¿Cómo abordar la sensibilidad vaginal?
Desde la falta de sensibilidad hasta la hipersensibilidad, repasamos lo que debes saber. ¡Toma nota!
Es una de las zonas más sensibles de nuestro cuerpo, y también de las más vulnerables. Es por eso que hablar de sensibilidad vaginal es un tema crucial si queremos abordar de manera integral nuestra salud íntima, ya que cualquier desequilibrio, ya sea por exceso o por defecto, puede afectar tanto a nuestro bienestar físico como emocional.
Sensibilidad vaginal
En primer lugar es importante comprender que la sensibilidad vaginal puede manifestarse de diversas formas: dolor, sensibilidad al tacto durante las relaciones, ardor, inflamación e incluso infecciones, o, por otra parte, todo lo contrario, es decir, la falta de sensaciones. Fijarse en los síntomas será importante para entender la causa que se esconde detrás y, así, abordar el problema desde la raíz.
Hipersensibilidad vaginal
Vayamos por partes: veamos de qué hablamos cuando hablamos de hipersensibilidad.
Aunque ya sabemos que la vagina es una zona con muchísimas terminaciones nerviosas, a veces es posible que esa sensibilidad sea realmente “demasiado”. Esta sensibilidad puede convertirse en una verdadera incomodidad en el día día, además de tener impacto en nuestras relaciones sexuales. Y es que, este exceso puede traducirse en sequedad, ardor, picazón o inflamación.
Causas de la hipersensibilidad
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Vulvovaginitis
Una de las causas más frecuentes de que esto ocurra es lo que se conoce como vulvovaginitis o vaginitis, una inflamación que se produce por diversas razones, desde el uso de productos químicos agresivos (como geles o jabones) a infecciones de transmisión sexual u hongos.
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Vaginismo
Otra causa, que a veces deriva de la anterior, es el vaginismo, que consiste en espasmos de la zona abdominal y pélvica que nos impiden tener relaciones. A veces son causas psicológicas las que los provocan y otras es algo muscular.
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Cuestión hormonal
Las hormonas. Sí, tanto en el embarazo como en la menopausia como en algunos momentos del ciclo a lo largo de nuestra vida podemos sufrir alteraciones que hagan que notemos cambios sensitivos en la vagina.
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Flora vaginal
Desequilibrios en la flora vaginal. El pH de nuestra vagina es especial y puede alterarse por el uso de jabones no adecuados, medicamentos, infecciones… Y eso se refleja en la sensibilidad.
Nuestra recomendación, especialmente si se trata de un problema que se alarga en el tiempo, es que acudas a consulta para saber cuál es el mejor tratamiento para ti.
Falta de sensibilidad en la vulva
En el lado opuesto, encontramos todo lo contrario: no sentir nada o sentir menos de lo que quizá estamos acostumbradas o sentimos que deberíamos sentir. Vamos con algunas de las causas más frecuentes:
Causas de la sensibilidad en la vulva
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Niveles hormonales
Sí, siempre tenemos que tener en cuenta las idas y venidas de las hormonas a lo largo de nuestra vida y en función de cada etapa que estemos viviendo, ya que ellas son las responsables de muchos de los cambios que notamos en la vulva.
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Enfermedades
Algunas enfermedades, como la hipertensión o la diabetes o la toma de ciertos medicamentos influyen en nuestra sensibilidad.
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Cuestión psicológica
¿Algo psicológico? También es habitual que esa aparente falta de sensibilidad tenga su origen en la mente o en las heridas emocionales. ¿Hay algo que te está bloqueando?
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Hiperlaxitud
Es algo habitual después de tener un parto natural: la elasticidad de la vagina se pierde y su tamaño aumenta. También puede asociarse a la incontinencia urinaria.
Consejos para conseguir la sensibilidad adecuada
En el punto medio está la virtud, y la sensibilidad vaginal es una buena muestra de ello. Cuando tenemos una alteración, ya sea por exceso o por defecto, debemos preguntarnos por qué y no subestimar nuestras sensaciones, ya que en ambos casos puede acabar siendo algo realmente incómodo de sostener tanto a nivel físico como emocional.
Cómo gestionar la hipersensibilidad vaginal
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Visita a tu médico
Si no sabes qué puede estar causando este desequilibrio, acude a consulta. Allí te ayudarán a averiguar cuál es la raíz del problema y a poner la solución adecuada.
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Mima a tu vagina
Cuida tu vagina como se merece. Esto quiere decir que no utilices productos que alteren su pH, por ejemplo, pero también que te protejas de las ITS y que utilices ropa interior que transpire para evitar hongos, por ejemplo.
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Cuida tu mente
¿Crees que lo que te pasa se debe a algo emocional? Acude a terapia para tratarlo.
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Sigue los consejos de los profesionales
Puede que, según tu caso particular, te recomienden algunos ejercicios de suelo pélvico, cambios en la dieta o incluso algún gel tópico para abordar el problema de manera puntual. Déjate aconsejar por profesionales de la salud.