Pezones invertidos: normalizando los «pezones para adentro»
¿Sabías que existen los pezones hacia adentro? Se llaman pezones invertidos y aquí te contamos sus causas, tipos e implicación en la lactancia.
La idea platónica de unas tetas simétricas y con los pezones y las areolas perfectamente alineados es precisamente eso: una idea platónica. La realidad es que todas las tetas son perfectas, sean como sean, y algunas presentan características peculiares, como los pezones invertidos o pezones para adentro.
Si ni tú ni tus amigas los tenéis, puede que ni siquiera sepas de su existencia, pero son de lo más comunes: según la Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria, hasta un 10 % de la población (hombres incluidos) presenta pezones invertidos.
¿Cómo son, cuáles son sus causas y consecuencias y qué tratamiento tienen? Ha llegado el momento de normalizar los pezones para adentro. Y aquí estamos para resolver tus dudas.
Pezón invertido: tipos y causas
Es muy común que los pezones tengan un centímetro de largo, otro de diámetro y se presenten como una protuberancia hacia afuera. Pero esos no son los únicos pezones normales: los planos (sí, los hay) y los pezones invertidos también lo son.
En el caso de los pezones para adentro, esa protuberancia no sale hacia el exterior, sino que mira hacia el interior del pecho. ¿Cuáles son los tipos de pezones invertidos? Pueden ser congénitos, es decir, de nacimiento. Y también pueden ser algo adquirido, que se desarrolla con el tiempo, ya sea durante la adolescencia o en la edad adulta.
En este segundo caso, es muy probable que solo sea un pezón el que se invierta (en los pezones para adentro de nacimiento suelen ser los dos). ¿Y cómo lo detectaremos? Lo más seguro es que a simple vista. Pero también puede ocurrir que te des cuenta de ese cambio en una de tus autoexploraciones.
Como en todo aquello relacionado con la salud mamaria, si notas cualquier anomalía o pequeño bulto, debes acudir a tu ginecóloga o ginecólogo, para que analice tu caso y te indique un tratamiento específico en caso de que lo necesites.
¿Por qué se invierten los pezones? La mastitis (íntimamente ligada a la lactancia, de la que hablaremos más tarde) es una de las causas más comunes: provoca la inflamación del tejido mamario y, con ella, puede acarrear la inversión del pezón.
En otros casos, la ectasia de los conductos mamarios, muy relacionada también con la lactancia, es la responsable de los pezones para adentro. Dichos conductos se ensanchan, sus paredes se engrosan y se llenan de líquido que se espesa y que obstruye, lo que deriva en una inflamación de la zona.
Una cirugía, en otros casos, puede ser la causa de unos pezones invertidos y, de manera puntual, estos se presentan como un síntoma de un cáncer de mama (de ahí la importancia de visitar a un especialista y consultarle).
Pezones para adentro y lactancia
Cuando pensamos en las consecuencias de los pezones invertidos, la primera es puramente estética (pero, al habla alguien con pezones para adentro, son toda una ventaja si no quieres que se te marquen en camisetas ajustadas o bañadores).
Más allá de lo puramente visual, los pezones invertidos pueden dificultar la lactancia, al no llegar al paladar del bebé (sobre todo, en los primeros días de vida) y no provocarle el reflejo de succión.
Pero, igual que tantas otras zonas de nuestro cuerpo, los pezones también se entrenan y se preparan durante el embarazo para la fase de dar el pecho. A partir de la semana 30 o 32 (siempre según te aconseje tu equipo médico) puedes empezar a utilizar formadores de pezones. Otra opción muy común son las pezoneras, piezas de silicona con forma de pezón y con orificios para que pueda salir la leche.
Si estos métodos no funcionan en tu caso, puedes recurrir a la ayuda de una consejera profesional, a los extractores de leche materna o a la leche de fórmula. Agobiarse en una situación así, en la que cuesta implantar la lactancia, es totalmente comprensible, pero existen muchas opciones para que puedas dar de comer a tu bebé cuando y como lo necesite. ¡Esa es la meta!
Pezón invertido y tratamiento
Además de los recursos específicos para la lactancia, como las pezoneras, existen maneras de revertir los pezones invertidos, si por estética o por molestias (como una mastalgia) lo prefieres.
En ese sentido, los ejercicios de Hoffman son muy populares: consisten en sujetar el pezón y estirarlo hacia afuera durante unos segundos para favorecer su desinversión. Para que sean efectivos, hay que realizarlos varias veces al día.
También hay mujeres que -previa indicación médica- optan por una cirugía específica. Es de carácter local y se basa en una pequeña incisión en el pecho para tirar de los pezones y llevarlos hacia afuera.
¡Ojo! Algunas veces, los pezones invertidos que han sido operados o “sacados” deciden volver a su posición inicial. Y seguirán siendo unos pezones naturales y normales.