Disforia postcoital: ¿alguna vez has sentido tristeza después del sexo?
Asociamos el final de una relación sexual con sentirnos relajadas o felices, pero, ¿cómo de habitual es sentirse triste?
Cuando tenemos relaciones sexuales, nuestro cuerpo experimenta una montaña rusa de emociones. Si vamos a lo puramente fisiológico, sabemos que tener sexo hace que liberamos endorfinas, las llamadas “hormonas de la felicidad”, y dopamina, una sustancia que tiene mucho que ver con el comportamiento y la cognición, pero también con el sueño, el humor o el aprendizaje.
Mientras unos niveles bioquímicos suben, otros se enfrían, como el pensamiento racional, para dejarnos llevar por el instinto mientras dura la relación. Sin embargo, este baile de hormonas también puede llevarnos a sentir emociones que, en principio, no asociaríamos nunca al sexo. Tiene mucho que ver las expectativas -propias y ajenas- y con los vínculos afectivos que tenemos -o esperamos tener- con quien compartimos la relación sexual. ¿Has oído hablar de la disforia postcoital? Te contamos más.
Disforia postcoital: qué es
Hablamos de disforia postcoital o depresión postcoito para hacer referencia a la presencia de emociones como la tristeza, el desasosiego o la melancolía que se producen después de mantener una relación sexual. Aunque también se dan casos de este síndrome después de la masturbación, es más frecuente cuando ese momento es compartido. Y también en nosotras.
De hecho, hicimos una nuestro perfil de Instagram y recibimos una cantidad de respuestas realmente abrumadora sobre el tema. De todas ellas, extraemos tres conclusiones: esa tristeza post coital tiene mucho que ver con las expectativas, con la culpa y con la reacción de la otra persona. Pero no nos adelantemos.
Tristeza después de tener relaciones sexuales
Este bajón después de tener sexo puede ser algo puntual o convertirse en algo recurrente que pueda desencadenar otro tipo de conflictos. Quienes lo han estudiado aluden a causas principalmente neuroquímicas: como te decíamos en la introducción, nuestro cuerpo experimenta sensaciones y que esa tristeza tenga, en realidad, una explicación biológica.
Cuando quienes lo sienten son víctimas de abusos sexuales o han vivido situaciones traumáticas relacionadas con el sexo, puede ser que, de manera más o menos inconsciente, estén relacionando tener relaciones con sentimientos de daño o dolor, y sentirse triste o llorar al terminar sea su manera de manifestarlo.
Otras teorías ponen el foco en la educación sexual -de ahí las expectativas- y que para nosotras el sexo haya sido durante mucho tiempo algo tabú, que no nos pertenecía y por lo que teníamos que sentirnos culpables. Así, se explica que muchas hagáis alusión a la culpa, a no haber conseguido disfrutar del sexo e incluso a sentirse fácil y utilizada.
El vínculo con la otra persona también es importante. Para la mayoría de las parejas es imposible sincronizar los orgasmos como hemos visto siempre en las películas -una vez más, expectativas-, pero para otras muchas es la reacción postcoital lo que abre un abismo. Mientras que una parte igual se siente relajada, desinflada y no siente la necesidad de dar o recibir cariño después de un orgasmo, hay otra que puede realmente necesitar ese abrazo para sentir que la conexión permanece, que no se rompe al terminar.
Cómo tratar la tristeza postcoital o disforia postcoital
Depende de cada situación y persona, esta tristeza tendrá diferentes maneras de tratarse. Para quienes siempre se sienten tristes al terminar o han sido víctimas de abusos sexuales, lo más recomendable es tratarlo en terapia.
La disforia postcoital es bastante común en las mujeres. Varios estudios revelan que casi la mitad de las mujeres lo ha experimentado al menos una vez en la vida, el 5% afirmaron haberlo hecho en el último mes y alrededor de un 2% sentir esa tristeza de manera habitual.
Si hablamos de esa sensación de vacío asociada a las expectativas o al vínculo con la pareja, lo mejor que podemos hacer es trabajarlo personalmente y en pareja. Por un lado, evitando que el sexo sea una carrera para conseguir el orgasmo, tanto para ti como para tu pareja. Es decir, disfrutando del camino, experimentando, escuchando indicaciones y guiando para hacer de ese momento algo placentero en sí mismo de lo que no valoremos únicamente el final.
Si nuestra pareja parece que deja de tener interés cuando hemos terminado, lo mejor que podemos hacer es comentarle lo que nos pasa. No queremos quitar responsabilidad afectiva a quien antes del sexo es una persona atenta y cariñosa que nos pone a mil y después un ser humano frío a quien no le interesa nada quien está a su lado. Sin embargo, es posible que esa persona no se haya percatado de que su conducta molesta o entristece a la otra persona. Hablar las cosas con claridad suele ser eficaz para poner remedio a actitudes que nos hacen daño.