Ritmo ultradiano e infradiano: desencriptando los horarios internos de nuestro cuerpo
¿Alguna vez te has preguntado por qué en ocasiones te notas llena de energía y otras veces te sientes cansada y agotada?
Desde los seres humanos hasta los organismos más simples, una amplia variedad de criaturas estamos sintonizadas con unos ritmos intrínsecos y extrínsecos que se encargan de regular varios procesos fisiológicos cíclicos. Puede que los entendamos como rutinas, pero en realidad es nuestro reloj interno sincronizándose con el mundo exterior. Así, estos ritmos pueden marcarnos sensaciones tan básicas como el sueño o el hambre, pero también verse influidos por la temperatura, la humedad e incluso las fases lunares.
Todo sobre los ritmos biológicos
¿Qué son los ritmos biológicos?
Aunque muchas veces sintamos que nuestra vida es un caos, lo cierto es que lo habitual es que haya ciertos hábitos constantes y continuos en el tiempo. Nuestro organismo es como un director de orquesta que nos señala nuestras necesidades vitales, desde cuándo necesitamos comer a cuándo tenemos que irnos a la cama.
Se trata de algo que va más allá de la costumbre: hay una cadencia cíclica regulada, por una parte, por nuestros sistemas nervioso y endocrino, capaces de captar también la influencia de agentes externos y, por otra, por patrones endógenos, es decir, por las funciones internas del cuerpo.
Cuando hablamos de ritmos biológicos nos referimos a las oscilaciones fisiológicas que sentimos en nuestro cuerpo dentro de un determinado intervalo de tiempo. Estas variaciones dependen de nuestro propio organismo y de variables externas.
Ritmos circadianos
Los ritmos circadianos se repiten aproximadamente cada 24 horas. Tienen mucho que ver con la luz solar, ya que nos regulan los estados de alerta y vigilia.
Más allá de las alteraciones por motivos de ocio o trabajo, nuestro cuerpo está diseñado para recibir el mensaje de despertarse con la luz del amanecer y suspender, por tanto, la producción de melatonina, que es la hormona que nos induce el sueño. Cuando anochece, el cuerpo entiende que es momento de prepararse para el descanso.
Los ritmos biológicos pueden verse afectados por diversos factores, como el trabajo nocturno, los viajes a través de diferentes zonas horarias o los cambios en los patrones de sueño. Estas alteraciones pueden provocar desajustes en nuestros ritmos con consecuencias negativas para nuestra salud y bienestar.
Ritmo ultradianos
Son los ciclos que tienen una ventana más corta, por lo que pueden darse varias veces al día. Te llevan en una montaña rusa de vitalidad y cansancio: gestionan los ciclos de producción y recuperación de energía. Son como mini ritmos circadianos que se dan tanto a lo largo del día como de la noche. Es cierto que por la noche es más difícil identificarlos -aunque son los que pautan la fase REM-, pero durante el día son muy tangibles tanto en adultos como en niños. ¿Eres súper productiva a mitad de la mañana, pero justo después de comer esa energía cae y a las cinco estás otra vez on fire? Ahí lo tienes.
Ritmos infradianos
También hay otros ciclos que duran más de 24 horas. Reciben el nombre de ritmos infradianos. Es muy fácil detectar estos ritmos en la naturaleza: los patrones de hibernación de algunos animales, los movimientos migratorios de las aves, los comportamientos de apareamiento… ¿Y qué pasa con los seres humanos? Un buen ejemplo es nuestro ciclo menstrual.
Optimiza tus ritmos biológicos con estos consejos clave
Nuestros ritmos biológicos son sensibles a una variedad de factores externos y ambientales, lo que los hace susceptibles a alteraciones cuando experimentamos cambios en nuestro entorno o en nuestras rutinas diarias. Estas alteraciones pueden tener un impacto negativo para nosotras, desde problemas de sueño hasta cambios en el estado de ánimo y el apetito. ¿Quieres aprender a controlar tus ritmos biológicos? Aquí tienes algunas recomendaciones:
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Horario de sueño
Intenta levantarte y acostarte a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana, si es posible. Esto ayuda a establecer un patrón consistente para tu ciclo de sueño-vigilia.
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Evita las cenas tardías
El cuerpo humano está preparado para un ayuno nocturno. Cenar tarde no solo impide la segregación de melatonina, sino que dificulta la metabolización de los alimentos.
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Detox digital
Cuando la luz disminuye y oscurece, el cerebro, concretamente la zona de la glándula pineal, libera melatonina. Si nos exponemos a las luces de las pantallas de dispositivos como ordenadores, tablets o móviles a partir de cierta hora (las 8 o las 9 de la noche) impedimos la producción de esta hormona del sueño.
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Adapta tus horarios
Si no tienes obligaciones que te lo impidan, como un trabajo por turnos, acostumbra a tu cuerpo a descansar a la misma hora, a comer a la misma hora, a hacer ejercicio a la misma hora…
Recuerda que cada persona es única y puede tener necesidades y preferencias ligeramente diferentes en cuanto a sus ritmos biológicos. Experimenta con estas recomendaciones y adapta tu rutina según lo que funcione mejor para ti.