Donde caben dos ¿caben tres? Cómo cambia tu relación de pareja con la llegada de un bebé
La llegada de un bebé suele alterar la dinámica de pareja. Comunicación y sincronización serán las claves para afrontar esta nueva etapa
Desde el mismo momento en que una pareja empieza a plantearse en serio tener un bebé, su mundo empieza a verse distinto, las prioridades cambian, los planes se alteran y la forma de ser dos también es diferente. Esto nos puede llevar a plantearnos cuáles serán los cambios en la pareja después de tener un hijo. Porque los habrá. ¿Acaso la vida no es un constante cambio y ampliar la familia es uno de los más significativos?
¿Un bebé en casa? Cambios en la pareja después de tener un hijo
Aunque no tiene por qué ser así (una pareja puede ser igual de feliz sin descendencia, y es totalmente legítimo no querer ser padres), en muchas parejas llega un momento que marca un punto de inflexión en la relación, y es cuando se plantea la posibilidad de ser padres y cómo y cuándo serlo.
Traer un hijo al mundo es algo maravilloso, nada es comparable a la felicidad que se siente cuando lo abrazas por primera vez (habla la voz de la experiencia) o cuando le escuchas decir su primera palabra. Pero, antes de dar el paso, conviene plantearse si como pareja se está preparado y asumir las renuncias y sacrificios que vendrán desde el momento de la concepción.
A pesar de la ilusión y de que, aparentemente, esté todo controlado, es muy común que haya ciertos problemas o cambios en la pareja después de tener un hijo. No solo por el estrés que supone cuidar de un bebé, sino porque, a pesar de su tamaño, un bebé llena un hueco muy grande en casa, tanto que apenas deja espacio para que la relación de pareja fluya con normalidad.
Esto es especialmente significativo al principio, cuando el hogar y la relación deben reestructurarse para adaptarse a la nueva situación. Además, no podemos olvidar que pesan mucho las emociones, el cansancio y la falta de sueño. Pero ¡que no cunda el pánico! Poco a poco, con la práctica, cuando se coge el truco a los nuevos hábitos, todo vuelve paulatinamente a su lugar.
La relación no será exactamente la misma, por supuesto -¡ha llegado un bebé a casa!-, pero encontraréis la forma de ser tres y de que, en ese triángulo, también haya espacio para dos.
Cada pareja vive la crianza de una forma distinta y las hay que disfrutan del momento de ser padres sin crisis ni malos entendidos desde el primer día (todo se puede hablar y entrenar con antelación). También es común que todo vaya bien con el primer hijo y, sin embargo, surjan problemas con la llegada de un segundo o tercero, cuando se duplica la responsabilidad y también las tareas. Es normal, hay que volver a reinventarse.
Uno más uno, tres: ¿cómo afrontar una posible crisis?
Es un error pensar que una pareja que no está pasando por su mejor momento se arreglará con la llegada de un bebé, ya sea el primer hijo, el segundo o el tercero. En esos casos, es importante resolver primero las cuestiones internas antes de dar el paso de sumar un miembro más al hogar.
Pero, en familias estables y «bien avenidas», también pueden surgir dificultades y cambios en la pareja después de tener un hijo. Aquí van algunos consejos prácticos para sobrellevar la situación con éxito:
- Tener paciencia. La nueva vida familiar trae consigo cambios y no siempre sabemos manejarlos correctamente desde el principio. Daos tiempo y entended que ambos estáis aprendiendo a ser padres.
- Tu prioridad es tu hijo o hija, pero no abandones todo lo demás. Es muy común caer en esto y dejarnos a nosotras mismas (¿quién no se ha encontrado, en los primeros meses de vida del bebé, sin reconocerse en el espejo?) y a nuestra pareja para el final.
- Es importante tratar de buscar pequeños momentos para pasar tiempo de calidad en pareja y así mantener la complicidad. Una cena, un paseo, una tarde de cine… Reservaros «citas de novios o novias» os puede ayudar mucho.
- Comunicación. Las decisiones que conciernen a tu peque son cosa de dos, hablar y valorar cualquier cuestión que surja ayudará a evitar malos entendidos.
- Establecer una hoja de ruta con tareas equitativas para que no recaiga todo el peso en un miembro de la pareja es fundamental para que todo fluya y no haya reproches. Si cada uno o cada una tiene claro qué debe hacer será más fácil que se responsabilice.
Una buena relación de pareja y un sentimiento de equipo redundarán en el bienestar y la tranquilidad del bebé, así que merece la pena esforzarse por encontrar puntos en común y llegar a acuerdos en aquello que genere discrepancias.