Si pasas de piñas y lo tuyo son las citas Tinder, estos consejos para afrontarlas te interesan

Desde la elección del ‘outfit’ hasta cómo manejar la conversación y los nervios, pasando por la importancia de la seguridad: te contamos cómo superar con éxito ese primer encuentro en persona con tu ‘match’

septiembre 6, 2024 Escrito por Sara G. Pacho

Redactora de Bloom especializada en salud femenina, estilo de vida y feminismo. Licenciada en Sociología por la Universidad de Salamanca y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Máster en Comunicación como Agente Histórico-Social, especialidad en Lenguaje Audiovisual por la Universidad de Valladolid.

Revisado por Silvia Laporta, psicóloga sanitaria, terapeuta EMDR y familiar. 

La era digital que nos ha tocado vivir ha venido a ponerlo todo patas arriba para hacerse con ello: desde cómo escuchamos música a cómo estudiamos, buscamos trabajo o hacemos una transferencia bancaria. Por supuesto, las citas no se han quedado atrás, a pesar de alguna corriente reciente que apuesta por ligar cara a cara, piña en carro mediante. 

Tinder, la reina indiscutible de las aplicaciones de citas, se lanzó en 2012 y desde entonces ha sido el escenario de millones de matches. Es la app de ligar más descargada y actualmente, según Statista, cuenta con 80 millones de usuarios en todo el mundo.

Sí, tenemos acceso a un catálogo infinito de posibles parejas, pero también estamos más expuestas a la fatiga por swipe, al ghosting y, en general, a pasarnos con las expectativas y creernos que estamos en una especie de videojuego donde podemos elegir a nuestro partner in crime a demanda. Así, es muy habitual que cuando decidimos dejar la pantalla a un lado y plantear el ansiado encuentro cara a cara nos devoren los nervios.

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Ligar a través de una app supone que el preludio de la cita sucede 100% online, a través de pantallas, emojis, quizá algún selfie cuidadosamente seleccionado. Esto nos ofrece las dos caras de una misma moneda: por una parte, podemos sentiros más seguras de que vamos a encontrarnos con alguien con quien ya hemos visto que hay cierta conexión. Ha pasado la prueba y tú has pasado la suya. Todo ok.

Sin embargo, ese paso de la virtualidad a la realidad nos puede dejar en una situación más vulnerable. Por chat podemos pensar bien la respuesta que damos, releer lo que nos dice… Hay una mayor sensación de control. Eso en el cara a cara se pierde: llega el momento de ser espontánea, dejarse llevar, mantener los nervios a raya y, en definitiva, comprobar si la conexión presencial corrobora la digital. 

¿Cómo prepararse para una primera cita Tinder?

Como sabemos que enfrentarse a una primera cita nos acelera las pulsaciones y más si se trata de encontrarnos con alguien a quien no hemos visto nunca en persona, le hemos pedido ayuda a Silvia Laporta, psicóloga sanitaria, terapeuta EMDR y familiar. 

‘Quick tip’: antes de la cita, tómate un momento para relajarte y recordar que es solo una salida más. No es necesario que todo salga perfecto. La mejor mentalidad es la de la curiosidad: estás ahí para conocer a alguien y pasar un rato agradable. 

  1. Lo primero que tenemos que aprender a manejar son las expectativas

    Es fácil dejarse llevar por la idea de que la persona con la que has estado hablando durante días (o semanas) se va a convertir en alguien especial (sobre todo si últimamente te has enfocado mucho en buscar pareja). Después de todo, si la conexión online ha sido tan buena, ¿por qué no lo va a ser en persona? Laporta nos dice que tener expectativas ante algo que va a pasar es perfectamente normal, sin embargo nos aconseja: “Quizá sea más acertado en este caso preguntarte qué quieres tú o qué estás buscando”. Es decir, si lo que pretendes con esta cita Tinder es conocer más a esa persona y charlar, lo ideal es proponer un lugar adecuado para que se dé esa situación, como una cafetería, un parque, una terraza… En lugar de una discoteca, por ejemplo.

     

    Tampoco está de más, añade la psicóloga, estar alineadas con las expectativas de la persona con la que vamos a quedar. No se trata de definir qué va a salir de ese encuentro, sino cómo queremos que sea esa cita, ese día concretamente.

  2. Dediquemos un momento a una pequeña frivolidad que puede hacer que te sientas más cómoda en tu cita: el outfit

    La realidad es que la apariencia es una carta de presentación y también una manera de sentirnos seguras. No se trata de que te pongas en plan ‘Sexo en Nueva York’ a elegir tu look durante toda la tarde con tus amigas mientras bebéis cosmopolitans (¿o sí?), sino de elegir aquello con lo que te veas bien y te sientas tú misma. Un look casual, con un jean, una camiseta chula y maquillaje natural es perfecto para ir a tomar un café o dar un paseo si es como sueles vestirte en tu día a día.

  3. La elección del lugar

    Lo mejor es optar por un lugar público, tipo un bar o una cafetería de moda, donde pueda fluir la conversación y que no resulte intimidante para ninguna de las partes. A no ser que lo que os haya unido sea la pasión por la alta gastronomía, es aconsejable evitar cenas elaboradas o restaurantes exóticos. Ya habrá tiempo si la cosa funciona.

    Lo ideal es que se trate de un espacio neutro, donde ambos os sintáis en igualdad de condiciones.

    No olvides informar a alguna amiga o familiar de dónde vas a estar. No tiene que pasar nada raro, pero, tristemente, las mujeres tenemos que activar ciertos mecanismos “por si acaso”.

  4. ¿De qué hablamos?

    Esto dependerá de qué temas hayamos tratado antes de ese encuentro para ir un poco en esa misma sintonía. Por lo general, es mejor no entrar en temas demasiado profundos o potencialmente polémicos como la política o la religión, aunque si es importante para ti conocer de qué pie cojea, puedes intentar, de forma sutil, averiguarlo.

     

    Laporta nos recomienda que aprovechemos para saber más acerca de lo que nos interesa de esa persona como potencial pareja. Pero, ¡ojo! No estáis en una entrevista de trabajo: no se trata de disparar preguntas a lo loco ni tampoco de presumir de currículum. A veces, la mejor manera de mantener una conversación es simplemente estar presente y genuinamente interesada en lo que la otra persona tiene que decir.

    No te olvides de escuchar y fíjate si la otra persona también te escucha o solo espera que acabes para que sea su turno (red flag).

  5. Fin de la cita

    Al más puro estilo First Dates, cuando se acerca el momento de la despedida puede que, si has estado a gusto, sientas ganas de demostrarlo de alguna manera, o te preguntes si os vais a volver a ver.

     

    A veces estas preguntas sobran porque es evidente, pero cuando hay alguna duda y a ti realmente te interesa, lo mejor es ser honesta y expresarlo de la forma más casual del mundo, tanto para decir que te has sentido bien y te gustaría repetir, como para señalar que la conexión no ha sido como esperabas. Sinceridad y amabilidad. No aceptes otra cosa tampoco. Tampoco es necesario firmar nada en ese momento: si el presidente del Gobierno se tomó 5 días de reflexión, ¿no puedes tú dedicar un tiempo a pensar en esto?

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No te castigues si la cita no fue perfecta o no salió como esperabas. Al final todo son experiencias que quizá te ayuden en el futuro. 

Señales que sí y señales que no

Ojito con este último punto: Laporta nos recuerda que las personas pueden mostrar interés de maneras muy variadas. Puede que te diga que se muere por volver a verte y jamás vuelvas a recibir ni un mensaje (red flag) o que se muestre más tímidx a la hora de proponer un nuevo encuentro pero te envíe algún vídeo relacionado con algo que habéis hablado, una foto que le ha recordado a ti, etc. Hay pequeños gestos que son muy reveladores, y no debemos menospreciarlos (ni para bien ni para mal).

Por otro lado, si nuestra cita muestra cierta ambivalencia, si tiene cambios en su forma de ser, intermitencia y, en definitiva, nos hace sentir incómoda, claramente ahí no es. “Por ejemplo, si le he contado algo íntimo de mí o algo que me preocupa y esa persona lo utiliza para bromear con ello, me hará sentir mal”, comenta la experta.

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¿Miedo al rechazo?

Las relaciones humanas se nutren del vínculo con los demás y eso nace de la aceptación del otro. La posibilidad de ser rechazadas existe en todas nosotras, por lo que, según nos ha explicado nuestra psico colaboradora, no tenemos más remedio que aceptarlo y vivir con ello. Eso sí: separando ese rechazo de nuestra identidad. A esa persona no le hemos encajado, pero eso no significa que no seamos válidas.

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