Todo lo que nunca te contaron del posparto y siempre quisiste (y necesitaste) saber
De repente, todo cambia en cuestión de horas: tu bebé está en tus brazos y tú afrontas una revolución hormonal y emocional. El posparto es todo un reto del que no se habla demasiado… ¡pero aquí estamos para contarte nuestra experiencia!
El posparto es otra de esas cosas que no te planteas cuando decides ser madre. Es una etapa de la que no se habla casi nunca, como si no existiera. O, mejor dicho, casi no se hablaba, porque aquí estamos para solucionarlo y contribuir a darle visibilidad.
¿De verdad creemos que, justo después del parto, el cuerpo de la madre se resetea y aquí no ha pasado nada? Pues nada más lejos de la realidad, el posparto es la fase más dura de todo el embarazo para muchas mujeres, pues supone un shock físico y psicológico importante para casi todas, y especialmente si hablamos de madres primerizas.
En Bloom nos hemos propuesto derribar todos los tabúes y por eso venimos a contarte todo lo que necesitas saber sobre el posparto para ayudarte a sobrellevar esta nueva etapa de tu vida.
El posparto es la fase más dura de todo el embarazo para muchas mujeres, pues supone un shock físico y psicológico importante para casi todas, y especialmente si hablamos de madres primerizas.
¿Qué es el posparto y cómo afecta a nuestro cuerpo?
El posparto o puerperio es el cuarto trimestre del embarazo, esa etapa que va desde el momento del parto hasta que el cuerpo de la mujer vuelve a su ser… más o menos.
Suele durar unas seis semanas o cuarenta días, por eso, popularmente, llamamos al posparto cuarentena. Este periodo tiene tres fases:
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Puerperio inmediato
Son las primeras 24 horas justo después del parto, y la madre debe estar en observación para evitar complicaciones.
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Puerperio hospitalario
Dura una semana aproximadamente y se considera una etapa postquirúrgica.
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Puerperio tardío
Los cuarenta días de rigor que necesitas para terminar de recuperarte.
No quiero asustarte: puede que no te toquen en suerte todos estos problemas físicos durante el posparto y puede que algunos sean tan leves que ni te afecten, pero es mejor que sepas cuál es el maravilloso abanico de síntomas al que se va a enfrentar tu cuerpo. A saber:
- Sangrado vaginal (loquios).
- Entuertos o contracciones del útero, que está tratando de volver a la normalidad.
- La subida de la leche y las múltiples complicaciones posibles de la lactancia (leche enquistada, pezones agrietados, dolor en el pecho…)
- Estreñimiento, sobre todo en las primeras horas.
- Hemorroides provocadas por el embarazo o el parto.
- Dolores o posibles infecciones en las cicatrices de la cesárea o la episiotomía.
- Inflamación del periné.
- Flacidez del suelo pélvico y pérdidas de orina (en partos vaginales).
Sentimientos encontrados y revolución hormonal en el posparto: Maternity Blues
Toca hablar de mi experiencia personal. Mis embarazos fueron muy normales y llevaderos, después, ninguno de mis dos partos se complicó y mis hijos nacieron completamente sanos y preciosos. Sin embargo, mis dos pospartos no fueron nada fáciles.
Me sentía inmensamente feliz de estar con mis hijos recién nacidos, pero no me encontraba bien física ni psicológicamente y ese cruce de sensaciones, sobre todo en los primeros días, es una bomba, la verdad.
Durante el posparto, lo más común es sentirse agotada y desbordada en todos los sentidos. La emoción es muy grande, pero las ganas de llorar todo el rato también, no solo por estrés o cansancio, sino por una sensación de melancolía que es difícil de controlar. Estos sentimientos son súper comunes y se deben a la revolución hormonal que está atravesando tu cuerpo. Es el fenómeno llamado Maternity Blues.
Muchas mujeres sienten una sensación de rechazo por el bebé en los primeros días. Si pasas por ese trance, no eres una mala madre, es un sentimiento que debes tomarte con tranquilidad porque es pasajero y pasará cuando las aguas vuelvan a su cauce.
Tampoco ayuda a estar centradas y optimistas la falta de sueño, una de las peores cosas del posparto. Las primeras noches son una auténtica locura: el bebé tiene que comer cada muy poco tiempo, después de comer toca cambio de pañal y, luego, conseguir que vuelva a dormirse. Para cuando tú vuelves a conciliar el sueño, ha empezado la fiesta otra vez. Si además optas por la lactancia, los maratones nocturnos serán épicos.
Pero de tu insomnio no solo es responsable tu hijo o hija, también tiene una explicación química y, cómo no, hormonal. Por un lado, los niveles de progesterona y estrógenos se reducen al mínimo después del parto, y eso hace que el sueño sea mucho más ligero. Por otro lado, el útero trabaja para volver a su tamaño original, liberando moléculas inflamatorias que impiden la relajación total del cuerpo.
En este contexto, date tiempo e intenta encontrar huecos para descansar y mimarte un poco y, si lo necesitas, pide ayuda. Al final, la balanza se equilibra y te permite adaptarte a las nuevas rutinas y volver a la normalidad.
Consejos prácticos para sobrevivir al posparto
Aquí tienes unos tips para que el posparto no te desborde y puedas quedarte con lo mejor. Que los árboles no te impidan ver el bosque:
- Recopila toda la información que puedas sobre esta etapa antes de que llegue. Cuando tengas a tu niño en brazos, ya no habrá tiempo para nada más, pero saber lo que te espera, de antemano, te ayudará a prepararte y comprender tu cuerpo y tu mente.
- Es casi imposible, pero trata de encontrar un pequeño rato para ti, para hacer algo que te guste y te relaje o para mimarte. Así evitarás desconectarte de tu «yo» previo a la maternidad.
- Prioriza descansar a hacer tareas de la casa que puedan esperar. Duerme a deshoras y siempre que puedas. Aprovecha los momentos que tu hijo descansa para recuperar las 606677576 horas de sueño que tienes perdidas. Es la única manera de no ser una madre zombie durante todo el posparto.
- La ayuda es fundamental en los primeros días. No caigas en aquello de hacerte “la súper madre que puede con todo”, porque es bastante probable que estés desbordada, que no te encuentres bien y que no puedas ocuparte de todas las tareas.
- No te dejes arrastrar por las expectativas que te habías creado ni por las exigencias del entorno. Recuerda que estás en un periodo de adaptación.
- Si te encuentras muy mal, acude a tu gine o matrona. Ahora tu prioridad es tu bebé, pero debes cuidar también tu salud para estar al 100% lo antes posible, algo que redundará en tu bienestar y el de tu hijo o hija. Un dolor demasiado fuerte durante el puerperio puede indicar alguna complicación grave.
- Las visitas en casa pueden esperar unos días. Espera a estar asentada y con la situación bajo control antes de recibir a familiares y amigos. Bastante tienes con lo que tienes como para servir refrescos y canapés. Ya habrá tiempo de presentar a tu bebé en sociedad y la gente lo entenderá. Visitas en los primeros días: no, gracias. Marcar límites en tu nueva etapa como madre también es importante, ¡a por ello!