
Sí, tus hábitos de higiene pueden influir en tu salud mental
Los hábitos de higiene y la salud mental están relacionados, tanto en los casos de exceso como de defecto
Los problemas de salud mental son una de las grandes afecciones de nuestros días. Aunque algunas veces pueden ser silenciosos, lo cierto es que en muchas ocasiones basta con mirar atentamente para encontrar señales de que algo no va del todo bien.
¿Influyen los hábitos de higiene en nuestra salud mental?
Una de las características de los problemas de salud mental es que pueden afectar a diversas áreas de nuestra vida, incluso a cosas tan cotidianas como asearnos.
Consideramos la higiene física como un básico de nuestra vida. Y realmente lo es, ya que va muy ligada a la salud y a la prevención de enfermedades, como explica Unicef. Además, también tiene un componente social que no podemos obviar.
Pero moralizar la higiene es un gran error, porque no siempre depende de una misma. No es una cuestión de pereza. A veces, este “descuido” puede esconder un problema de salud mental importante.


Problemas como la depresión, la ansiedad o un trastorno de estrés postraumático pueden afectar a nuestra higiene personal. Y no solo en su defecto, también puede ocurrir que la persona se vaya hasta el otro extremo y se muestre obsesionada con la higiene personal, especialmente en los casos de estrés y ansiedad.
Varios estudios de psicología confirman esta relación entre los hábitos de higiene y la salud mental.
Consejos para mantener una buena higiene, incluso si tu salud mental no está en su mejor momento
Ivory Smith Causey, licenciada en Sociología por la Universidad Georgia Southern y en Enfermería por el Macon State College, explica que ella misma atravesó una depresión que le impedía hacer actividades básicas, como mantener su rutina de higiene y lo define como “un síntoma del que no hablamos”.
Si quieres ayudar a una persona que esté viviendo algo similar (o si tú misma estás pasando por esto), existen algunos consejos que pueden ayudar a mantener la higiene durante estos momentos complicados.
La obsesión por la higiene también puede ser un indicativo de que algo no está bien, además de tener consecuencias físicas
Crear rutinas es muy importante para mantener esos básicos, como la higiene. Relacionar, por ejemplo, el momento de la ducha con un momento concreto del día (antes de desayunar, después de cenar…).
También ponértelo lo más fácil posible: llevar siempre un cepillo de dientes en el bolso, utilizar toallitas para una limpieza exprés o incluso adquirir esos productos que convierten el cuidado personal en algo placentero.
Y, por supuesto, pide ayuda si lo necesitas. Cuando la salud mental flaquea, nuestra red de apoyo tiene que ser más fuerte que nunca para que nos dé esa fuerza que tanto necesitamos. Un profesional de la salud mental y personas de confianza que te entiendan y te acompañen en este proceso será esencial.


La higiene es fundamental para prevenir enfermedades (pero sin obsesionarse)
Mantener unos buenos hábitos de higiene es fundamental para nuestra salud física y mental. Ya lo experimentamos durante el Covid-19, cuando nos recordaron continuamente la importancia de lavarse las manos para evitar la propagación de virus.
En lo que respecta a la salud femenina, una buena higiene también es clave para evitar infecciones, como cistitis, siempre respetando el pH de la vagina.
El skincare, siempre sin obsesionarnos y utilizando los productos adecuados, puede ayudarnos a mejorar el aspecto de nuestra piel, controlar los granitos e imperfecciones y reducir la aparición de arrugas.
Ojo, porque tampoco conviene el exceso de limpieza. De hecho, algunos hábitos, como la ducha vaginal, pueden ser contraproducentes y esta ducha solo está recomendada en algunos casos concretos.
Lo mismo ocurre con la obsesión desmesurada por la higiene personal. Además de acarrear problemas (por ejemplo, pasarse con la frecuencia de la ducha no es bueno, según indica la Universidad de Harvard), también puede ser otra señal de alarma de un posible problema de salud mental.