Cuerpos ideales y mentiras comerciales: así es el verano bajo la lupa publicitaria
La disonancia entre la realidad y las imágenes publicitarias puede llevar a una autoevaluación negativa y a una baja autoestima
Cada año, cuando se empiezan a acercar los meses de verano, las campañas publicitarias que nos dicen cómo tienen que ser nuestros cuerpos se convierten en una auténtica avalancha. Desde aceites anticelulíticos a batidos para sustituir comidas o entrenamientos exprés: todo vale para generar presión sobre nosotras.
Estos anuncios buscan hacer caja a partir de la idea de que no solo todo el mundo puede conseguir ese supuesto cuerpo 10, sino que, en nuestro caso (el de las mujeres) ni siquiera es una opción: es una obligación. Por supuesto, más allá del rédito económico que consigan unas u otras empresas, todo esto deja un poso que impacta de manera profunda en cómo percibimos nuestra propia imagen. La presión por alcanzar estas normas estéticas no solo genera insatisfacción y baja autoestima, sino que también puede desencadenar problemas de salud mental.
La constante exposición a cuerpos idealizados y perfectos en la publicidad puede generar un impacto altamente negativo en la autoestima y la autoimagen de muchas personas, especialmente en aquellas que se sienten muy alejadas de esos estándares propuestos.
Las mujeres en la publicidad: ¿reclamos irreales?
El papel de la mujer en la publicidad ha evolucionado con el tiempo, pero sigue estando cargado de estereotipos y roles tradicionales. Desde la madre y ama de casa perfecta hasta la mujer objeto, la representación femenina en la publicidad ha sido (y es) un reflejo de las normas sociales de cada época. Hoy en día, aunque existe una tendencia al alza que muestra otros cuerpos, persisten las imágenes que refuerzan estereotipos dañinos.
Cuestionar los mensajes transmitidos y examinar su impacto en la percepción de la belleza y del cuerpo es fundamental. La industria publicitaria tiene la responsabilidad de promover una representación más diversa y realista de la belleza, alejándose de los estándares perjudiciales que han prevalecido durante tanto tiempo.
Para hacer una radiografía lo más completa de este tema, hemos recurrido a Sandra Navó, psicóloga (COPC.3744), psicoterapeuta integrativa-relacional y nutricionista-dietista (CAT.00106) especializada en alteraciones alimentarias y trastornos alimentarios y de la imagen corporal causados por estrés, desregulación del sistema nervioso, ansiedad, trauma de apego y heridas emocionales de la infancia. Podéis encontrarla en @sandranavo_psiconutri.
El lado oscuro del verano
Llega el verano y para mucha gente es sinónimo de felicidad: calor, tiempo de ocio, vacaciones, piscina, terracitas… Sin embargo, también es una época complicada para muchas de nosotras, ya que nos sentimos más impactadas que nunca con lo que se espera de nuestros cuerpos. La ropa de verano y los trajes de baño a menudo nos hacen sentir ansiedad y estrés.
Todo parece estar milimétricamente calculado para que nos sintamos mal con nosotras mismas. Según explica Navó, «muchas mujeres reportan sentirse insuficientes al no cumplir con los estándares corporales promovidos por la sociedad y los medios de comunicación, al ver en Instagram a influencers que parecen tener cuerpos perfectos sin esfuerzo».
Es este constante impacto el que nos pone ante el espejo para plantearnos nuestra propia apariencia, compararnos y, finalmente, sentirnos fatal. No es ninguna exageración: caer en un ciclo de autocrítica y desvalorización es fácil. Hay colectivos más vulnerables, como las adolescentes y mujeres jóvenes, así como quienes tienen antecedentes de trastornos alimentarios o problemas de salud mental, pero, al final, nos puede pasar a cualquiera.
Según diversas investigaciones, las mujeres que han experimentado traumas en su infancia o adolescencia pueden ser especialmente vulnerables a desarrollar trastornos de la conducta alimentaria (TCA) como respuesta a la presión social sobre la imagen corporal.
La dicotomía de las redes sociales: presión estética vs. aceptación corporal
¿Qué pasa cuando incluimos a las redes sociales en esta ecuación? Según explica Navó, tanto Instagram como Tik Tok (por citar las que más amplifican estos mensajes) ejercen esta presión mostrando constantemente imágenes de cuerpos perfectos. Cuando hace unos días, precisamente a través de nuestro perfil, nos contabais cómo os llegan estos mensajes en vuestra vida cotidiana, muchas mencionabais la publicidad en farmacias, perfumerías y marquesinas del bus, pero también todos esos anuncios que “se cuelan” mientras estás viendo stories tranquilamente: consigue un cuerpo 10 en una semana, reto para desinflamar, deshazte de los michelines para siempre…
¿Se pueden usar las redes de manera constructiva? Sandra no lo duda: “Existen cuentas y movimientos que promueven la positividad corporal y la aceptación mostrando cuerpos diversos y reales. Seguir cuentas que celebren la autenticidad puede contrarrestar esa negatividad, así como enseñar tanto a nuestras hijas como a nosotras mismas a ser críticas con las imágenes que consumimos”.
Este enfoque se centra en aceptar nuestro cuerpo tal como es, sin tratar de cambiarlo o mejorarlo constantemente. Nos invita a dejar de poner el foco en la apariencia física para enfatizar en lo que nuestro cuerpo es capaz de hacer y cómo nos sentimos con ello. Por ejemplo, ver a una persona que comparte sus cicatrices, estrías o celulitis como una muestra de lo que es real puede ser increíblemente liberador y motivador. Nos recuerda que todos los cuerpos son válidos y que la perfección que vemos en los medios no es la norma, sino una construcción artificial.
Operación bikini: ¡es una trampa!
No son pocas las mujeres que, con la idea de poder lucir ese supuesto cuerpo perfecto comienzan dietas muy restrictivas, ayunos o rutinas de ejercicio extremo cuando se acerca el verano. Según la experiencia en consulta de Navó, muchas de estas pautas tratan de conseguir resultados muy visibles en muy poco tiempo (algo realmente difícil), por lo que muchas mujeres acaban metidas en una espiral de frustración y culpa.
Este ciclo no solo puede dañar su cuerpo, sino que también afecta a la salud mental y puede ser el detonante para desarrollar o empeorar un TCA. “Es común que eviten actividades como ir a la playa o la piscina porque no se sienten cómodas con su cuerpo, independientemente de su tamaño y forma corporal. Esto muestra cómo la presión de la imagen corporal no discrimina y afecta a mujeres de todas las complexiones”, aclara.
De hecho, estos trastornos cuentan más de nuestra historia personal que de nuestra apariencia en sí: “Si desde pequeña has escuchado comentarios negativos sobre tu apariencia, peso o personalidad por parte de la familia y amigos, puede que al crecer hayas internalizado tanto esas críticas que sientas que debes esforzarte constantemente para ser aceptada y valorada”, explica.
Las dietas conocidas como milagro o rápidas suelen sufrir el temido efecto yoyó: el peso perdido se recupera rápidamente, a veces “con propina”. Es un ciclo que, más allá de ser frustrante y alimentar la culpa, también puede tener graves consecuencias para la salud metabólica y hormonal.
Cuando nos sometemos a este tipo de prácticas, nuestro cuerpo entra en modo supervivencia. “Este proceso puede llevar a una pérdida de masa muscular, disminución de la densidad ósea y un debilitamiento general del sistema inmunológico, haciéndonos más susceptibles a enfermedades”, observa la psicóloga y nutricionista. Pero no son los únicos riesgos: problemas digestivos, desequilibrio electrolítico, irritabilidad, depresión.
#SinFiltros: ¿la rebelión de los cuerpos femeninos?
Todas estamos de acuerdo en que desarrollar una imagen corporal positiva hoy en día es todo un challenge. Son demasiados estímulos como para permanecer impasible a todos ellos. ¡Pero es posible!
Haciendo frente a la «operación bikini»
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Sandra nos pide que comencemos preguntándonos cómo nos afecta el entorno (por ejemplo, lo que vemos en redes sociales). Puede que, pensándolo detenidamente o examinando tus decisiones a la hora de comprar ropa o cómo te hablas ante el espejo, te des cuenta de que te está calando de forma dañina.
La experta nos pide que practiquemos la autocompasión y aceptación. “Esto implica tratarnos con la misma amabilidad y comprensión que ofreceríamos a una amiga”, indica.
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Quizá es hora de hacer varios unfollows (o incluso alejarse de las redes) para meter la cabecita en esas comunidades preciosas que celebran la diversidad corporal y promueven mensajes positivos.
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Esto nos ayudará a cambiar el foco: no importa su apariencia, sino todo lo que nuestro cuerpo puede hacer. Participar en actividades que nos hagan sentir bien, como entrenar fuerza, nos hará sentir mejor y respetar nuestro cuerpo.
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Comienza desde la infancia. Para ti ya es tarde, ok, pero difunde el mensaje entre tus hijas, sobrinas… Haz que crezcan en un ambiente libre de prejuicios y que sean críticas con todas esas imágenes irreales que nos abruman.
Tú también puedes ser modelo: un modelo a seguir. Imagina a una madre que, en lugar de criticar su propio cuerpo frente a sus hijas, habla sobre lo agradecida que está por todo lo que su cuerpo puede hacer, como abrazarles o correr en el parque. Este tipo de actitud puede influir positivamente en cómo sus peques ven sus propios cuerpos y fomentar una autoimagen saludable.
Sanando desde adentro: un enfoque compasivo
Es muy fácil la teoría pero, ¿también lo es la práctica? Le hemos pedido a Sandra que, para terminar, nos ayude -de forma general- a encontrar esas estrategias que nos permitan reconciliarnos con nuestro cuerpo. Aquí van sus recomendaciones:
Cómo reconectar con tu cuerpo
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Dedica un tiempo a comprender y gestionar tus creencias profundas, emociones subyacentes y heridas emocionales que te llevan a adoptar estos comportamientos.
¿Necesitas ayuda? Haz terapia: busca una terapeuta que te acompañe en este proceso de validar tus experiencias, entender tus emociones, sanar tus heridas… Desde un enfoque compasivo y sensible al trauma. Es un viaje, pero merece la pena. “Soy testigo a diario de cómo mujeres con años de sufrimiento con las dietas y con su imagen corporal se recuperan y pueden vivir en paz con ellas mismas, con su cuerpo y con la comida” asegura Navó.
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Adopta un enfoque holístico hacia tu salud. ¿Qué quiere decir esto? Que dejes de obsesionarse con el peso o la talla para darte cuenta de cómo es tu salud. Este enfoque incluye una alimentación equilibrada y completa, movimiento respetuoso, gestión de las emociones, descanso adecuado y manejo del estrés.
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Autocompasión y autoaceptación. Esto implica algo tan sencillo y tan difícil como ser amables con nosotras mismas, reconocer nuestros esfuerzos y logros sin juicios negativos.
Cuaderno de vacaciones: ejercicios prácticos
Cómo fomentar un autodiálogo positivo
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Ejercicio práctico de autocompasión
Cada noche escribe tres cosas que te gustan de ti misma. Pueden ser aspectos de tu personalidad, logros del día o características físicas que aprecias. Este ejercicio nos ayuda a poner el foco en lo positivo y a desarrollar una relación más compasiva con nosotras mismas.
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Ejercicio práctico de aceptación corporal
Delante del espejo, prueba a agradecer a cada parte de tu cuerpo lo que hace por ti: “gracias a las piernas que me llevan a todas partes”, “gracias a mis brazos que me permiten abrazar a mis seres queridos”.
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Meditación de autoaceptación
Busca un lugar tranquilo, cierra los ojos y comienza a centrarte en tu respiración, inhalando y exhalando. A medida que tu sistema nervioso se va calmando, imagina una luz cálida en el centro de tu pecho que se va expandiendo y trae aceptación y gratitud. Puedes repetir afirmaciones positivas como “soy suficiente tal como soy”, “aprecio todo lo que mi cuerpo hace por mí”. Poco a poco, estos mensajes se van integrando dentro de ti y vas haciéndolos tuyos, mejorando así tu autoestima.