¿Tienes lipedema y no lo sabes? Señales debes conocer si sufres retención de líquidos.

Descubre qué es el lipedema y cómo puedes detectarlo. Conoce sus síntomas, fases y los tratamientos disponibles para mejorar tu calidad de vida.

diciembre 18, 2025 Escrito por Noelia

Redactora especialista en Salud Femenina, con más de diez años de experiencia en esta temática. Posgrado en Periodismo Digital por la Universidad Rey Juan Carlos.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

Aceptamos y amamos los diferentes cuerpos que existen y siempre defendemos que todos son bellos tal y como son. El problema es cuando trasciende más allá de una cuestión estética y se adentra en el terreno de la salud. El mejor ejemplo es el lipedema, un tipo de retención de líquidos que puede llegar a ser muy peligroso.

¿Qué es el lipedema?

El Hospital CIMA de Barcelona define el lipedema como “una enfermedad crónica que provoca un acúmulo patológico de grasa en las piernas y que en determinados casos puede hacer que dicha acumulación se dé también en los brazos”.

Hay que tener en cuenta que suele afectar principalmente a mujeres y que, lamentablemente, no existe cura como tal, pero sí que podemos recurrir a ciertos tratamientos que nos ayuden a tener los síntomas bajo control y a minimizar sus riesgos.

Los grados del lipedema

La doctora María Lourdes Yagües, licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Zaragoza, explica que existen tres grados del lipedema:

  1. Lipedema grado 1:

    La superficie de la piel se ve lisa, mientras que el tejido graso subcutáneo se ve engrosado y la estructura de la grasa forma nudos finos.

  2. Lipedema grado 2:

    Aquí ya se aprecia una superficie de la piel irregular, como con abolladuras y bultos, y la estructura grasa cuenta con nudos gruesos.

  3. Lipedema grado 3:

    La paciente presenta una superficie de la piel con una irregularidad muy acusada, muy tosca y dura. Cuenta, además, con bolsas de forma lobular en la piel.

Causas principales

No existe una única causa para el lipedema, sino que este puede aparecer por distintos factores. Entre ellos, la herencia genética puede ser determinante. Si tienes antecedentes familiares, conviene revisar a conciencia si te está ocurriendo también a ti, ya que esto puede pasar de madres a hijas.

Por otro lado, un aumento de peso considerable también puede provocar la aparición del lipedema, además de cambios hormonales a su vez provocados por cuestiones como diabetes tipo II, hipotiroidismo o incluso los ovarios poliquísticos.

Las personas que padecen inflamación crónica también pueden sufrir lipedema debido a la incorrecta distribución de la grasa en el cuerpo. Finalmente, el estilo de vida también puede provocarlo y aquí el gran enemigo o culpable es el sedentarismo.

Síntomas más comunes

¿Cómo identificar el lipedema? Aunque siempre lo debe diagnosticar un especialista médico, en cierto modo, podemos ponernos sobre la pista si atendemos a los síntomas más comunes de esta enfermedad.

El lipedema puede ser muy doloroso simplemente con que alguien te toque las piernas o los brazos

El más evidente es la acumulación anormal de la grasa en las extremidades, especialmente en las piernas, lo que puede provocar que estas (o los brazos) sean considerablemente más voluminosas que el resto del cuerpo.

Además, estas extremidades pueden presentar dolor y sensibilidad al tacto, pero también una constante sensación de piernas cansadas, mayor predisposición a la formación de hematomas y, por supuesto, la consecuente retención de líquidos.

¿Cómo se diagnostica el lipedema?

Es muy importante una detección temprana para poder controlar sus síntomas, pero también para evitar que vaya a más y nos pueda afectar de una forma considerable a nuestra salud.

Una vez que tengamos la sospecha de que podemos tener lipedema en base a los síntomas descritos anteriormente, lo mejor que podemos hacer es consultar con un médico para que sea él quien realice el diagnóstico efectivo.

Habitualmente se suelen realizar pruebas como ultrasonido o resonancia magnética. En base a los resultados, el equipo médico, junto con la paciente, decidirán el mejor tratamiento para cada caso. Es relativamente fácil que se confunda con la obesidad o incluso con la celulitis, por eso es importante, ante la duda, consultar con un especialista para descartar otras cuestiones.

Tratamientos disponibles

Ya hemos comentado que el lipedema como tal no tiene cura, pero sí que es posible controlar sus síntomas mediante un tratamiento efectivo para el cual se tendrá en cuenta el historial clínico de la paciente y el grado de lipedema que presente.

lipedema diagnostico

Aquí, se distingue entre tratamiento quirúrgico y tratamiento no quirúrgico. El quirúrgico suele versar en torno a una liposucción mediante la cual se eliminan las células adiposas que están alteradas. Esta lipo se puede llevar a cabo mediante distintas técnicas.

La cirugía puede ayudar a eliminar las células adiposas alteradas, pero también los métodos más sencillos, como masajes o el uso de vendas de compresión son buenos aliados

En cuanto a los tratamientos no quirúrgicos, que obviamente son menos invasivos, puede incluir una lipomesoplastia, un drenaje linfático manual o incluso con terapia de compresión, que trabaja sobre la circulación sanguínea mediante vendaje y puede ayudar a reducir los síntomas.

¿Se puede prevenir o controlar?

Si está causado por cuestiones genéticas u hormonales, no se puede evitar por completo, pero si la causa es un estilo de vida sedentario o una mala alimentación, en ese caso sí hay algo que podemos hacer.

Desde la Clínica Simarro explica que para evitar el lipedema (o mantenerlo controlado) es importante cuidar la alimentación, hacer actividad física, mantenerse bien hidratado, evitar el estrés crónico, usar ropa adecuada y consultar con los profesionales oportunos para controlar esta enfermedad.

lipedema

Vivir con lipedema: consejos prácticos

Vivir con lipedema no es conformarse a vivir con dolor. Los profesionales de la salud te pueden ayudar, con un diagnóstico efectivo, un tratamiento enfocado a tu caso y los consejos prácticos que te pueden ayudar en tu día a día.

Entre ellos, seguir una dieta antiinflamatoria y realizar actividad física, con el objetivo de reducir el tejido graso. La doctora Susana Roy explica que los ejercicios aeróbicos de bajo impacto, los acuáticos, los de fuerza controlada, los ejercicios de movilidad y estiramientos y los de respiración son muy buenas opciones.

Sigue las recomendaciones de tu equipo médico y plantéate recurrir a los masajes linfáticos, que pueden convertirse en una gran ayuda si sufres lipedema.

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