Las barreras en la salud sexual de mujeres lesbianas, bisexuales y trans: “No existimos”

Varias mujeres denuncian las carencias en materia de información y atención en salud sexual que viven por su orientación sexual e identidad de género

marzo 24, 2023 Escrito por Ana Rojas

Investigación social y análisis de datos. En Bloom escribo sobre género, derechos y salud.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

¿Depende la atención e información en materia de salud sexual que recibes de tu identidad de género u orientación sexual? Es posible: la mayor parte de mujeres que han indicado a Bloom que su educación sexual es muy mala o regular son mujeres trans (33%) homosexuales (34%) y bisexuales (34%). 

Y es que la información que recibimos está atravesada por una “concepción heteronormativa de la sexualidad”, según ha llegado a señalar a Bloom la ONG Adhara. De hecho, la FELGTBI+ denuncia una falta preocupante de atención especializada en salud sexual para mujeres Lesbianas, Trans y Bisexuales (en adelante LBT).

“No te dan información sobre prevención o hábitos de salud sexual cuando hay muchas ITS [Infecciones de Transmisión Sexual] que se transmiten en las relaciones sexuales entre mujeres si no se toman las medidas de precaución adecuadas”, expone Tatiana Casado, coordinadora del Grupo de Políticas Lésbicas de la Federación Estatal LGTBI+.

En Bloom hemos hablado con diferentes mujeres lesbianas, bisexuales y trans para entender qué diferencias hay en el acceso a información y atención en materia de salud sexual, con el fin de analizar cuáles son sus potenciales riesgos y qué retos quedan aún pendientes para una verdadera igualdad social.

La mayor parte de mujeres que han indicado a Bloom que su educación sexual es muy mala o regular son mujeres trans (33%) homosexuales (34%) y bisexuales (34%).

Desatención en salud sexual para mujeres lesbianas y bisexuales

A pesar de las diferencias y particularidades presentes a la hora de desarrollar relaciones fuera del esquema heteronormativo, factores como la orientación sexual y la identidad de género no están aún recogidos en la mayor parte de estadísticas y estudios de salud nacionales, por lo que es realmente complejo aproximarse a las necesidades específicas, problemáticas y desigualdades presentes en la salud de la población LBT en España. 

Existen algunas investigaciones que indican diferencias en la morbilidad de algunas enfermedades; por ejemplo, en mujeres lesbianas y bisexuales se ha registrado una mayor prevalencia de patologías asociadas la salud sexual, como el cáncer de cérvix, además de un mayor riesgo de no acceder a servicios de cribado de cáncer.

“A mi mujer le dijeron que al ser lesbiana no hacía falta que se hiciera citologías y no es un caso aislado”, explica Casado. “Cuando dices en ginecología que tienes sexo con mujeres dan por hecho que no existe penetración ni por tanto los riesgos asociados, cuando no es así”, asegura.

mujeres lesbianas ginecologo

Un patrón que parece reiterado en el sistema de salud, según indica a Bloom la matrona y sexóloga Laura Cámara: “Muchas veces la historia clínica va enfocada a la mujer con relaciones heterosexuales y no se pregunta por otras posibilidades, no se informa de los riesgos que tiene una mujer en otro tipo de relaciones. Por ejemplo, la prevención de muchas ITS no se hace correctamente porque no se informa del riesgo que tiene el contacto entre genitales. El sexo entre mujeres tiene también riesgos y parece que cuando hacemos prevención no les hablamos a ellas, porque solo hablamos de preservativo”, apunta Cámara. 

“Ni en mi ginecólogo ni en ningún sitio había escuchado hablar del VIH. Siendo lesbiana puedes contraer ITS como hepatitis, gonorrea, sífilis… pero no hay información dirigida a las mujeres”, expone a Bloom la activista Irene A. Zicallo.

“En el caso de las mujeres se tiende a pensar que con píldoras anticonceptivas no te pasa nada por la heteronorma que existe. Lo poco que se hace no es suficiente, la salud sexual va más allá de la salud física y la protección, también está la comunicación con la pareja sexual, pero solo se enseña el preservativo y eso pone carga en la espalda de las mujeres, que son muchas veces las responsables en los encuentros sexuales”, añade. 

mujeres lesbianas ginecologo

Es absolutamente inexistente la información sobre salud sexual en el caso de las mujeres bisexuales o lesbianas. A mí me surgen muchas dudas porque sé que existe el preservativo femenino, pero supongo que hay muchas prácticas que quizá no se pueden hacer, sobre todo ante cosas como el VPH [Virus del Papiloma Humano]. En una relación heterosexual, el tipo, aunque se ponga el preservativo, lo puede transmitir y no solo con la penetración”, indica Emilia, mujer bisexual.

“También me da un poco de pudor resolver estas dudas, ¿a quién le voy a preguntar? ¿a la ginecóloga? Es que es muy raro. Se ha obviado durante tanto tiempo que las mujeres se pueden acostar con otras mujeres que creo que está muy soterrada toda esta información”, añade.

A raíz de estas denuncias surge el interrogante de si la desatención y falta de información a mujeres LBT es una problemática estructural, producto de la LGBTIfobia.

“Supongo que es algo que no se puede generalizar, pero sí creo que la atención ginecológica carece en general de este enfoque de la diversidad sexual. Esto es un reflejo de la sociedad en general y de la medicina en general también. Quizás en la atención ginecológica es algo más llamativo porque de alguna forma deberíamos estar mejor formados en este aspecto. Sí creo que ahora mismo es una cuestión que depende del profesional que te encuentres y  su formación en interés personal en este tema”, expresa Cámara.

mujeres LTB salud sexual

La asunción de la heteronormatividad se evidencia en consulta, pero se fundamenta en las carencias de la educación sexual en su conjunto.  “Yo como mujer lesbiana no accedí a información sobre mi salud sexual en relación a sexo no heteronormativo hasta prácticamente dejar la adolescencia. Durante esa época no había esa posibilidad de, siendo mujer, tener sexo con otras mujeres, ni es algo de lo que se me habló desde mi núcleo familiar ni desde el instituto”, señala María, mujer lesbiana.

“La principal barrera es no haber tenido contacto con esa información en la juventud temprana, que es una etapa clave para desarrollar tus gustos y deseos. No rodearte de personas que te permitan poder hablar abiertamente de ello hace que no solamente te metas más en el armario, sino que tengas contacto con esto muy tarde”.

Discriminación y violencia contra las mujeres trans

Existe una mayor discriminación en el caso de las personas trans, además de elevadas tasas de violencia interpersonal y menores tasas de aseguramiento médico que en personas heterosexuales o LGB.

Las mujeres trans, en concreto, tienen una peor percepción de su estado de salud y más de la mitad ha retrasado en alguna ocasión acudir a un recurso sanitario; el 44%, por miedo a ser juzgadas por el profesional sanitario y el 41%, debido a la falta de confianza en el sistema sanitario en sí, según registra el Ministerio de Sanidad. A nivel global, cabe destacar que, a pesar de la desatención sanitaria, las mujeres trans tienen una mayor prevalencia de ITS como el VIH (de hasta el 19%).

mujeres trans salud sexual

“Para muchas personas trans el hecho de ir al médico supone enfrentarse a la ansiedad y al temor de ver cómo te van a mirar, qué prejuicios te vas a encontrar o si te van a atender de forma correcta”, expone Anna de Nicolás, coordinadora del grupo de Políticas Trans de la FELGTBI+. Según esta entidad, hasta el el 50% de personas trans retrasa o anula sus citas médicas para evitar la discriminación. “A mí misma, en una ocasión, se negaron a atenderme hasta tres profesionales y uno insinuó que podía tener VIH por ser trans”, manifiesta Anna. 

La falta de una atención adaptada es más evidente en estos casos, según indica Cámara. “Sobre la atención a personas trans es todavía más terrible. En mi caso no tengo demasiada experiencia. Porque en todo caso lo que he atendido son hombres trans que tienen vagina. En este caso creo que poco se habla de los efectos de los tratamientos y hormonación sobre la vagina, el clítoris y en general la sexualidad”, señala la experta. 

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Para muchas personas trans, el hecho de ir al médico supone enfrentarse a la ansiedad y al temor de ver cómo te van a mirar, qué prejuicios te vas a encontrar o si te van a atender de forma correcta

Anna de Nicolás, coordinadora del grupo de Políticas Trans de la  FELGTBI+
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“Soy lesbiana y trans y me encuentro con una barrera aún más gorda porque no se plantea en la salud reproductiva el hecho de que la mayoría de personas trans para transicionar nos quedemos estériles y pasamos por muchísimos cambios en nuestra salud sexual. La gente no entiende que eso es por la hormonación y que, si tienes vagina, el clítoris se te desarrolla más, o en mi caso, al tener pene y tomar hormonas, mucha funcionalidad sexual cambia por completo”, señala Alejandra.

“Las personas cis pueden entendernos, pero nunca van a sentir lo que se siente cuando no te tratan como quien eres en tu propio cuerpo. No puede ser que el profesional no me trate por mi nombre porque no quiera. He pasado por entrevistas en las que he salido llorando, donde me he sentido humillada y despersonalizada. Eso es violencia y estigma contra las personas LGTB+, a nivel de salud seguimos siendo muy maltratadas”, añade. 

La falta de información y el estigma existente hace que las personas trans encuentren más dificultades a la hora de informarse sobre salud sexual. De hecho, la mayoría de mujeres trans declaran nunca haber sido informadas sobre educación sexual y, tanto estas como las personas no binarias, se informan más habitualmente por internet y menos a través de redes oficiales o cercanas.

Por ejemplo, mientras que el 19 % de las mujeres cisgénero acude a un profesional sanitario para informarse, apenas el 5% de las mujeres trans elige esta misma vía. Además, estas últimas recurren a sus amigas y amigos un 18% menos (únicamente en el 10% de casos) que las personas cis y las personas no binarias (estas últimas, un 12% menos). Estos datos han sido recabados por el Observatorio de Salud Femenina de Bloom.

«Me produce bastante malestar que aún hoy, en círculos LGB, en entornos de chicos gays o chicas lesbianas, toda la conversación del sexo y la salud sexual se centre en el pene y el ano en el primer caso y únicamente en la vagina en el segundo. Me parece que se deja mucho de lado y que solo nos hace sentir más excluidas a las personas trans», apunta Alejandra.

Las mujeres trans tienen una peor percepción de su estado de salud y más de la mitad ha retrasado en alguna ocasión acudir a un recurso sanitario; el 44% por miedo a ser juzgadas por el profesional sanitario y el 41% debido a la falta de confianza en el sistema sanitario en sí, de acuerdo con el Ministerio de Sanidad.

Riesgos asociados a la falta de información y educación sexual

Una falta de información sobre salud sexual afecta inevitablemente a la percepción del riesgo en las relaciones sexuales. En los últimos años, cabe destacar el crecimiento generalizado de prácticas de riesgo y el decrecimiento del uso de métodos de barrera, al mismo tiempo que más del 70% de mujeres consultadas por Bloom en todo el territorio nacional califican su educación sexual como regular (41%) o muy mala (29%). Nuestro estudio también certifica que las mujeres que señalan tener una educación sexual deficiente utilizan menos los métodos de barrera y casi un 7% dicen no haber utilizado nunca. 

También resulta revelador cómo esta percepción de riesgo decrece en el desarrollo de prácticas sexuales que no implican penetración vaginal, como el sexo oral, donde casi más del 80% no utilizan protección. Cabe destacar que la mayor parte de mujeres desconoce la existencia de barreras bucales (el 78% no las conocían) y que el preservativo vaginal es casi un 23% menos conocido que el denominado preservativo masculino.

salud sexual mujeres trans

La falta de educación sexual implica prácticas sexuales de riesgo por falta de información sobre prevención y hábitos, también una atención sanitaria insuficiente por evitar salir del armario, enfrentarte a prejuicios y asunciones erróneas sobre prácticas sexuales que no impliquen penetración o sexo con varias personas a la vez… Todo esto hace que normalices situaciones de discriminación, lo cual genera mucha frustración, entre otras consecuencias emocionales”, indica María. 

La matrona y sexóloga Laura Cámara señala también algunas consecuencias y riesgos en la falta de información inclusiva en la salud sexual: “En primer lugar, tener menos información que el resto, porque parece que la información general sobre prevención y buenas prácticas en sexualidad no la dirigimos a ellas. Seguramente hay un déficit de información de base y si, además, los espacios sanitarios no son friendly en este sentido, pues todavía peor. Una mujer LBT debe poder preguntar, ser atendida y comprendida según sus necesidades y su realidad. Esto a veces no pasa porque o no se contempla esta realidad, o se las juzga y malentiende” indica Cámara.

“Quiero pensar que esto no es así siempre y que hay buenos profesionales atendiendo, pero también sé que sería una utopía pensar que todos los profesionales sanitarios están bien formados en sexualidad y sobre todo en diversidad sexual. Esto puede hacer que estas personas tengan una sexualidad menos saludable y con más factores de riesgo».

Laura Cámara, sexóloga y matrona

Retos futuros pendientes 

Entre los desafíos que presenta abordar las carencias en materia de salud sexual de las mujeres LBT se encuentra una mayor diversidad sexual en la atención de la misma y una mayor sensibilización y representatividad de estas en las estrategias de sensibilización. Únicamente el 3,94% de las campañas de educación sexual incluyen a mujeres en las mismas y solo el 2% se dirigen a ellas.

La inclusión de mujeres lesbianas y mujeres trans es todavía menor: solo se integran en un 0,7% de las campañas. “Quedan fuera muchos aspectos relativos a nuestra salud sexual al borrar o ignorar las especificidades de nuestra sigla. No existimos en los folletos de prevención de ITS”, revela Mellado.

Únicamente el 3,94% de las campañas de educación sexual incluyen a mujeres en las mismas y solo el 2% se dirigen a ellas. La representatividad de mujeres lesbianas y mujeres trans es todavía menor, por debajo del 1%.

“Las mujeres LTB tenemos el derecho a recibir un tratamiento adecuado y acorde a nuestras circunstancias y no se puede seguir consintiendo que día tras día tengamos que enfrentarnos a los prejuicios de algunos profesionales sanitarios. Reivindicamos una mayor formación del personal sanitario en general y a los especialistas en ginecología y urología en particular para que las mujeres LTB podamos disfrutar de nuestro derecho a una salud integral y tengamos una atención sanitaria que responda a nuestras necesidades reales”, defiende Alicia Martín, representante del Grupo de Salud Sexual de la FELGTBI+.

«Para nosotras lo más importante es que los profesionales puedan ofrecer una atención adaptada a las realidades y a las letras del colectivo”, indica a Bloom. 

Se destaca también la importancia de un cambio de enfoque a nivel general en la educación sexual. “Tiene que ver todo con temas de educación, a todos los niveles. No puede ser que en coles e institutos la educación sexual solo sea cishetero y muy básica, con poco interés para que la gente pueda aprender y tener curiosidad sobre ciertas cosas. Eso hace que se empiecen a generar estigmas”, manifiesta Alejandra. 

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