Calorimetría o la prueba para medir cómo y cuándo consume tu cuerpo cada nutriente
La calorimetría indirecta es una prueba que permite conocer tu gasto energético de cada paciente y determinar tu tipo de metabolismo. ¡Te contamos más!
¿Sabes que existe una prueba para medir tu consumo calórico? Puede ser muy útil, siempre sin obsesionarse y sin caer en una permarexia (un tipo de TCA que nos hace vivir pensando en que todo lo que comemos engorda). La calorimetría nos da info muy útil sobre nuestro tipo de metabolismo.
¿Qué es la calorimetría?
La calorimetría es una prueba que mide el gasto calórico que tiene una persona en reposo. En base a los resultados, podemos determinar si se posee un metabolismo lento o bien un metabolismo acelerado.
Puede ser muy útil para determinar por qué una persona engorda o adelgaza “sin motivo”, pero también para plantear nuestra rutina deportiva, establecer una rutina nutricional adecuada a nuestras necesidades, elegir los alimentos saludables que mejor se adaptan a cada persona y, en definitiva, conocer mejor nuestro cuerpo.
La calorimetría indirecta es una prueba sencilla, rápida e indolora
Diferencias entre calorimetría directa y calorimetría indirecta
La Revista de Nutrición Clínica y Metabolismo, en su artículo sobre “Calorimetría indirecta en cuidado crítico: una revisión narrativa”, define brevemente qué es calorimetría directa y qué es calorimetría indirecta: “La calorimetría directa mide el gasto energético a través del calor generado, mientras que la calorimetría indirecta lo hace a través de la medición de la concentración de oxígeno que se consume (VO2) y del dióxido de carbono que se produce (VCO2)”.
Para temas de nutrición, rendimiento deportivo y salud, la prueba que se suele tomar como referencia es la calorimetría indirecta en reposo. Es muy fácil, rápida y no tiene un precio muy elevado, pero es importante realizarla en una clínica de confianza.
Calorimetría indirecta en reposo: cómo se hace, cómo funciona y su precio
En nutrición, se habla de calorimetría indirecta cuando queremos referirnos a esta prueba diagnóstica. Ten en cuenta que el gasto calórico no solo lo determina este consumo metabólico en reposo, también hay que sumarle la actividad física y la termogénesis de los alimentos.
Para hacer esta prueba, el paciente se tumba en una camilla y debe respirar a través de un dispositivo que recoge esta respiración, la cual pasa a una máquina encargada de procesar los datos y darnos los resultados.
Es una prueba indolora y rápida, en apenas quince o veinte minutos estará lista. Es importante seguir las indicaciones médicas (acudir en ayunas, tiempo de espera antes de iniciar la prueba, nivel de ejercicio los días previos…) para que el resultado sea 100% efectivo, además de tener en cuenta su interpretación para obtener la información adaptada a cada paciente.
El precio depende de la clínica donde te la realices y si se hacen pruebas complementarias, pero habitualmente puede rondar los 100 euros.
¿Para qué sirve medir las calorías que quemo?
Según apunta el doctor Sergio Gómez, dietista experto en nutrición ortomolecular y oncológica y máster en nutrición en rendimiento deportivo en el podcast de Jana Fernández: “La calorimetría es una prueba que por tu respiración te puede decir cuánta energía eres capaz de generar a través de tus mitocondrias. Cuando hacemos la calorimetría indirecta podemos ver a nivel energético cuánta energía generas y podemos ver si está por debajo o por encima, si podría responder a una disfunción mitocondrial o a un estrés oxidativo”.
Hoy en día, la calorimetría indirecta en reposo nos puede dar información muy útil para nuestra salud, nuestra nutrición y nuestro rendimiento deportivo. No se trata de obsesionarse con lo que comemos ni de vivir contando calorías. Para nada.
Con esta prueba podemos tener información muy útil para adaptar nuestra alimentación a las necesidades de nuestro organismo, pero también para maximizar nuestro rendimiento deportivo.
Podemos también medir cómo consume el cuerpo los nutrientes y analizar cuándo quemamos grasa, hidratos, etc. Realizar la prueba de la calorimetría indirecta es muy útil para varios propósitos.
Para qué sirve la calorimetría
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Mejorar nuestro rendimiento deportivo
Esta prueba se utiliza con frecuencia en deportistas de alto nivel, pero también puede ser útil en cualquier otro tipo de persona que quiere empezar a hacer ejercicio y tener una vida activa. Con la calorimetría indirecta podemos saber cómo es el gasto energético de una persona y cuál es la composición del gasto, es decir, si se gastan más hidratos de carbono, grasas o proteínas cuando hacemos ejercicio con una intensidad concreta.
Con esta información, una o un nutricionista puede adaptar mejor la dieta para optimizar el rendimiento del deportista según la fuente energética de la que vaya a «tirar» más el organismo de esa persona.
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Regular el peso corporal
De igual modo, saber cuáles son los nutrientes que mejor aprovecha cada persona es una excelente manera de orientar el plan nutricional que mejores resultados le va a dar, tanto si quiere ganar peso como si su objetivo es mantenerlo o reducirlo.
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Mejorar la salud
Además, en la calorimetría también se pueden encontrar interesantes datos sobre la salud de la persona que se realiza la prueba. Por ejemplo, puede detectar un riesgo más elevado de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, etc. Esto nos ayudará a saber si tenemos que hacer algún cambio en la alimentación como, por ejemplo, reducir azúcar en la dieta o priorizar hidratos de carbono en lugar de otros nutrientes.
Lo más importante de todo es no obsesionarse para evitar caer en un trastorno alimenticio. Cuidar la salud debe estar siempre en el centro de todo.