Dismorfia corporal: así es la distorsión sobre la percepción de tu propio cuerpo

Más allá del defecto: la intensa búsqueda de una perfección imposible

mayo 8, 2023 Escrito por Sara G. Pacho

Redactora de Bloom especializada en salud femenina, estilo de vida y feminismo. Licenciada en Sociología por la Universidad de Salamanca y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Máster en Comunicación como Agente Histórico-Social, especialidad en Lenguaje Audiovisual por la Universidad de Valladolid.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

Vivimos en un mundo obsesionado con la imagen: todo a nuestro alrededor parece estar centrado en la belleza y la perfección, especialmente en lo que se refiere a las mujeres. La publicidad, la moda, las películas y, por supuesto, las redes sociales. Todos estos estímulos no nos resbalan: refuerzan nuestras inseguridades, nos empujan a consumir productos para estar más guapas e incluso desembocan en trastornos de la alimentación. Poca broma.

El trastorno dismórfico corporal -o dismorfia corporal- es cada vez más habitual. Te contamos en qué consiste y cómo puedes identificarlo en ti misma o a tu alrededor

dismorfia corporal

De qué hablamos cuando hablamos de dismorfia

Si acudimos a la psicología, la dismorfia corporal o dismorfofobia es una psicopatología que radica en la gestión de la percepción del propio cuerpo (dis, anormalidad, morphe, forma). Se ubica en la rama de trastornos obsesivo-compulsivos y ha aumentado considerablemente su incidencia en los últimos años: ya lo padece alrededor de un 2-3% de la población. No se trata de verse los defectos, sino de obsesionarse de una manera muy intensa con la propia imagen, hasta el punto de llegar a verse incluso deformes.

Hay una fuerte disrupción entre lo que se percibe y la realidad, ante lo que da igual lo que el entorno pueda opinar.

Quienes padecen dismorfia corporal creen mirarse desde la objetividad y, ojo, porque le puede pasar a cualquiera. Este trastorno hace que la imagen que procesa el ojo se reelabore en el cerebro a partir de miedos, expectativas, deseos, etc., generando una obsesión o una sobredimensión de los defectos

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Vivimos en un mundo en el que la imagen es muy importante, especialmente para las mujeres, da igual la edad. De hecho, la dismorfia corporal -también conocida como síndrome del espejo- se ha popularizado gracias a testimonios de mujeres famosas que han afirmado sentirse así. Sí, mujeres a las que muchas veces nos hemos querido parecer.

En psicología coinciden en señalar la publicidad y las redes sociales -de hecho, en algún artículo científico también se habla de dismorfia snapchat-, se está investigando cuáles pueden ser las causas. No está claro si hay algún puede haber algún factor de tipo fisiológico, como deficiencia de serotonina, pero lo que sí parece influir es la propia experiencia: cómo hemos pasado nuestra infancia o adolescencia es determinante en cómo formamos nuestra personalidad y nuestra forma de relacionarnos. También con nuestra propia imagen. 

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¿Cómo saber si tienes dismorfia corporal?

Aunque, lamentablemente, si pedimos que levante la mano la que no se siente a gusto con su cuerpo por la razón que sea, muchas nos identificaremos con ese pensamiento, cuando hablamos de dismorfia corporal hablamos de algo más. Atenta a los principales indicativos para saber si tú o alguien a tu alrededor está padeciendo este trastorno.

  • Preocupación excesiva por los “defectos” físicos. Puede ser cualquier zona: desde el pelo a la nariz, pasando por la tripa o los pies.

  • Pensamientos obsesivos alrededor de estos “defectos”.

  • Comparación constante con el físico de otras personas. Da igual si son personas cercanas con las que compartes tu vida como desconocidos con los que te cruzas o personas que ves a través de las redes.

  • Mirarte al espejo constantemente para comprobar cómo se te ve. Y tratar de ocultar ese “defecto” a los demás de la manera que sea: maquillaje, ropa, etc.

  • Sensación de pérdida de control sobre estos pensamientos en torno al cuerpo.

  • Aislamiento social: no quiero que nadie me vea así. Un trastorno de este tipo puede ser realmente incapacitante e impactar a nivel social, familiar, laboral o sentimental.

  • Baja autoestima, inseguridad, ansiedad.

  • Interés -o ejecución- por tratamientos estéticos o incluso quirúrgicos (cirugía plástica) para “corregir” ese defecto.

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Dismorfia corporal y gym 

Nos gustaría pensar que la mayoría de las personas que hacen ejercicio de manera regular lo hacen por llevar un estilo de vida saludable, pero lo cierto es que aquí la cultura de la imagen también juega un papel relevante.

Más allá de conocer los beneficios del entrenamiento de fuerza o de mantener un estilo de vida activo, el malestar psicológico y la obsesión por conseguir un cuerpo 10 (sea lo que sea que signifique eso) está a la orden del día en muchos gimnasios.

Si algo que es sano -como hacer ejercicio y llevar una alimentación equilibrada- se convierte en una obsesión podemos estar ante una dismorfia corporal, que en este caso se podría clasificar de vigorexia. ¿Cómo se muestra esta rama del trastorno? Además de la obsesión por los defectos, la baja autoestima y el posible aislamiento que hemos mencionado en el apartado anterior, aquí se añade una verdadera obsesión por el entrenamiento: te sientes mal si no vas un día, pasas horas trabajando los diferentes grupos musculares -o aquel que más te obsesiona-, compruebas si la masa muscular aumenta, si marcas abs, bíceps, etc. 

dismorfia corporal que es

Tratamiento de la dismorfia corporal

Llegado este punto, he aquí la gran pregunta: ¿se puede tratar la dismorfia corporal? A pesar de que, como has podido leer, este trastorno se fundamenta en ideas y miedos muy profundos, es posible tratar la dismorfia y, sí, salir de esa cárcel. Para ello, es fundamental acudir a terapia para que un profesional guíe este proceso. En algunos casos es posible que, además de la terapia psicológica, quien diagnostique este trastorno pueda recomendar que se trate también en psiquiatría. 

Identificar la dismorfia es el primer paso para poder tratarla. Lo siguiente es acudir a un profesional para paute una terapia adecuada. 

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