer un esfuerzo por favorecer esos encuentros, aunque implique vencer la pereza o posponer otra actividad, es positivo.
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Sexo programado
Si el sexo no surge de forma espontánea por problemas de agenda, podéis buscar la manera de programarlo, así será una cita ineludible y no servirán las excusas. La frecuencia es cosa vuestra.
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Explorar el sexo
Para abandonar el aburrimiento y redescubrir vuestras relaciones sexuales, es el momento de romper tabúes, salir de la rutina y explorar otros territorios eróticos. Sexo llama a sexo.
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Ayuda profesional
Un terapeuta sexual puede resultar muy útil para recuperar la pasión y reiniciar las relaciones sexuales de una manera que sirva para los dos.
Una comunicación fluida y las ganas de reparar las heridas y fortalecer el vínculo entre los dos son las herramientas para restablecer las normas de vuestra intimidad, pero no siempre es fácil conseguirlo. Por eso, siempre es buena idea acudir a un terapeuta de pareja y sexual en estos casos.