Ardores o acidez en el embarazo: aprende a calmar tu estómago

Para algunas mujeres, los problemas estomacales durante el embarazo significan sólo síntomas leves y bastante llevaderos que salen a la luz en forma de digestiones más pesadas y poco más. Pero para muchas de nosotras, este tipo de problemas de estómago se convierten en un trastorno que nos impide hacer vida normal. Se estima que al menos el 50% de las mujeres gestantes sufren de una u otra manera estas molestias, por lo que puedes consolarte pensando que el ardor de estómago y la acidez estomacal son males comunes en el embarazo. 

En cualquier caso, el origen de estos problemas tiene una explicación muy evidente: el útero crece y, para encontrar su sitio, se ve obligado a empujar varios órganos que tiene cerca, entre ellos los que componen el aparato digestivo. De esta manera el estómago y los intestinos tienen menos espacio vital y menos movilidad. 

Como siempre, las hormonas se unen a la fiesta para ponerlo todo un poco más complicadito. En el embarazo, suben los índices de progesterona y de estrógenos, produciendo una relajación radical en los músculos de tu cuerpo, incluidos los que no ves. El cuerpo es sabio y, para centrarse en lo importante, lo secundario empieza a funcionar a medio gas y también la digestión, que se hace mucho más lenta y complicada.

A todo esto hay que añadir que, durante el embarazo, el cuerpo produce menos ácido clorhídrico, un elemento que resulta clave para la disolución de los alimentos en el estómago. La consecuencia de este déficit de ácido clorhídrico es que la comida pasa más tiempo del necesario en el estómago y hace que se produzcan los reflujos. 

Lo normal es que hacia la mitad del embarazo empieces a notar molestias digestivas y las más comunes son el ardor, la acidez y el reflujo. Las sensaciones son parecidas pero no son exactamente iguales y lo más habitual es que las sufras todas al mismo tiempo por lo que es difícil distinguirlas. No es algo que deba preocuparte en exceso, pero sin duda es muy engorroso.

El ardor de estómago o pirosis provoca una incómoda sensación de quemazón que se localiza en el pecho y en la garganta cuando durante la digestión, los ácidos gástricos suben por el esófago y provocan el reflujo gastroesofágico. 

Por su parte, la acidez estomacal viene provocada por un exceso de gases en el estómago durante la digestión, el dolor se localiza en la parte alta del estómago pero la sensación es de que esos ácidos suben por el esófago, provocando un sabor ácido en la boca y en ocasiones náuseas. 

El reflujo gastroesofágico (GER) pone nombre a ese fluir de ácidos gástricos desde el estómago hasta la boca provocado por la relajación del esfínter gastroesofágico. 

Casi desde el principio del embarazo, empiezan a producirse algunos problemas digestivos debidos sobre todo al incremento hormonal. De hecho hay muchas mujeres que sienten acidez o ardor desde la primera semana de embarazo y a veces es el primer síntoma que hace saltar las alarmas. 

Hacia la mitad del segundo y durante todo el tercer trimestre del embarazo, es más que común a sentir estos incómodos síntomas, no tanto por el desarreglo hormonal sino porque la presión del útero es evidentemente más grande y desplaza otros órganos para hacerse su hueco. 

Lo más frecuente es que el ardor y la acidez aparezcan en escena unos 30 minutos después de cada comida y se manifiesten con más frecuencia por la noche al acostarte.

Lo más frecuente es que el ardor y la acidez aparezcan en escena unos 30 minutos después de cada comida y se manifiesten con más frecuencia por la noche al acostarte.

• Hazte pequeños masajes en el estómago después de comer para dar un empujoncito a los movimientos gástricos propios de la digestión.
  
• Por la noche, duerme un poco incorporada en la cama, eso impedirá que el reflujo suba hasta la garganta.
  
• Bebe agua en pequeños sorbos y un vaso de leche fría después de las comidas. 

• Algunos alimentos calman un poco la acidez en el embarazo, como las frutas y verduras frescas, la avena o algunos frutos secos como las almendras o las nueces.
  
• Mejor alimentos cocinados que crudos.
  
• Añade a tus recetas pequeñas cantidades de jengibre, canela y cúrcuma.
  
• Un truquito muy útil es tener un pequeño tentempié fácil cerca de la cama para tomar a media noche si fuera necesario (una manzana por ejemplo). Que el estómago esté vacío durante muchas horas hace que empiecen los ardores.