Horror en el hipermercado: ¿qué significan realmente los sellos de los alimentos?
Light, 0%, bajo en grasas, alto en proteínas… Desciframos las etiquetas nutricionales para aprender a alimentarnos de una forma más saludable. ¡Toma nota!
Casi a punto de que fuera demasiado tarde, cuando las tasas de obesidad de la población alcanzan niveles preocupantes, el mundo parece haberse puesto manos a la obra para que nuestra alimentación y la de nuestros hijos sea más saludable y, sobre todo, más consciente. Se acabó consumir a lo loco productos alimentarios de los que apenas sabemos su nombre, porque los fabricantes tienen la obligación de incluir los ingredientes con que se han elaborado los productos que ponen a la venta de forma clara y fácil de entender y nosotras le debemos a nuestra salud una dieta responsable.
Ya no hay trampa ni cartón, solo es necesario saber interpretar el etiquetado alimentario y aprender a leer los ingredientes para saber lo que consumimos. Pero ¿cómo no sucumbir a los sellos de los alimentos, que prometen cosas como bajo en grasas, light o algo en proteínas? La mentora nutricional Cristina Barrous nos da las claves para superar con éxito la visita al supermercado.
Sellos alimentos: ¿qué significan?
Cualquier alimento procesado disponible en el supermercado deberá incluir la lista de ingredientes, la información nutricional, la fecha de caducidad, los posibles elementos alérgenos, el peso, las condiciones óptimas de conservación y de uso y la información completa del fabricante.
Más allá de esto, los alimentos procesados tienen la obligación de ser etiquetados con sellos de advertencia que informan sobre los valores de los productos. El etiquetado frontal (FOPL) trata de proteger al consumidor, está regulado y debería ser fiable, pero lo cierto es que es muy común que algunas marcas empleen etiquetas que funcionan como reclamo. Desde que se instauraron estos sellos alimentarios, no han cesado las polémicas entre nutricionistas, fabricantes e incluso autoridades de diferentes países que no se ponen de acuerdo en su manual de uso.
Cada país tiene su propia regulación sobre sellos nutricionales. Por ejemplo, en países como Chile, México, Finlandia o Israel están en uso los octógonos negros, que advierten sobre el exceso de grasas saturadas, azúcares y sal en los alimentos. En España usamos, como en Italia, México, Suiza y otros países, la etiqueta Nutriscore. Y la mayoría de los países del norte de Europa están obligados a incluir en los alimentos ultraprocesados una cerradura, que califica en verde los alimentos saludables y en negro los alimentos a evitar por el consumidor.
Sin lugar a dudas, es importante saber si un alimento contiene más azúcares de lo razonable, si en su composición hay un exceso de sodio, las grasas que se han empleado para su fabricación (saturadas, trans…), si contiene cafeína o su contenido calórico. Es una información imprescindible para caminar hacia una sociedad con hábitos saludables en los que el consumo sea responsable y sostenible.
Pero, como explica Barrous, es mucho más fiable leer con detenimiento el desglose de ingredientes para decidir si un producto es adecuado para nosotras o no. Aprendamos a saber lo que comemos para ser dueñas de nuestra salud alimentaria.
Aparte de las etiquetas de advertencia, los alimentos suelen incluir etiquetas de garantía, como las de Denominación de Origen, Producción Ecológica o Calidad Diferenciada, que garantizan la procedencia y la calidad.
Es mucho más fiable leer con detenimiento el desglose de ingredientes para decidir si un producto es adecuado para nosotras o no. Aprendamos a saber lo que comemos para ser dueñas de nuestra salud alimentaria.
¿Qué significa el sello Nutriscore?
La etiqueta Nutriscore pretende ser algo así como un semáforo nutricional común para varios países. Su funcionamiento es sencillo e intuitivo: 5 letras, cada una asociada un color que califica de mejor (A, verde oscuro) a peor (D, rojo) los alimentos según su calidad nutricional.
Nutriscore solo tiene en cuenta alimentos procesados envasados y su objetivo es advertir del exceso de grasas saturadas, azúcares o sal en los alimentos para salvaguardar la salud de los consumidores. Según este criterio, los productos con exceso de sal o azúcar son los peor valorados y los alimentos ricos en fibras y proteínas son los ganadores del ranking. Este es uno de los sellos alimentarios más polémicos y su manual de instrucciones acaba de ser actualizado.
Para Barrous, etiquetas como Nutriscore ofrecen una visión «demasiado simplista y limitada». “Mas que ceñirnos a un semáforo nutricional en los alimentos, lo que debemos hacer es aprender a tener nuestro propio criterio para catalogar los productos. Definitivamente, es mucho más importante saber leer una tabla nutricional o un listado de ingredientes antes que guiarte en la compra por los sellos”.
Alimentos etiquetados como light, ¿existen de verdad?
Tendemos a pensar que cualquier alimento etiquetado como light es más recomendable para nuestra cesta de la compra porque tiene menos calorías y es más saludable, pero lo cierto es que esto no siempre es verdad. De hecho, se considera light cualquier producto reducido algo, por ejemplo, grasas. Y esta afirmación tiene muchas aristas, según los nutricionistas. La estrategia de la comida light se basa en decidir qué alimentos son malos y cuáles son buenos «en función de criterios que no siempre son acertados”, nos cuenta Barrous.
Cuando un alimento incluye la etiqueta light significa que alguno de sus contenidos se ha reducido un 30% con respecto al original. Y aquí precisamente está el truco, como explica la nutricionista: “Esa reducción podría afectar a las grasas, a los azúcares, a las calorías o a cualquier otro ingrediente y siempre debe estar perfectamente detallado”.
Según Barrous, si queremos apostar por una alimentación saludable, lo que tenemos que hacer es consumir más alimentos y menos productos elaborados. Que un alimento sea bajo en calorías o esté etiquetado como cero no implica que sea saludable.
Si vamos a consumir productos elaborados, hagámoslo con cabeza y de forma esporádica. Esta Navidad, mejor comer dos roscones con buenas materias primas que diez roscones light de dudosa calidad y menos azúcar.
Si queremos apostar por una buena alimentación, tenemos que consumir más alimentos y menos productos elaborados. Que un alimento sea bajo en calorías o esté etiquetado como cero, no implica que sea saludable.
¿En qué debemos fijarnos cuando estamos haciendo la compra en el supermercado?
Ya hemos explicado que es mucho mejor apostar por alimentos que por productos elaborados y, por supuesto, ultra procesados, pero a veces resulta complicado no sucumbir a la tentación de comprar determinados artículos en el supermercado.
Barrous comenta que las apps que escanean el etiquetado de los productos «no son del todo fiables», así que no queda más remedio que aprender a hacer la compra, sabiendo entender qué productos nos benefician y cuáles deben quedarse en el lineal del supermercado.
A la hora de llenar la cesta, debemos tener en cuenta nuestro caso personal y también nuestras necesidades calóricas o de proteínas, según nuestra actividad física, nuestra edad o nuestro estado de salud. Así, hay quienes enfocan su alimentación hacia una dieta baja en carbohidratos y rica en grasas (keto) o apuestan por una dieta hiperproteica basada en alimentos ricos en proteínas. Otros basan su cesta de la compra en productos que ayuden a aumentar su masa muscular. Importante: cualquier dieta debería estar supervisada por un experto en nutrición.
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Con todo esto en mente, Barrous nos da las claves para hacer la compra de la forma más adecuada para configurar una dieta sana y equilibrada:
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Mira bien los ingredientes:
Es muy importante entender los ingredientes que componen el alimento. “Si no entiendes lo que pone, es que no es para ti. Además, van colocados por orden de cantidad: si el primer ingrediente de un cacao soluble es el azúcar, entonces ya sabes que no es lo más saludable». Como tip: cuanto más corta sea la lista de ingredientes y de aditivos, mucho mejor. Si la lista es demasiado extensa, mejor evítala.
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Aprende a interpretar la tabla nutricional:
En líneas generales, harás una compra saludable siempre que te asegures de que los azúcares por cada 100g no pasen de 5-6g en caso de ser alimentos procesados, que tengan unos 15g de proteínas por cada 100g y que las grasas saturadas no estén presentes en exceso y no sean más del 20% de las grasas totales del alimento.