Pérdidas gestacionales: un duelo silenciado que afecta a miles de mujeres cada año

La pérdida gestacional afecta a miles de mujeres, pero sigue siendo un tabú. Exploramos el duelo silenciado, la falta de apoyos y el vacío institucional

junio 15, 2025 Escrito por Isabel Sauras

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Especializada en salud femenina, cultura y estilo de vida.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

Uno de cada cuatro embarazos no llega a término. Las estadísticas impresionan, pero detrás de cada número hay una historia, una mujer y un dolor que rara vez encuentra espacio para ser nombrado. Las pérdidas gestacionales siguen envueltas en un espeso silencio. A veces por parte del entorno; otras, por la propia vivencia, tan íntima como desgarradora.

En la mayoría de los casos, desde el mismo momento en que el test de embarazo da positivo, comienzan a crecer las ilusiones y las expectativas. Por eso, cuando ese proceso se interrumpe, surge un vacío emocional difícil de llenar. Sin embargo, ese dolor no siempre se reconoce, lo que puede dar lugar al llamado “duelo desautorizado”, cuando el sufrimiento existe, pero no se le permite ocupar un lugar legítimo.

El duelo gestacional y perinatal no debería ser un tabú ni un trámite que se atraviesa en soledad o dentro de la pareja. Reconocerlo, hablarlo y acompañarlo es una deuda pendiente. Para entender cómo se vive esta experiencia, por qué sigue siendo invisible y cómo acompañarla de la mejor manera, hemos hablado con la Dra. Cristina Torrijo, ginecóloga y obstreta, y con la psicóloga Syra Balanzat, de El Prado psicólogos.

duelo gestacional

Qué ocurre tras una pérdida gestacional: protocolos médicos y acompañamiento

Desde el punto de vista ginecológico, el abordaje varía mucho según el momento en que se produce la pérdida. No es lo mismo un aborto espontáneo temprano que una muerte fetal intrauterina.

Cuando ocurre en el primer trimestre, no suele aplicarse ningún protocolo específico, salvo que se convierta en algo recurrente. “Hablamos de abortos de repetición a partir de tres consecutivos o cinco, si hay embarazos normales entre medias. En esos casos se hacen estudios genéticos, hormonales o de coagulación”, explica la Dra. Cristina Torrijo, especialista en ginecología y obstetricia.

En cambio, si la pérdida ocurre con el embarazo más avanzado, el protocolo cambia. “En embarazos que llegan a término y acaban en muerte fetal, el proceso empieza por inducir un parto normal aunque suele ser más largo y tedioso que con un feto vivo. En estos casos es muy importante estudiar las causas que han dado lugar a la pérdida y los embarazos posteriores se consideran de riesgo. También se intenta ofrecer apoyo psicológico, aunque lo cierto es que no siempre está disponible para las pacientes”, apunta.

Tras el parto, se realiza un seguimiento similar al de cualquier puerperio, pero también se programan pruebas específicas para buscar causas: niveles hormonales, cariotipos o estudios de trombofilia. “El objetivo es prevenir nuevas pérdidas, pero también ofrecer respuestas y algo de tranquilidad en un momento de máxima vulnerabilidad para la madre”, explica la doctora. 

“No es lo mismo vivir esto con apoyo que en soledad o en un entorno que minimiza lo ocurrido. La presión social para ‘estar bien’ rápidamente hace que muchas mujeres vuelvan a incorporarse a su trabajo y a su rutina sin haber procesado nada”.

Dra. Syra Balanzat, psicóloga de El Prado psicólogos.

El impacto emocional: dos heridas, una física y otra invisible

“El bebé empieza a estar en la mente de la madre desde el momento en que sabe que está embarazada. De forma inevitable, se generan ilusiones y expectativas que crecen al mismo ritmo que el útero. Por eso, la pérdida de un hijo deja una huella profunda”, señala la psicóloga Syra Balanzat, de El Prado psicólogos.

El impacto emocional no depende solo del momento de la pérdida, sino también de otras circunstancias como el hecho de que sea o no el primer embarazo, si los padres han tenido que recurrir a tratamientos de fertilidad, si existen otras pérdidas anteriores o si la madre tiene rasgos de personalidad más ansiosos. “No es una sola herida, son dos: la física y la emocional. Y ambas requieren cuidado”, añade la psicóloga. 

En numerosas ocasiones, al duelo se suman síntomas de estrés agudo como recuerdos intrusivos, bloqueo emocional, insomnio o sensación de irrealidad. Si estos persisten, pueden evolucionar hacia un trastorno de estrés postraumático, con síntomas de evitación, ansiedad crónica, culpa extrema o desconexión emocional. “Ya no estamos hablando solo de duelo, sino de una herida traumática que necesita intervención psicológica”, explica Balanzat.

¿Por qué cuesta tanto hablar de este duelo?

El proceso emocional tras una pérdida gestacional no es lineal y cada mujer lo vive de forma diferente, pero suelen repetirse algunas fases:

  • Negación o shock: especialmente si la pérdida fue inesperada. Puede haber incredulidad o bloqueo emocional.
  • Ira o ansiedad: aparece rabia hacia el entorno más cercano, hacia el personal médico o incluso hacia una misma.
  • Culpa: una de las emociones más frecuentes. “¿Y si fue por algo que hice mal?” es una pregunta que atormenta a muchas mujeres, aunque no exista base médica.
  • Tristeza y asimilación: cuando empieza a aceptarse lo ocurrido. Hablarlo, validarlo y sentirse acompañada es clave para transitar un duelo saludable.

Syra Balanzat subraya que el contexto influye mucho, por eso, “No es lo mismo vivir esto con apoyo que en soledad o en un entorno que minimiza lo ocurrido. La presión social para ‘estar bien’ rápidamente hace que muchas mujeres vuelvan a incorporarse a su trabajo y a su rutina sin haber procesado nada”.

duelo desautorizado

«El apoyo psicológico también debería ser parte de los protocolos, pero no está garantizado. Sería necesario unificar criterios y asegurar que todas las mujeres tengan acceso a acompañamiento especializado”.

Dra. Cristina Torrijo, ginecologa y obstetra

Un duelo sin nombre: el peso del silencio institucional

Una de las mayores barreras es la falta de reconocimiento social e institucional. Familiares, amistades e incluso empleadores suelen minimizar la pérdida. Frases como “mejor ahora que más adelante” o “ya tendrás otro” no ayudan: invalidan la vivencia y, a menudo, alimentan la culpa de las mujeres.

A nivel legal, según Ley General de la Seguridad Social, en España, la pérdida de embarazo a partir de 180 días se considera un «parto sin vida» y otorga el derecho a 16 semanas de baja por maternidad, igual que en los nacimientos con vida. Sin embargo, las pérdidas antes de los 180 días de gestación no se consideran un supuesto específico en los partes de baja médica, sino que se tramita como una baja por enfermedad común, con los días que el médico considere necesarios. Esto significa que muchas mujeres tienen apenas unos días de reposo, sin reconocimiento de lo que han vivido. “La invisibilidad institucional también duele. Es una forma de violencia silenciosa”, afirma Balanzat.

Lo cierto es que algunos hospitales han comenzado a ofrecer espacios de despedida: los padres pueden ver al bebé después del parto, sostenerlo durante un rato, o hacer un ritual simbólico o un pequeño sepelio. “Esos momentos pueden ser reparadores, porque ayudan a tomar conciencia de la pérdida y facilitar el proceso de duelo. Pero no es lo habitual. La atención sigue dependiendo de en qué hospital se esté, qué profesionales haya y cuál sea su sensibilidad, El apoyo psicológico también debería ser parte de los protocolos, pero no está garantizado. Sería necesario unificar criterios y asegurar que todas las mujeres tengan acceso a acompañamiento especializado”, asegura la Dra. Cristina Torrijo

En paralelo, existen asociaciones que ofrecen apoyo emocional y orientación. Sin embargo, a día de hoy, siguen siendo recursos escasamente integrados en el sistema sanitario.

aborto

Herramientas para transitar el duelo de forma saludable

Tal y como explica  la psicóloga Syra Balanzat, no hay una única manera de atravesar una pérdida gestacional, pero hay recursos que pueden ayudar a elaborar un duelo más consciente:

  • Validar lo vivido: Reconocer que fue una pérdida real, legítima y dolorosa.
  • Evitar preguntas sin respuesta: Pensamientos como “¿y si…?” alimentan la culpa, no aportan consuelo.
  • Expresar las emociones: Hablarlo, escribir, llorar… Cualquier forma de expresión emocional ayuda más que el silencio.
  • Rituales simbólicos: Despedirse del bebé, hacerle una carta, conservar una ecografía. Estos gestos ayudan a tomar conciencia y dar un cierre simbólico al proceso.
  • Buscar ayuda profesional: Si el dolor se cronifica o aparecen bloqueos, ansiedad o síntomas de trauma, es importante pedir ayuda a un profesional especializado en duelo perinatal.

Hacia una sociedad más empática

Reconocer el dolor ajeno no debería ser un lujo, sino un gesto básico de humanidad. Las pérdidas gestacionales no son una rareza: son una experiencia demasiado común, pero muy invisibilizada. El primer paso para transformar esa realidad es nombrarla, escucharla y acompañarla sin juicio.

No se trata de dramatizar, sino de legitimar. Porque cuando el duelo es silenciado, se vuelve mucho más doloroso, pero, cuando se permite, se nombra y se acompaña, sana más rápido y mejor. 

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