La Navidad no es solo luz y amor, también genera situaciones incómodas: cómo aprender a gestionarlas
Estrategias prácticas para afrontar los desafíos navideños y que las fiestas no se conviertan en un drama.
Entre villancicos, turrón, luces y abrazos, llega esa época del año en la que las emociones están a flor de piel. Nos gusta mucho la Navidad, pero esa promesa imposible de encuentros idílicos de paz y amor, niños angelicales y familias perfectas no es la realidad. Y lo sabemos.
Por suerte o por desgracia, la realidad de los eventos navideños suele incluir una yincana imposible de comidas y cenas y eventos varios, mucho estrés, algún brindis tenso, el comentario desafortunado del cuñado y la sempiterna discusión de dónde y cómo pasar la Nochebuena y el fin de año. Si la idea de sentarte a la mesa con la familia política, comprar regalos a última hora y coordinar fechas y horarios con tu ex te provoca sudores fríos, no estás sola.
No pretendemos que te invada completamente el espíritu de la Navidad, pero, partiendo de la base de que no todo va a ser perfecto, tampoco hace falta convertirse en el Grinch para sobrevivir a diciembre. Con una buena estrategia emocional, buenos propósitos y algunos límites bien puestos, puedes transformar las situaciones incómodas en Navidad en algo mucho más apetecible y llevadero.
Recopilamos, como amigas bloomers que somos, algunos consejos para aprender a disfrutar de la Navidad y gestionar de la mejor manera posible las incomodidades propias de estas fechas. Merry Christmas from Bloom!
Consejos para sobrevivir a las situaciones incómodas en Navidad
Cada una de nosotras tiene un panorama diferente y no todas las realidades permiten pasar una feliz Navidad por mucho que nos esforcemos. Aun así, siempre podemos poner más de nuestra parte para conseguir vivir estas fechas con menos tensiones y menos dramas para nosotras y para quienes nos rodean.
La clave está en prepararnos emocionalmente para vivir una Navidad con límites, más consciente y más feliz sin colocarnos en el último plano. Busquemos paz en medio del caos navideño. ¡Toma nota!
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Identifica tus trigger warnings emocionales: ¿qué te incomoda de la Navidad?
Antes de lanzarte a las calles a la caza del outfit perfecto para cada evento, el menú más suculento para tu mesa y el regalo ideal para cada uno de tus seres queridos y tus compromisos…. para un poco y haz un chequeo emocional. ¿Qué es lo que me pone nerviosa de estas fechas? ¿Lo que te preocupa es que tu suegra critique la cena, que tus hijos prefieran pasar la Nochebuena con tu ex, que no te dé tiempo a comprar los regalos, que tu casa no sea todo lo bonita que querrías o que un familiar incómodo vuelva a la carga con sus opiniones políticas inflamables?
Identificar lo que te molesta es el primer paso para poder gestionarlo. Elabora una lista de «dramas» y, una vez que los tengas claros podrás prepararte mentalmente y decidir cómo quieres reaccionar. Los conflictos no van a desaparecer aunque queramos, pero la idea no es evitarlos, sino enfrentarlos con elegancia y asertividad.
Comunicación asertiva: di lo que necesitas sin herir a nadie
La comunicación asertiva es como el papel de regalo, que envuelve el mensaje para dejarlo más bonito. El miedo a provocar un conflicto nos lleva demasiado a menudo a no decir lo que pensamos o a conformarnos con las decisiones que toman los demás. Pero se puede hablar claro sin necesidad de generar un incendio.
Cuando te comunicas desde un lugar de respeto y calma, aumentas las probabilidades de ser escuchada. Puedes decir cosas como: “Prefiero que no toquemos este tema durante la cena, si no te importa” o “podríamos organizarlo de esta manera para que los niños disfruten más del tiempo que pasan con cada uno de nosotros”.
Familia política: construye puentes, pero no te conviertas en el puente
Pasar tiempo con la familia política puede ser un campo minado, especialmente si en tu entorno hay algunas personalidades demasiado dominantes o tensiones acumuladas (como en casi todas las familias).
Trata de ser amable y de encontrar puntos de conexión con los demás para limar asperezas, pero tampoco es necesario que todo el mundo te adore. De hecho, la clave para no sufrir demasiado es asumir que no tenemos que agradar a todo el mundo ni todo el rato.
Niños felices, familias pacíficas
Si tienes hijos y estás separada o formas parte de una familia reconstituida, la logística navideña se puede convertir en una misión imposible. En este plano, todas tenemos claro que lo más importante es priorizar el bienestar de los niños por encima de nuestras necesidades y de las diferencias que tú tengas con su padre. Esto significa ser lo más flexible posible y exprimir el tiempo que puedas pasar con ellos en Navidad.
El mejor consejo es organizar fechas y planes con bastante antelación para evitar malentendidos de última hora y entender que tampoco es necesario crear para ellos la Navidad perfecta. Los niños necesitan pasar tiempo de calidad con sus padres y el resto es accesorio.
Comentarios incómodos, respuestas inteligentes
En todos los eventos grandes y pequeños siempre hay alguien que mete la pata con o sin maldad y plantea un tema de conversación que no debería. Y así se generan situaciones incómodas en Navidad. ¿Quién no se ha sentado en una mesa y ha tenido que escuchar preguntas o comentarios del todo inapropiados?
En lugar de bloquearte y tragarte el comentario o saltar a la yugular de esa persona, trata de darle la vuelta a la situación. En realidad, para cada comentario inapropiado hay una respuesta amable e inteligente. Responde con una sonrisa, desvía la atención si es necesario y evita tomarte nada demasiado en serio. Sí, se puede.
Regálate autocuidado
El mes de diciembre puede llegar a ser realmente agotador, una locura para llegar a todas las reuniones sociales y familiares, los eventos del colegio, los menús festivos y las compras navideñas.
Procura encajar entre todos los planes algo que te ayude a resetear, sin culpabilidad y sin complejos. Es completamente necesario parar un momento para autocuidarse. Solo disfrutalo.
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Navidad consciente: lo importante es lo importante
Muchas veces, el estrés navideño nos lo provocamos con nuestra propia autoexigencia porque tratamos de cumplir con expectativas irreales. Si nos obsesionamos con que todo sea perfecto, es probable que terminemos agotadas y frustradas.
La reflexión es: ¿qué es lo realmente importante para mí en Navidad? Baja el listón y dedica todas tus energías a lo que de verdad te llena y no tengas miedo de decir que no a compromisos que no te aportan demasiado.
Además, seas creyente o no, la Navidad es siempre un buen momento para el recogimiento y la reflexión. El momento más propicio del año para tener gestos bonitos con los que queremos y los que lo necesitan, llenarse de buenos propósitos y trazar metas para el próximo año.